Que Stranger Things es una serie de éxito es algo que nadie puede negar hoy día. Sus fans se cuentan por millones y abarcan colectivos de lo más heterogéneos. En resumen: ha sido uno de los grandes aciertos de Netflix.
Por ese motivo, resultaba casi inevitable que tarde o temprano acabara hablando de ella en el blog. Entre otras cosas, porque considero que de esta serie podemos aprender (y mucho) para implementarlo en el oficio de escribir.
Así pues qué, ¿nos damos una vueltecita por El Mundo del Revés? ;)
ADVERTENCIA:
Algunos de los comentarios del artículo que ahora lees pueden contener spoilers de la T1 de esta serie (marcados en rojo). Leedlo bajo vuestra responsabilidad.
1. El valor de lo cotidiano
Unos de los puntos fuertes de Stranger Things es el escenario en el cual acontecen la mayor parte de los sucesos de la trama. Dicho lugar es la tranquila y retirada localidad ficticia de Hawkins (Indiana), un pueblo agrícola y pacífico que vive en su feliz ignorancia.
Esta serie demuestra que no es necesario viajar a Nueva York ni a Londres para conseguir un buen escenario para nuestras historias. El propio municipio en el que habitamos puede perfectamente albergar cualquier cosa que salga de nuestra mente si sabemos darle el uso adecuado.
Vista de Hawkins, zona comercial |
O simplemente servir de inspiración para crear un escenario inventado pero a la vez cotidiano y realista. En caso de Hawkins, nadie dudaría si se lo dijeran de la existencia de dicha ciudad: es un lugar común y corriente que bien pudiera ser real en nuestro mundo.
Y ahí radica la segunda virtud de usar estos escenarios cercanos: el aire de cotidianidad que aportan. Se trata de escenarios versátiles que el lector puede fácilmente identificar con lugares cotidianos, algo muy positivo en el caso de las novelas, pues nos ayuda a mantener ese pacto entre autor y lector que se basa en la credibilidad del primero por los hechos que le cuenta el segundo.
Dicho más sencillamente: ambientar nuestras historias en un escenario real (o ficticio inspirado) aporta verosimilitud a lo que podamos narrar en ellas.
2. Worldbuilding
Pero amigos míos, usar escenarios ya existentes no nos exime de la responsabilidad de re-diseñar el mundo para adecuarlo a nuestras necesidades y a las de la historia que queremos contar.
El worldbuilding, como no me canso de repetir desde hace ya más de dos años, es la llave maestra de la literatura de género y tenemos la obligación de saber darle uso para confeccionar historias maravillosas.
Y sí, en Stranger Things el worldbuilding está muy presente; tanto, que casi me atrevo a decir que es uno de los principales atractivos de la serie. Al menos para mí. ¿O es que acaso crear una dimensión paralela no os parece una idea genial para implementar worldbuilding?
Mis próximas vacaciones serán por esta zona |
The Upside Down tiene un diseño precioso que retuerce la realidad creada (Hawkins) y la convierte en algo nuevo, tan fantástico como retorcido y monstruoso.
Se trata de una realidad-parásito, alternativa a nuestro mundo, que cuenta con sus propias leyes y su propio ecosistema, sobre el cual podemos especular ampliamente porque los guionistas no nos dan demasiadas pistas sobre su funcionamiento exacto.
3. Tramas paralelas con un nexo común
En las novelas de fantasía, tal vez por influencia de los últimos grandes éxitos del género, cada vez es más común encontrar historias compuestas por varias tramas, cada una de ellas llevada por un grupo de personajes distinto.
También encontramos algo parecido en esta serie, que está narrada desde lo que podríamos denominar tres PoV principales: los adultos, los jóvenes y los niños, siendo este último grupo el más nutrido.
Angelitos... |
Los protagonistas de Stranger Things son una pandilla de adorables retoños ochenteros amantes del rol que ven cómo sus vidas dan un giro inesperado cuando el mago de la pandilla desaparece de repente y estos deciden no parar de buscarle hasta dar con él.
SPOILER ALERT
A este primer grupo, se le sumará más adelante el de los adultos, compuesto por la madre del desaparecido y el jefe de policía local, quienes inician la investigación por separado de los pequeños héroes.
Y por último, serán los adolescentes, grupo compuesto por Nancy, Steve y Jonathan, quienes completen el puzzle de la búsqueda del desaparecido, si bien su contribución a la causa será más cazando al enemigo que buscando.
END OF SPOILER
Ahora bien, cuando uno se mueve con varias tramas simultáneas, es necesario darles a todas ellas nexos de unión que permitan su avance en paralelo, sino el lector se encontrará con varias historias inconexas metidas dentro de la misma novela, algo nada recomendable para historias cortas u auto-conclusivas.
Dicho nexo pueden ser pistas compartidas, interrelación entre algunos de los personajes de los grupos compuestos o, como ocurre en la serie, un hecho común y un objetivo compartido al que cada uno se aproxima por una vía distinta.
4. La noche es oscura y alberga horrores
Pero toda la serie perdería la gracia si no fuera por la atmósfera de tensión constante que se genera por el hecho de que los personajes de la misma deben enfrentarse con algo que les es ajeno y que escapa a su realidad cotidiana.
Como escritores, debemos buscar que nuestras historias tengan un desencadenante lo bastante fuerte como para encender la chispa que dará lugar a la acción (y que de paso, atrapará al lector).
¿Asustarse de un botón? ¡Tonterías! |
Los escritores de terror dominan con bastante naturalidad esta técnica, pues una de las premisas de cualquier historia de miedo consiste en sustraer un elemento cotidiano y desfigurarlo hasta convertirlo en algo monstruoso que te haga temblar al contemplarlo no ya en tu novela, sino en tu propia realidad.
Para conseguir esto, debemos contar con elementos que fracturen la realidad y que conviertan aquello que es conocido en algo peligroso. Y eso es exactamente lo que hace la aparición de una realidad paralela en Hawkins: destruye la cotidianidad y convierte el entorno, familiar y conocido, en un ambiente hostil para los personajes.
SPOILER ALERT
El elemento desestabilizador que logra la sensación de peligro constante es el demogorgon (o como lo llamo yo, la margarita encabronada). Esta criatura, si bien tiene unos hábitos de caza bastante predecibles, genera una gran inseguridad en los personajes.
Margarita encabronada ^^ |
Esto es debido a la capacidad del demogorgon para abrir portales temporales en cualquier momento y lugar. Nada le impediría aparecer repentinamente por la pared que tienes tras de ti en este preciso instante, por ejemplo ;)
END OF SPIOLER
De este modo, los entornos seguros desaparecen y la atmósfera de tensión e inminencia condiciona las pautas de comportamiento de los personajes. Y de paso, atrapa al lector, quien no puede dejar de leer viendo que la amenaza es algo continuado.
Y hasta aquí el artículo de hoy. Creo que hemos tratado muchos de los aspectos interesantes que Stranger Things puede tener para cualquiera que deseé mejorar como escritor.
Así pues, me despido por hoy y os dejo tranquilos, porque seguro que después de esto os morís de ganas de implementar lo aprendido (o de ver la serie esa de la que habla todo dios).
¡Nos leemos! ^^
Hola, Alister!
ResponderEliminarHas hecho un análisis genial de esos elementos que hacen que Stranger Things tenga tanto éxito. Excelente artículo :)
No sé si has visto la última adaptación de It, pero eso que dices sobre la atmósfera de peligro constante me sucedió también con esta película. Está claro que el tono de It y el de ST no es el mismo, pero ambas producciones logran el mismo efecto de tensión haciendo que el enemigo pueda acceder al mundo real en cualquier momento y lugar. A mí me pareció un recurso magistral, ya que el espectador no podía confiarse nunca, al contrario que en otras historias en las que el peligro siempre viene anunciado por un elemento circunstancial: la oscuridad, una invocación, un lugar concreto.
Un abrazo,
Marta
Gracias por tu comentario, Marta.
EliminarLa verdad es que no he tenido el gusto de ver It. Como he comentado alguna vez, soy muy cobarde para ver pelis de miedo (y para leer novelas de miedo). Pero sí entiendo a lo que te refieres y coincido contigo: se trata de un recurso magnífico si se sabe aplicar :)