Porque la historia no está reñida con la ficción.
Título: La espada de Occidente
Editorial: Ronin Literario
Autor: Carlos Jobani
EDICIÓN
Formato: Tapa blanda
Nº de páginas: 186
Año de edición: 2017
Precio de compra: 10€
Nº de páginas: 186
Año de edición: 2017
Precio de compra: 10€
(Puedes adquirirlo aquí)
PUNTUACIÓN: 3/5 ★★★
¿Alguna vez habéis imaginado qué es lo que pasaría si un samurái decidiera cruzar su espada con un soldado europeo? Pues con esta interesante premisa se nos presenta el último chambara de la editorial Ronin Literario: La espada de Occidente.
Esta novela, la primera publicada por Carlos Jobani, a quien entrevistamos en el blog hará ya unas semanas, transporta al lector al Japón del año 1637, momento en el que tuvo lugar un desconocido episodio de la historia del país, la rebelión campesina de Shimabara.
Así pues, las menos de doscientas páginas que forman esta novela versan mayormente sobre la intervención holandesa en dicho conflicto y el devenir del mismo, pues no en vano los acontecimientos de la historia son narrados en primera persona por el protagonista, el mestizo Johan van Evers.
Desde mi humilde opinión, La espada de Occidente es una muy buena novela histórica, rica en detalles y minuciosa, que demuestra la extraordinaria labor de documentación realizada por el autor, pues logra transportarnos hasta el ambiente del Japón del siglo XVII.
Ahora bien, aunque la novela es un no parar de acción y escenas de tensión que no permiten que el aburrimiento te alcance, el estar narrada en primera persona convierte en ocasiones en flujo narrativo en un continuo de bloques de texto donde se mezclan las reflexiones del protagonista con la descripción de los hechos.
Los diálogos no abundan. Y en las escasas escenas en las cuales tienen lugar, estos suelen ser lentos o aparatosos para el lector, sobretodo cuando se reproducen literalmente palabras o frases en japonés (transcritas a nuestro alfabeto) cuyo significado debe deducirse por contexto.
Y esto para mí ha resultado un impedimento a la hora de disfrutar plenamente de la historia. Sobre todo porque dicho protagonista me ha caído como una patada en el hígado. Ahora os explicaré por qué.
Johan, es un antiguo soldado de los Tercios de Flandes que acaba casi por azar en Japón, trabajando para la VOC (la Compañía de la Indias Orientales holandesa). Hijo de un español y una holandesa, Johan no se siente integrado en ninguna parte. Y esto, sumado a su traumático pasado de muerte y guerra, hacen de él una persona amargada y cínica.
Hasta aquí tenemos a un personaje creíble y que incluso podría caernos bien, no en vano es el enlace occidental con el lector (occidental). El problema es que este cinismo suyo es un continuo que tiñe TODA la narración. El desapego de Johan lo impregna y estrangula todo como una hiedra venenosa que duele de leer.
El tono desapasionado, mezclado con los arrebatos de orgullo español y un talante proclive a la auto-justificación de todas y cada una de las acciones desempeñadas, hace que en no pocas ocasiones uno sienta hastío de tanta queja y tan poco afán de vivir.
Vamos, que de tener delante a Johan le partía la mandíbula de una patada (aunque eso, me temo, solo provocaría un estoico encogimiento de hombros por su parte).
Así pues, si lo que buscas en una novela de corte histórico que se recrea en aspectos bélicos, La espada de Occidente te encantará. Si por el contrario eres de quienes buscan en los personajes el valor de las historias, este no es el chambara que andabas buscando.
¡Nos leemos! ^^
¿Alguna vez habéis imaginado qué es lo que pasaría si un samurái decidiera cruzar su espada con un soldado europeo? Pues con esta interesante premisa se nos presenta el último chambara de la editorial Ronin Literario: La espada de Occidente.
Esta novela, la primera publicada por Carlos Jobani, a quien entrevistamos en el blog hará ya unas semanas, transporta al lector al Japón del año 1637, momento en el que tuvo lugar un desconocido episodio de la historia del país, la rebelión campesina de Shimabara.
Así pues, las menos de doscientas páginas que forman esta novela versan mayormente sobre la intervención holandesa en dicho conflicto y el devenir del mismo, pues no en vano los acontecimientos de la historia son narrados en primera persona por el protagonista, el mestizo Johan van Evers.
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| Aquí tenéis a Johan, el protagonista |
Desde mi humilde opinión, La espada de Occidente es una muy buena novela histórica, rica en detalles y minuciosa, que demuestra la extraordinaria labor de documentación realizada por el autor, pues logra transportarnos hasta el ambiente del Japón del siglo XVII.
Ahora bien, aunque la novela es un no parar de acción y escenas de tensión que no permiten que el aburrimiento te alcance, el estar narrada en primera persona convierte en ocasiones en flujo narrativo en un continuo de bloques de texto donde se mezclan las reflexiones del protagonista con la descripción de los hechos.
Los diálogos no abundan. Y en las escasas escenas en las cuales tienen lugar, estos suelen ser lentos o aparatosos para el lector, sobretodo cuando se reproducen literalmente palabras o frases en japonés (transcritas a nuestro alfabeto) cuyo significado debe deducirse por contexto.
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| Una de las ilustraciones que dio lugar a la historia |
Y esto para mí ha resultado un impedimento a la hora de disfrutar plenamente de la historia. Sobre todo porque dicho protagonista me ha caído como una patada en el hígado. Ahora os explicaré por qué.
Johan, es un antiguo soldado de los Tercios de Flandes que acaba casi por azar en Japón, trabajando para la VOC (la Compañía de la Indias Orientales holandesa). Hijo de un español y una holandesa, Johan no se siente integrado en ninguna parte. Y esto, sumado a su traumático pasado de muerte y guerra, hacen de él una persona amargada y cínica.
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| Alatriste es Johan de viejo, seguro |
Hasta aquí tenemos a un personaje creíble y que incluso podría caernos bien, no en vano es el enlace occidental con el lector (occidental). El problema es que este cinismo suyo es un continuo que tiñe TODA la narración. El desapego de Johan lo impregna y estrangula todo como una hiedra venenosa que duele de leer.
El tono desapasionado, mezclado con los arrebatos de orgullo español y un talante proclive a la auto-justificación de todas y cada una de las acciones desempeñadas, hace que en no pocas ocasiones uno sienta hastío de tanta queja y tan poco afán de vivir.
Vamos, que de tener delante a Johan le partía la mandíbula de una patada (aunque eso, me temo, solo provocaría un estoico encogimiento de hombros por su parte).
Así pues, si lo que buscas en una novela de corte histórico que se recrea en aspectos bélicos, La espada de Occidente te encantará. Si por el contrario eres de quienes buscan en los personajes el valor de las historias, este no es el chambara que andabas buscando.
¡Nos leemos! ^^
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