Sin dinero, solo eres comida para zamuris
Título: Ayantek
Editorial: Insólita Editorial
Autor: Miriam Jiménez Iriarte
EDICIÓN
Formato: Tapa blanda
Nº de páginas: 416
Año de edición: 2019
Precio de compra: 19€
Nº de páginas: 416
Año de edición: 2019
Precio de compra: 19€
(puedes adquirirlo aquí)
PUNTUACIÓN: 4/5 ★★★★
Existen novelas complejas, difíciles de encasillar y más aún de describir. Ayantek, la primera novela de Miriam Jiménez Iriarte, encaja a la perfección dentro de este grupo.
Publicada por Insólita, es esta la primera incursión de la ganadora del I Premio Ripley en la ficción larga. Aunque esperemos que no sea la última, pues es innegable el talento que Miriam posee para crear mundos tan verosímiles como terribles.
Ayantek es la historia de tres ciudades: Avacornis, Phadag-Llungan y la destruida Champtalion. Tres urbes fuertemente estratificadas, donde la misera humana no solo anida, sino que conquista cada aliento de sus moradores.
El mundo de Ayantek no es hermoso, sino monstruoso y salvaje. Y en él, la pobreza es una condena literal a la más terrible de las muertes.
La sociedad se divide entre Bendecidos, aquellos que poseen el Don de la sanación (y el dinero) y Durmientes, los desposeídos que no tienen más camino que la muerte.
Los primeros viven cómodamente en sus barrios, protegidos por la guardia y por los símbolos mágicos que mantienen a raya a los zamuris, unas alimañas que atacan cada noche y matan a todo el que quede a su merced.
Son poseedores del poder de la sanación, y por ello son considerados los hijos predilectos de los dioses. Son fervientes seguidores de los designios de la Voz, quien habla por los dioses, y saben que cuando mueran, irán a Ayantek: El Paraíso.
Por su parte, los Durmientes son la masa miserable y depauperada de la sociedad. Sin dinero ni recursos para pagar las protecciones, están condenados a morir devorados por los zamuris. O a hacer cualquier cosa por tal de sobrevivir.
No existe para ellos posibilidad de ascenso ni de salvación. Viven a merced del capricho de los Bendecidos y atemorizados por El Puño y sus Dedos, un grupo de mercenarios. Su destino está escrito y saben que al final de sus vidas, lo que les espera es Ud-Haddkram, el infierno en el que habitan los demonios.
Los protagonistas de Ayantek, narrada a través de distintos puntos de vista, forman parte de estos dos grupos.
En primer lugar tenemos a Kora, la hija ignorada, vejada y maltratada del director de la Escuela de Sanación de Avacornis. Esta mujer, en edad de casarse, no logra despertar el Don a pesar de pertenecer a un largo linaje de Bendecidos. Y sabe que si eso no sucede, cuando su padre muera será envida al barrio Durmiente: a morir devorada por zamuris o víctima de la pobreza.
En contraposición encontramos Asterkia, una mujer guerrera, fornicadora y violenta. Ella no llora por su futuro, pues sabe que acabará en Ud-Haddkram. Con todo, se mantiene firme y avanza en una vorágine de caos acompañada por sus dos inseparables: el pequeño Crodak y el saquillo con la utrukka que no puede dejar de consumir.
Las míseras vidas de estas mujeres no tienen nada que envidiarle a la aislada existencia de Chotacabras. Este mercenario, que reniega de su origen champtaliano, vaga por la tierra aceptando malos trabajos y recibiendo el odio que despierta la piel negra que lo identifica como parte del orgulloso pueblo de Champtalion.
Sin embargo, ninguno de los horrores que estos tres personajes enfrentan es comparable a los que rodean al inquietante Maese Fiacco, el profesor de anatomía. Él es el vivo retrato de los abusos de poder y la indigencia moral que pueblan las ciudades de Ayantek. Pedófilo, manipulador y desalmado, es posiblemente el más repulsivo de los personajes que habitan el universo de Miriam.
Estos cuatro personajes, junto a otros como el demonio Mysthael, la pequeña Yune o el propio Puño, bailan danzas independientes que poco a poco se unen en el gran baile de la muerte y el horror.
Un horror que está presente a cada página, donde somos testigos de lo más atroz del ser humano. Violaciones, mutilaciones, perversos experimentos y la depravación más absoluta. Una violencia jerárquica y estructural que no contempla excepciones ni en niños ni en ancianos.
Sin recrearse, pero sin escatimar detalles, Ayantek se irgue como un terrible e inmisericorde escenario. Aunque esto no sorprenderá a quienes ya leyeran el relato de Miriam en la antología del I Premio Ripley, pues este mundo bebe en parte de las ideas que quedaron presentadas ese relato.
Las historias se juntan y separan a intervalos mientras la autora aprovecha cada periplo individual para retratar con gran riqueza el mundo que ha creado. Sorprende la ingente cantidad de información que se nos muestra en apenas cuatrocientas páginas sin que la historia pierda el ritmo.
Aspectos sociales y religiosos, creencias, retazos del pasado de las ciudades y de los personajes... Una cantidad nada desdeñable de datos que atestiguan la extraordinaria labor de construcción de mundos llevada a cabo por Miriam.
Debe advertirse, no obstante, que penetrar en esta novela no es sencillo. Nadie nos va a explicar cuáles son las normas del mundo ni los motivos de sus habitantes. Es más, pese al modo narrativo elegido por la autora, la mayoría de sus personajes ocultan con mejor o peor fortuna sus verdaderas intenciones y ambiciones.
De hecho, este caos confuso en el que se mueven, no desaparece hasta casi el final de la novela, cuando todos los hilos se trenzan para componer un cierre del todo inesperado en el que lo que hemos visto a lo largo de estas cuatrocientas páginas cobra sentido al fin.
Es gracias a esta confusión que Ayantek es una novela difícil de clasificar o etiquetar. La obra cabalga entre el fantástico, la novela de terror y la ciencia ficción sin comprometerse con ninguno de estos tres géneros.
Como resultado, se obtiene una combinación explosiva que no será del agrado de todos los estómagos. Al fin y al cabo, el elevado nivel de violencia física y psíquica presente en la obra, la hacen muy poco recomendable para los lectores más aprehensivos.
Así pues, si gustáis de historias donde la esperanza deba abrirse camino a hachazos, si os gustan los ambientes lúgubres y las medias verdades, Ayantek es la novela que estáis buscando.
Ahora bien, leedla bajo vuestra responsabilidad, pues la autora no se reprime a la hora de mostrar el retorcimiento que puede alcanzar la mente humana. Y eso no siempre es sencillo de entender y digerir.
¡Nos leemos! ^^
Existen novelas complejas, difíciles de encasillar y más aún de describir. Ayantek, la primera novela de Miriam Jiménez Iriarte, encaja a la perfección dentro de este grupo.
Publicada por Insólita, es esta la primera incursión de la ganadora del I Premio Ripley en la ficción larga. Aunque esperemos que no sea la última, pues es innegable el talento que Miriam posee para crear mundos tan verosímiles como terribles.
Ayantek es la historia de tres ciudades: Avacornis, Phadag-Llungan y la destruida Champtalion. Tres urbes fuertemente estratificadas, donde la misera humana no solo anida, sino que conquista cada aliento de sus moradores.
El mundo de Ayantek no es hermoso, sino monstruoso y salvaje. Y en él, la pobreza es una condena literal a la más terrible de las muertes.
La sociedad se divide entre Bendecidos, aquellos que poseen el Don de la sanación (y el dinero) y Durmientes, los desposeídos que no tienen más camino que la muerte.
Los primeros viven cómodamente en sus barrios, protegidos por la guardia y por los símbolos mágicos que mantienen a raya a los zamuris, unas alimañas que atacan cada noche y matan a todo el que quede a su merced.
Son poseedores del poder de la sanación, y por ello son considerados los hijos predilectos de los dioses. Son fervientes seguidores de los designios de la Voz, quien habla por los dioses, y saben que cuando mueran, irán a Ayantek: El Paraíso.
Un zamuri, obra de la autora |
Por su parte, los Durmientes son la masa miserable y depauperada de la sociedad. Sin dinero ni recursos para pagar las protecciones, están condenados a morir devorados por los zamuris. O a hacer cualquier cosa por tal de sobrevivir.
No existe para ellos posibilidad de ascenso ni de salvación. Viven a merced del capricho de los Bendecidos y atemorizados por El Puño y sus Dedos, un grupo de mercenarios. Su destino está escrito y saben que al final de sus vidas, lo que les espera es Ud-Haddkram, el infierno en el que habitan los demonios.
Los protagonistas de Ayantek, narrada a través de distintos puntos de vista, forman parte de estos dos grupos.
En primer lugar tenemos a Kora, la hija ignorada, vejada y maltratada del director de la Escuela de Sanación de Avacornis. Esta mujer, en edad de casarse, no logra despertar el Don a pesar de pertenecer a un largo linaje de Bendecidos. Y sabe que si eso no sucede, cuando su padre muera será envida al barrio Durmiente: a morir devorada por zamuris o víctima de la pobreza.
En contraposición encontramos Asterkia, una mujer guerrera, fornicadora y violenta. Ella no llora por su futuro, pues sabe que acabará en Ud-Haddkram. Con todo, se mantiene firme y avanza en una vorágine de caos acompañada por sus dos inseparables: el pequeño Crodak y el saquillo con la utrukka que no puede dejar de consumir.
Detalle de la portada |
Las míseras vidas de estas mujeres no tienen nada que envidiarle a la aislada existencia de Chotacabras. Este mercenario, que reniega de su origen champtaliano, vaga por la tierra aceptando malos trabajos y recibiendo el odio que despierta la piel negra que lo identifica como parte del orgulloso pueblo de Champtalion.
Sin embargo, ninguno de los horrores que estos tres personajes enfrentan es comparable a los que rodean al inquietante Maese Fiacco, el profesor de anatomía. Él es el vivo retrato de los abusos de poder y la indigencia moral que pueblan las ciudades de Ayantek. Pedófilo, manipulador y desalmado, es posiblemente el más repulsivo de los personajes que habitan el universo de Miriam.
Estos cuatro personajes, junto a otros como el demonio Mysthael, la pequeña Yune o el propio Puño, bailan danzas independientes que poco a poco se unen en el gran baile de la muerte y el horror.
Un horror que está presente a cada página, donde somos testigos de lo más atroz del ser humano. Violaciones, mutilaciones, perversos experimentos y la depravación más absoluta. Una violencia jerárquica y estructural que no contempla excepciones ni en niños ni en ancianos.
Sin recrearse, pero sin escatimar detalles, Ayantek se irgue como un terrible e inmisericorde escenario. Aunque esto no sorprenderá a quienes ya leyeran el relato de Miriam en la antología del I Premio Ripley, pues este mundo bebe en parte de las ideas que quedaron presentadas ese relato.
Las historias se juntan y separan a intervalos mientras la autora aprovecha cada periplo individual para retratar con gran riqueza el mundo que ha creado. Sorprende la ingente cantidad de información que se nos muestra en apenas cuatrocientas páginas sin que la historia pierda el ritmo.
Aspectos sociales y religiosos, creencias, retazos del pasado de las ciudades y de los personajes... Una cantidad nada desdeñable de datos que atestiguan la extraordinaria labor de construcción de mundos llevada a cabo por Miriam.
Ayantek en el mostrador de Gigamesh |
Debe advertirse, no obstante, que penetrar en esta novela no es sencillo. Nadie nos va a explicar cuáles son las normas del mundo ni los motivos de sus habitantes. Es más, pese al modo narrativo elegido por la autora, la mayoría de sus personajes ocultan con mejor o peor fortuna sus verdaderas intenciones y ambiciones.
De hecho, este caos confuso en el que se mueven, no desaparece hasta casi el final de la novela, cuando todos los hilos se trenzan para componer un cierre del todo inesperado en el que lo que hemos visto a lo largo de estas cuatrocientas páginas cobra sentido al fin.
Es gracias a esta confusión que Ayantek es una novela difícil de clasificar o etiquetar. La obra cabalga entre el fantástico, la novela de terror y la ciencia ficción sin comprometerse con ninguno de estos tres géneros.
Como resultado, se obtiene una combinación explosiva que no será del agrado de todos los estómagos. Al fin y al cabo, el elevado nivel de violencia física y psíquica presente en la obra, la hacen muy poco recomendable para los lectores más aprehensivos.
Así pues, si gustáis de historias donde la esperanza deba abrirse camino a hachazos, si os gustan los ambientes lúgubres y las medias verdades, Ayantek es la novela que estáis buscando.
Ahora bien, leedla bajo vuestra responsabilidad, pues la autora no se reprime a la hora de mostrar el retorcimiento que puede alcanzar la mente humana. Y eso no siempre es sencillo de entender y digerir.
¡Nos leemos! ^^
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Recuerda que al comentar en esta página estás aceptando nuestra política de privacidad. Puedes obtener más información al respecto en el siguiente enlace:
http://escribeconingenio.blogspot.com/p/politicas-de-privacidad.html