Primero de todo haz un descanso. Sí, no es una deshonra parar un ratito cuando te bloquees... pero para de escribir, no de trabajar, que la pereza no lleva a ningún sitio, pero la inactividad aún menos.
Bien, Alister, ¿y entonces qué hago durante el descanso?
Pues aprovecharlo para ir trabajando en otros aspectos de tu novela; porque el bloqueo temporal te brinda la oportunidad para dedicar tiempo a esa tediosa tarea que es la relectura de tu borrador y las correcciones (y quien diga que no hace borradores ni comete errores miente HE DICHO). Parecerá increíble, pero mientras uno está corrigiendo su novela/cuento/historia se va metiendo cada vez más en la esencia de la misma hasta que mágicamente las palabras vuelven a fluir.
Vale, ya he corregido mi borrador ENTERO y sigo teniendo la mente tan blanca como las cumbres de los Alpes. ¿Ahora qué?
Pasamos a la siguiente tarea entonces. Ya que tu mente está en huelga puede ser un buen momento para revisar tus notas, perfilar las fichas de personaje, reestructurar algunos hilos argumentales...
Ya tengo tasada la trama de mi historia al milímetro y a los personajes más fichados que si fueran criminales, pero la inspiración sigue sin venir...
No nos rindamos. Aún podemos amortizar el rato de trabajo, y visto que las musas se lo están tomando con calma quizás es buen momento para dedicarnos a la documentación. ¡Ojo! Que antes de empezar a escribir hay que informarse, pero durante el proceso de redacción también, sobretodo si hay aspectos que nos hacen dudar o nos causan disgusto.
Aí, antes de que me preguntes, si aún así sigues si salir de tu pluma ni un solo vocablo entonces ha llegado el momento de recurrir a la que yo llamo "Técnica Mahoma": Si la inspiración no viene iremos nosotros a buscarla. Llegó el momento de hojear revistas, buscar fotos, ver vídeos... cualquier cosa que evoque remotamente el ambiente de tu obra puede ser un estímulo en potencia. Páginas como Pinterest te serán muy útiles para esto.
Y si, tras todo este arduo trabajo, la musa testaruda te hace burla desde la distancia, sonríe. Puede que hoy no hayas escrito mucho, tal vez nada, pero sin duda alguna habrás amortizado de forma muy productiva tu tiempo de trabajo, y gracias a este infame bloqueo, cuando por fin la inspiración de visite de nuevo contarás con una planificación impecable para sacarle todo el jugo.
¡Ah, sí! Antes de que te vayas me gustaría darte un pequeño tip para que el bloqueo del escritor se convierta en una anécdota: escribe cada día. No hace falta que llenas folios enteros, ni siquiera que escribas sobre tu obra magna, tan solo rellena unas líneas, un microrelato, un cuento. Ejercitando la escritura con constancia la página en blanco reduce su aparición (palabra).
Espero que estos consejos te hayan sido de ayuda, o al menos te hayan hecho ver que no estás solo ante este problema.
Att. A. Mairon
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