¡Madre mía! ¡Qué sabios eran nuestros antepasados! Lástima que no recordemos ni sus nombres...
Sucede continuamente en las novelas de fantasía, y el agravio es tan imperceptible que pasa desapercibido tanto para autores como para lectores. Pero está ahí.
Como vengo repitiendo hasta la saciedad, escribir fantasía no es fácil, hay que planificar, crear y detallar hasta el más ínfimo detalle para dotar de verosimilitud a nuestro mundo.
Y uno de estos puntos cruciales para dar realismo es la historia. Hay que dotar de un pasado, más o menos legendario, al mundo creado y a sus distintos reinos y países.
Hasta aquí todo correcto: los escritores se desmelenan y llenan páginas y páginas sobre el origen del mundo, la separación de los reinos, los grandes conquistadores, esa batalla que selló la enemistad entre enanos negros y enanos azules... etc.
Fantástico, ¿verdad? Tenemos héroes y reyes conquistadores para montar una granja. Pero nos falta algo. En nuestra planificación, hemos obviado a personajes indispensables para la evolución de una sociedad.
¿Dónde están los filósofos y los pensadores?
A buenas horas te acuerdas de nosotros... |
Sí, burlaos si queréis. Tachadme de alarmista, pero cuando vuestro príncipe esté sentado con su mentor, estudiando gruesos volúmenes, ¿me podéis decir qué libros va a estudiar? ¿Zanjaréis la cuestión con un simple libros de filosofía?
"Oh, también puedes nombrar a los filósofos, pensadores y matemáticos de nuestro mundo"
...
"Oh, también puedes nombrar a los filósofos, pensadores y matemáticos de nuestro mundo"
...
Muy bien. Todos los que piensen que estos detalles son superfluos tienen mi bendición para abandonar este blog ahora mismo, pues el contenido de esta entrada no les aportará nada útil ^^'
Para los demás: la filosofía, así como las otras muchas ramas del saber, no pueden ser algo accesorio en vuestros mundos de fantasía. Que no aparezcan explícitamente no significa que no debas trabajarlos.
He aquí unos sencillos consejos para no dejar huérfano el mundo del saber en tus mundos de fantasía:
Lo primero es saber qué necesitamos, y para ello es importante conocer en qué momento de la historia se ubica tu novela.
Por poner un par de ejemplos: en un mundo de corte clásico (griego, romano) los grandes hombres serán filósofos-matemáticos. En cambio, en un mundo moderno (s. XVI) destacarán los pensadores, los políticos y los inventores.
Como soy una persona llena de bondad, os dejaré un esquema sencillo de qué es lo más común en cada periodo:
Antigüedad: Filósofos-matemáticos, militares, retóricos.
Medievo: Pensadores religiosos, militares, trovadores.
Renacimiento: Pensadores, inventores.
Barroco: Militares, pensadores.
Edad Moderna (s. XVII): Filósofos revolucionarios, políticos.
Edad contemporánea: Políticos, científicos y doctores.
Así, a grades rasgos, ya tenemos un poquito más claro qué es lo que necesitamos. Ahora toca el siguiente paso:
Por comodidad, trabajaré en base a un mundo medieval, puesto que es el más común en las novelas de fantasía (a ver si invertimos ese tópico, eh...).
Sabemos que en el Medievo de nuestro mundo, los pensadores estaban vinculados al ámbito religioso, pues la fe era un pilar básico para la sociedad medieval.
En tus mundos no tiene por qué ser distinto: localiza el pilar, el tema obsesivo, y a raíz de ahí desarrollar distintas interpretaciones. Porque claro, no existen corrientes de pensamiento homogéneo.
Ejemplo:
Los agoritas (pueblo) creen que su Diosa Madre era una flor azul. Pero mientras los agoritas puritanos defienden que todas las flores azules son sagradas, los agoritas ortodoxos solo creen en la sacralidad de las violetas.
¿Veis? Dos corrientes de pensamiento (religioso en este caso) surgen de una creencia común. Lo mismo puede hacerse con otras líneas de pensamiento:
Ejemplo:
Los agoritas y los idionitas creen en la igualdad de los hombres. Los idionitas, sin embargo, solo consideran hombre al varón mayor de 25 años y de piel blanca, mientras que los agoritas definen como hombre a todo aquel que antropológicamente lo sea o parezca.
Crear corrientes de interpretación hará de tus mundos un lugar diverso, además de brindarte una excelente fuente de conflictos.
Asumido el proceso de construcción de las distintas corrientes de pensamiento es fácil emocionarse y crear infinidad de teorías e interpretaciones.
Se parece un poco a crear religiones: empiezas con un culto monoteísta y acabas con una versión fantasiosa del panteón hindú. Es necesario hacer una selección, pues es imposible dar cabida a tantas interpretaciones en una novela.
Volviendo a los agoritas y sus creencias, tenemos cinco ramas de interpretación acerca de la sacralidad de las flores:
1- Todas las flores azules son sagradas.
2- Solo las violetas son sagradas.
3- Solo la lavanda es sagrada.
4- La flor azul es el mar.
5- La flor azul es una metáfora del alma.
Como veis, las cinco creen en la flor azul como base de su religión, pero lo interpretan de forma muy distinta. Hay corrientes que son casi hermanas (2 y 3), mientras que otras están totalmente aisladas (5). ¿Cómo elegir cuáles aparecerán finalmente en la novela?
Lo más cómodo es establecer como corrientes principales a dos líneas de pensamiento opuestas. Éstas serán las que nuestros personajes o los grandes grupos sociales manifiesten a lo largo de la novela.
En este caso, nos quedaríamos con 1 y 2, por ejemplo.
El resto de interpretaciones deben ser desechadas, pues es impracticable que todas aparezcan en la novela. Tienes que repetir este proceso con cada línea de pensamiento que hayas decidido incluir en tu mundo.
Casi hemos terminado. Ahora solo falta vincular cada corriente de pensamiento a un personaje famoso y respetado. Del mismo modo que existen epítetos para los reyes, debe haber representantes de cada línea de pensamiento.
No es necesario que sean entes individuales, pueden ser grupos o colegios. Además, una misma persona puede representar a distintas corrientes de pensamiento de disciplinas diferentes (filósofo-matemático).
Ejemplo:
Adawer es el representante de los agoritas puritanos, mientras que los miembros de la Concordia fueron los ideólogos de la doctrina ortodoxa.
Pero Adawer, además, fue firme defensor de la libertad universal del hombre, en contraposición a Cacil el Viejo, que solo reconocía ese derecho en varones +25.
En el futuro, si queréis, os enseño a desarrollar personajes para vuestras novelas basándolos en personajes históricos (dejad en los comentarios si os interesa).
Y de este modo habremos dado cuerpo a nuestro insulso mundo, dando nombres y apellidos a los pensadores que configuraron el mundo. Grabaos esto a fuego: la historia no solo la hacen los reyes y sus guerras.
¡Mirad lo bien que vas a quedar diciendo que el príncipe estudiaba los textos de Adawer en lugar de decir libros de filosofía!
Con todo, he de advertiros de que tampoco debéis abusar de este tipo de datos en vuestras novelas. Está muy bien desarrollar filosofías y pensamientos para dotar de verosimilitud a nuestros mundos, pero mencionarlos a cada página es inadecuado y aburrirá al lector.
Lo mejor es el término medio: no dejarlos caer en el olvido, pero tampoco hacerles omnipresentes.
He aquí unos sencillos consejos para no dejar huérfano el mundo del saber en tus mundos de fantasía:
1. Qué necesitas
Lo primero es saber qué necesitamos, y para ello es importante conocer en qué momento de la historia se ubica tu novela.
Por poner un par de ejemplos: en un mundo de corte clásico (griego, romano) los grandes hombres serán filósofos-matemáticos. En cambio, en un mundo moderno (s. XVI) destacarán los pensadores, los políticos y los inventores.
Como soy una persona llena de bondad, os dejaré un esquema sencillo de qué es lo más común en cada periodo:
Antigüedad: Filósofos-matemáticos, militares, retóricos.
Medievo: Pensadores religiosos, militares, trovadores.
Renacimiento: Pensadores, inventores.
Barroco: Militares, pensadores.
Edad Moderna (s. XVII): Filósofos revolucionarios, políticos.
Edad contemporánea: Políticos, científicos y doctores.
Así, a grades rasgos, ya tenemos un poquito más claro qué es lo que necesitamos. Ahora toca el siguiente paso:
2. El pilar
Por comodidad, trabajaré en base a un mundo medieval, puesto que es el más común en las novelas de fantasía (a ver si invertimos ese tópico, eh...).
Sabemos que en el Medievo de nuestro mundo, los pensadores estaban vinculados al ámbito religioso, pues la fe era un pilar básico para la sociedad medieval.
En tus mundos no tiene por qué ser distinto: localiza el pilar, el tema obsesivo, y a raíz de ahí desarrollar distintas interpretaciones. Porque claro, no existen corrientes de pensamiento homogéneo.
Ejemplo:
Los agoritas (pueblo) creen que su Diosa Madre era una flor azul. Pero mientras los agoritas puritanos defienden que todas las flores azules son sagradas, los agoritas ortodoxos solo creen en la sacralidad de las violetas.
¿Veis? Dos corrientes de pensamiento (religioso en este caso) surgen de una creencia común. Lo mismo puede hacerse con otras líneas de pensamiento:
Ejemplo:
Los agoritas y los idionitas creen en la igualdad de los hombres. Los idionitas, sin embargo, solo consideran hombre al varón mayor de 25 años y de piel blanca, mientras que los agoritas definen como hombre a todo aquel que antropológicamente lo sea o parezca.
Crear corrientes de interpretación hará de tus mundos un lugar diverso, además de brindarte una excelente fuente de conflictos.
3. Elige y dosifica
Asumido el proceso de construcción de las distintas corrientes de pensamiento es fácil emocionarse y crear infinidad de teorías e interpretaciones.
Se parece un poco a crear religiones: empiezas con un culto monoteísta y acabas con una versión fantasiosa del panteón hindú. Es necesario hacer una selección, pues es imposible dar cabida a tantas interpretaciones en una novela.
Volviendo a los agoritas y sus creencias, tenemos cinco ramas de interpretación acerca de la sacralidad de las flores:
1- Todas las flores azules son sagradas.
2- Solo las violetas son sagradas.
3- Solo la lavanda es sagrada.
4- La flor azul es el mar.
5- La flor azul es una metáfora del alma.
Como veis, las cinco creen en la flor azul como base de su religión, pero lo interpretan de forma muy distinta. Hay corrientes que son casi hermanas (2 y 3), mientras que otras están totalmente aisladas (5). ¿Cómo elegir cuáles aparecerán finalmente en la novela?
Lo más cómodo es establecer como corrientes principales a dos líneas de pensamiento opuestas. Éstas serán las que nuestros personajes o los grandes grupos sociales manifiesten a lo largo de la novela.
En este caso, nos quedaríamos con 1 y 2, por ejemplo.
El resto de interpretaciones deben ser desechadas, pues es impracticable que todas aparezcan en la novela. Tienes que repetir este proceso con cada línea de pensamiento que hayas decidido incluir en tu mundo.
4. Nombres
Casi hemos terminado. Ahora solo falta vincular cada corriente de pensamiento a un personaje famoso y respetado. Del mismo modo que existen epítetos para los reyes, debe haber representantes de cada línea de pensamiento.
No es necesario que sean entes individuales, pueden ser grupos o colegios. Además, una misma persona puede representar a distintas corrientes de pensamiento de disciplinas diferentes (filósofo-matemático).
Ejemplo:
Adawer es el representante de los agoritas puritanos, mientras que los miembros de la Concordia fueron los ideólogos de la doctrina ortodoxa.
Pero Adawer, además, fue firme defensor de la libertad universal del hombre, en contraposición a Cacil el Viejo, que solo reconocía ese derecho en varones +25.
En el futuro, si queréis, os enseño a desarrollar personajes para vuestras novelas basándolos en personajes históricos (dejad en los comentarios si os interesa).
Y de este modo habremos dado cuerpo a nuestro insulso mundo, dando nombres y apellidos a los pensadores que configuraron el mundo. Grabaos esto a fuego: la historia no solo la hacen los reyes y sus guerras.
¡Mirad lo bien que vas a quedar diciendo que el príncipe estudiaba los textos de Adawer en lugar de decir libros de filosofía!
Con todo, he de advertiros de que tampoco debéis abusar de este tipo de datos en vuestras novelas. Está muy bien desarrollar filosofías y pensamientos para dotar de verosimilitud a nuestros mundos, pero mencionarlos a cada página es inadecuado y aburrirá al lector.
Lo mejor es el término medio: no dejarlos caer en el olvido, pero tampoco hacerles omnipresentes.
Y con esto concluyo esta entrada, no sin antes agradecer a la persona que me alentó a escribirla que me hiciera reflexionar sobre estos temas.
¡Nos leemos! ^^
¡Nos leemos! ^^
En ese sentido me encanta cómo los introduce Virginia de la Puente. Las "típicas" citas que aparecen al principio de los capítulos son fragmentos de libros de pensadores del mundo que ha creado, que aportan datos quizá no muy significativos, pero que lo enriquecen enormemente.
ResponderEliminarLo de los personajes históricos me interesa, siéntete libre de explotar tu faceta historiadora :P
Wiii! La Sierpe me deja ser historiadora un ratito *¬*
EliminarLas citas son siempre un puntazo si están bien hechas, en el próximo libro que reseñaré también aparecen mencionados autores y citaciones, y me encantó cuando lo leí.
Muy interesante aunque veo complicado introducir datos así (para "dar ambiente") sin que estas "herejías" parezcan una parte fundamental de la trama.
ResponderEliminarPor cierto, pequeño error tipográfico: "mientras que otras están totalmente aisladas (6)" supongo que es "(5)".
Bueno, aquí he puesto ejemplos dándoles mucha relevancia, pero en la trama de un libro puede zanjarse el asunto con un simple bufido desdeñoso de uno de los personajes.
EliminarLa divergencia de ideas puede ser la causa de que dos familias estén siempre a la greña cuando se menta el tema de las flores azules, sin que esto necesariamente afecte a la trama en general más allá de puntuales divergencias entre personajes.
Este recurso suele usarse más cuando el mundo donde se desarrolla la acción es un único reino, pues en mundos más extensos el escritor se puede valer cómodamente de las discrepancias religiosas y culturales sin necesidad de establecer herejías (si bien nunca están de más).
Respecto al error, en realidad no es tanto un error como una percepción, tanto la 5 como la 6 quedan aisladas, pero en mi opinión la 6 difiere más de las anteriores por no hacer mención a un ente físico, sino espiritual. Es un criterio subjetivo mío ^^'
El problema es que no hay una número 6. Solo hay hasta la 5.
EliminarAy la madre! Corrijo ahora mismo ^^'
EliminarGran entrada. Me faltó "pon un sócrates en tu novela", pero gran entrada XD
ResponderEliminarReservaba la frase para hacer la propaganda al grupo de tarde-noche XD
EliminarAyer concocí la existencia de este blog, y estoy devorando las entradas que hay casi sin descanso. Gracias a ellas, he aprendido a lo que más problemas me daba a la hora de crear una historia: organizar mis ideas.
ResponderEliminarEsta entrada la he encontrado muy interesante, ya que hacía un tiempo, como estudiante de filosofía, quería crear un mundo de fantasía que albergara unas corrientes de pensamiento que reflexionaran y pusiesen en duda el mundo en el que viven y a la humanidad. Desde mi experiencia, en todos los mundos de fantasía que he visto, los sabios de estos suelen tener todas las respuestas, o simplemente sean un almacén de conocimientos prácticos, como la magia (¡a quién le importa reflexionar sobre libre albedrío de los dioses si tu dios te da las herramientas para lanzar rayos por la manos!).
Muchas gracias por crear este tipo de contenido, y continúa ilustrando a los que queremos adentrarnos en este inhóspito mundo llamado "literatura".
Caramba, devora despacio o te saturarás ^^'
EliminarMe alegra mucho leer que estas entradas te están resultando de ayuda, así que tranquilo, que habrá más (es lo malo de ser una obsesa del worldbuilding)
Bienvenido al blog! :D
Sí que se echan en falta filósofos e historiadores en las novelas de fantasía. En la saga de La Espada de Fuego sí que se mencionan varios tipos de filósofos y matemáticos; unos que me gustaban mucho eran los Numeristas, que estaban obsesionados con el poder de los números y lo contaban absolutamente todo. Incluso se hacían comparaciones entre los historiadores que tenían más credibilidad con otros que eran unos fulleros; eso tampoco abunda mucho en la literatura fantástica.
ResponderEliminarCon lo que me gusta a mí ver este tipo de cosas y no he leído esa saga aún XD Me la apunto para cuando baje mi pila de libros pendientes ^^
EliminarLa verdad es que es un elemento que aporta mucha riqueza, y además, puedes usarlo para hacerle un guiño al lector del tipo:
"Andro el Grande? Ese chaval que conquistó el mundo con 23 años? Sí, mucho héroe, pero lo mataron las fiebres!"
O para inventar nuevas palabras:
"¡Ese hombre es Tadeico (en lugar de maquiavélico)! ¿Cómo puede ser tan retorcido?"
Ya paro, que me emociono XD
*En su habitación escucha ecos de la charla del sábado en Fuenlabrada. No sabe de dónde exactamente de dónde provienen. "Ese póster me está hablando con la voz de Roberto Alhambra?", se pregunta mientra mira en todas direcciones, pues jura haber visto la barba de Gonzalo Zalaya pasar detrás suyo*
ResponderEliminarAy, de verdad, qué maravilla de entrada. Es muy inspiradora, pero demasiado corta. ¡Profundice, Mairon-san, el mundo lo necesita!
Paciencia, señor Cuervo, paciencia! Si lo meto todo en una entrada os colapsaré (y Blogger no podrá subirla por exceso de peso) XD
EliminarPor cierto, debería usted hacerse mirar lo de sus alucinaciones auditivas, no porque sean las más ingratas al oído y la mente, sino porque pueden distraerlo a usted de la realidad ^^
¿Y si la historia se desarrolla en un mundo que nació después de x catástrofe que dejó unos pocos humanos y todos esos pensadores de antaño quedaron perdidos en cosas enterradas, sumergidas y que apenas se conocen algunas. Y los nuevos pensadores no aportan nada nuevo en sí, sino que solo han tomado lo que recuerdan sus antepasados?
ResponderEliminarOk me calmo.
Me gustó mucho la entrada. Me ha hecho re plantearme eso y tomarlo más en cuenta, para no obviar los nombres de quienes han dejado su conocimiento en libros.
La situación que planteas me suena a distopía adolescente, y de tales cosas el mayor experto es el Geek Furioso de la Literatura (búscale en Youtube, puede que te guste).
EliminarAún en el caso de que solo quedasen cuatro autores reconocidos en el mundo, deberíamos como autores crear entorno a su figura para dar profundidad. Ninguna catástrofe es excusa para desconocer la evolución del pensamiento en nuestro mundo ;)
¡Muy buenos consejos, la verdad!
ResponderEliminarYo tengo mejor pensados las lineas de estudio, los autores eruditos y los textos sagrados, que los reyes conquistadores del pasado. ¿Tendrá algo que ver mi vocación hacia la educación? xD
Seguiré tus consejos, porque le darán muchísima verosimilitud a los momentos de estudio, gracias por la entrada ^^
La formación y las inclinaciones de uno siempre tienen un peso fundamental. Por eso a mí me salen antes historiadores que militares XD
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