Porque no siempre es fácil seguir tecleando...
Escribir es una tarea tan dura como ingrata. Es, como lo define un escritor al que admiro mucho, encadenarse de por vida a un amo cruel y veleidoso.
Y a pesar de esto, no son pocos quienes deciden poner su espada a las órdenes de las musas y las letras, aún cuando la opción más sensata sería huir de una realidad y un destino que se aventuran tan adversos como sufridos.
Sin embargo, por mucho empeño que uno le ponga, llega un punto en la vida de todo escritor en la que siente el irrefrenable deseo de abandonar la escritura, y el que diga que no, es que todavía no ha llegado a ese punto.
A continuación analizaremos las causas más frecuentes por las cuales un juntaletras puede sentir la necesidad de dejar atrás la pluma.