Porque cualquier lugar es bueno para encontrar una historia.
Hará ya unos meses, cuando llevé a cabo la última crónica del blog, mis pasos me condujeron a las entrañas del ahora turístico y gentrificado barrio de Gracia de Barcelona para conocer a la última joya de Orciny Press.
El sábado pasado, como si el Destino (el dios Sino, no la editorial) lo hubiera así dispuesto, volví a Gracia con el propósito de escuchar y conocer la obra de dos autoras a las que me dispongo a presentaros.
Espero que lo disfrutéis mucho ;)
Me suenan tus letras, evento que celebraba su segundo aniversario en el Jamming Lounge, un hermoso y agradable local donde, en ambiente distendido, dos autoras fueron entrevistadas para deleite del público allí reunido.
Las autoras en cuestión eran Raquel Mayorga y Mónica Prádanos, ambas maestras y apasionadas de la Fantasía, tal y como dejaron claro en una de las primeras preguntas que se les planteó: ¿Qué es la fantasía?
El cartelito del evento |
Para Raquel, la fantasía es una vía de escape en un mundo que nos es hostil, un entorno afable en el que sentirnos cómodos y capaces de ser aceptados y destacar siendo nosotros mismos, lejos de la exigencia de seriedad que la sociedad nos impone.
En una línea parecida, Mónica afirmaba que la fantasía es esa capacidad de plantearse el ¿y si...? en nuestra cotidianeidad, abriendo así los ojos a una nueva forma de percibir y entender la realidad, de analizarla de forma crítica desde la evasión que supone un universo fantástico.
"Tú eres el protagonista de tu historia, de tu vida, de modo que asegúrate de escoger bien, porque también tú serás quien decida a qué género pertenece".
Por eso, ninguna de las dos dudó un momento en achacar al deseo de explicar lo inexplicable, de vernos como los protagonistas de nuestra propia historia, el motivo por el cual la fantasía ha sido desde siempre un pilar temprano de las culturas humanas, dado que el deseo de crear nos es inherente y la fantasía un canal idóneo para representar lo que Raquel define como "nuestro yo infantil".
Y es que la fantasía, como bien explicaron, es algo más que fantasía épica, por mucho que el legado de idolatría hacia el rancio naturalismo, sumada a la influencia francesa y su gusto por infantilizar la mitología tradicional convirtieran en sinónimos ideal e idílico.
En mis tiempos, las hadas daban PUTO MIEDO |
El hecho de que a nuestro país llegue sobretodo fantasía épica, señaló Mónica, ha fomentado el encasillamiento de todo su conjunto a esa única vertiente, en detrimento de muchos otros géneros fantásticos e incluso de sus hermanos, el terror y la Ci-Fi.
Por suerte, y en eso no hubo réplicas, hoy día los horizontes del género se van expandiendo, tal vez gracias al auge de las series de televisión y a la democratización de la fantasía, que ha desterrado el estigma de ser un friki.
Y no hay nada de malo en ello, al menos desde el punto de vista de las autoras, porque aunque el imperio de los inadaptados y los frikis ya no sea un bastión aislado, eso no significa que este colectivo sea ahora un simple complemento de un fenómeno de masas como GoT, ni mucho menos.
Aunque la distancia entre el lector y este nuevo público sigue existiendo (Mónica mencionó el ejemplo de Harry Potter), lo cierto es que es beneficioso que se expanda el área de influencia de estos géneros, pues llegando a un mayor número de personas, pueden despertar el gusanillo lector a más de uno.
"Al leer quieres evadirte de la realidad, pero a la vez buscamos pensar a través de la lectura".
Y es que, guste o no, además de ser un medio de evasión, la fantasía es también reflexión. Una reflexión que forma parte de nuestra vida cotidiana y de la que participaron, a su manera, autores como el propio Víctor Hugo, tal y como afirmó Raquel Mayorga, quien ve la fantasía como algo más que necesario hoy día.
A grandes rasgos, estos fueron los temas que se debatieron a lo largo de la velada. Sin embargo, el momento de mayor interés se produjo cuando ambas autoras tuvieron oportunidad de hablar de su trabajo como escritoras y de sus respectivas obras.
Raquel Mayorga
Muchos de mis lectores habituales, ya conocen a Raquel, bien por la reseña de Lobo contra Perro, la segunda edición del cual fue presentada durante el evento, bien por la entrevista que le hice para La Nave Invisible.
Ella es Raquel Mayorga (sin katana) |
Pero para quienes no la conozca, os diré que Raquel es la maestra de primaria que empuñó la katana, una mujer excepcional que tiene como a autor de referencia a Tolkien y quien confesó abiertamente que si no hubiera sido por Víctor Blanco, editor y amigo, no se habría lanzado jamás a la aventura de escribir una novela para adultos.
Y nada menos que con un chambara, una novela de caballerías a la japonesa en la cual la sangre y los golpes de katana son los absolutos protagonistas. De hecho, y citando sus palabras literales:
"Chambara es una palabra muy descriptiva: significa que te corto y sangras.".
Sin embargo, Raquel no quería escribir un chambara cualquiera, y sacando a relucir su madera de cuenta-cuentos profesional, tomó la idea más básica que puede tener un chambara (la lucha de un samurái contra un ninja) para reflexionar sobre un concepto nuevo: el honor.
La nueva portada *¬* |
Como buena entendida en cultura japonesa, a la autora le preocupaba la idea equivocada que en Occidente se tiene del sentido del honor japonés, de modo que tomó esto como base para crear un dilema moral en el lector que le hiciera plantearse cuál es el significado del honor.
Esto es en parte culpa de la escasa literatura extranjera no-realista que llega a nuestro país, impidiéndonos conocer géneros como el propio chambara. Raquel lo achaca con tristeza a la ceguera que impera hoy día, haciéndonos creer que no existen más obras de calidad que el rancio costumbrismo y las que triunfan en el extranjero.
De este modo, géneros como el chambara se convierten en bastión de las iniciativas de pequeñas editoriales que pugnan por sacarlas adelante en formatos tan entrañables como las Series Literarias, la versión digital de las antiguas novelas de folletín y también el mismo formato en que está publicada Sorgina, pues no olvidemos que antes de dar el salto en papel, Lobo contra Perro se publicó como novela por entregas.
Y si bien lamenta que el formato no calara tan hondo como se esperaba, elogia sus infinitas virtudes, como por ejemplo, haberla ayudado a mantener un ritmo de trabajo y a profundizar y dar nuevos matices a sus personajes.
Además, la novela en sí se concibió como un homenaje a una de las novelas que más la marcó de joven: El cazador, de Jordi Sierra y Fabra, actualmente descatalogada, de la cual toma prestada la idea fascinante de dos fuerzas antagónicas que se persiguen incansables.
El mundo es simple y los niños así lo saben ver, sin los prejuicios propios de la vida adulta.
Y es que para Raquel, escribir para jóvenes y niños es imprescindible, puesto que no existe modo mejor de transmitirles el saber popular que mediante las buenas historias, que además, deben ser escritas para ellos a través de nuestro yo infantil.
Ahora bien, aunque se siente muy cómoda en el género infantil, donde ha publicado varias novelas y cuentos, lo cierto es que Raquel no se muestra muy conforme a definir dicho género como su zona de confort, y no descarta seguir escribiendo novela adulta...
Sin ir más lejos, una precuela de Lobo contra Perro narrando la vida y milagros de el gran Somekawa Fudo *¬*
Mónica Prádanos
Ella fue mi descubrimiento de la noche, y la verdad es que me alegro sinceramente de haber podido ir a escucharla para conocer quién es y qué escribe aquella que se declara como fan incondicional de Harry Potter y escritora por influencia de Laura Gallego.
Ella es Mónica, seguramente la viste en Youtube ;) |
La novela de Mónica, que tiene la novedosa característica de estar protagonizada y antagonizada (toma palabreja) por mujeres, tiene un corte algo más clásico, pues nos hallamos en un mundo de fantasía distinto a la Tierra y poblado por varias razas.
Dadas las declaraciones de la autora, que no recuerda el momento exacto en que la idea germinó en su cabeza, me inclino a pensar que nos hallamos ante una historia de esas que habitan en un lugar remoto de la mente del escritor, pugnando por salir en cuanto se les da oportunidad.
Lo que sí señala Mónica es que su idea de crear un mundo nuevo con razas propias surgió de su fascinación por el universo de Tolkien. Y si bien reconoce que el mundo no tiene tanta nomenclatura propia como quisiera, cuenta con una atractiva peculiaridad: dado que en el proceso de worldbuilding no creó razas animales, en el mundo de Mónica son todos vegetarianos.
"Ven la imagen de la máquina con temor, símbolo de la vuelta al terror y a la sobreexplotación".
Esto dio, según nos cuenta, un empuje al mensaje ecologista que impera en la novela, donde el desequilibrio de fuerzas pone en jaque al mundo y a los protagonistas de la historia, abocándolos sin remedio a la catástrofe y la destrucción por el ansia de poder de una de sus razas, que carente de magia, emplea el progreso tecnológico para explotar sin medida su entorno, acelerando el desastre.
Ahora bien, todo el tiempo que no empleó en crear animales, lo dedicó a diseñar un sólido pasado y una geografía que influyen de forma decisiva en sus personajes y en la cultura de los mismos.
De hecho, la riqueza del mismo es tan amplia que Mónica ha pensado seriamente en escribir una precuela para profundizar en varios de los aspectos que no se ven en El Secreto de la Guardiana, así como también escribir una secuela de la misma, aunque ninguno de estos proyectos, asegura, sería llevado a cabo de inmediato.
¿Qué secreto oculta? |
Pero a partir de ese punto, tras haber creado un mundo complejo con sus pueblos, la autora sufrió la tozudez de algunos de sus personajes, que con su cabezonería, acabaron dando un giro completamente nuevo a la historia que un principio debía de escribirse.
Y para mejor, pues gracias a este giro, Mónica conoció no solo a la que sería su protagonista, sino también a su antagonista, desechando así la idea de hacer del villano una masa coral compuesta por una de las razas.
Por lo tanto, nos hallamos ante una historia no maniquea, forjada por el ritmo de los propios personajes y guiada por una autora abnegada que ha tenido que hacer frente al temido y doloroso proceso de reescritura en dos ocasiones.
Ella lo describe como un proceso que, aunque doloroso y confuso, pues rompe tus esquemas, debe hacerse, sobretodo si se percibe la falta de implicación con la historia, señal inequívoco de que algo no marcha y debe ser cambiado. Por suerte, dice Mónica, cuando te percatas de este hecho, el paso del desasosiego al arranque creativo es brutal.
Sin embargo, otro de los grandes impulsos para la autora, han sido los muy recomendables talleres de escritura, donde no solo aprendió a ser constante, sino a quererse a sí misma como escritora y a conocer a otras personas con sus mismas inquietudes de quienes poder aprender.
Poco más tengo que añadir a las palabras de ambas autoras, si acaso la recomendación de que las leáis cuando os sea posible, porque ambas obras lo merecen, o al menos así lo juzgo desde mi humilde opinión.
¡Nos leemos! ^^
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