Tres formas de mantener el hábito lector


Porque leer no siempre es fácil...

¿Cansado de que los libros cojan polvo en la mesita de noche? ¿Estás harto de ver cómo se te acumulan las lecturas pendientes?

Pues deja de leer esto con voz de teletienda y préstame un poquito de tu tiempo. Porque sí, es cierto, a veces cuesta encontrar el momento para devorar un capítulo, pero si nos rendimos, acabaremos por perder el hábito de la lectura.

Y como ninguno queremos eso, aquí te dejo un listado de consejos para no dejar de leer ni en las épocas de mayor estrés.



La mayoría de trucos que voy a explicarte se basan en la llamada regla de los cuarenta días: dicen que si logras hacer algo diariamente durante ese periodo de tiempo, esto acaba convirtiéndose en un hábito, como ducharse o beber café calentito por las mañanas.

El objetivo es que acabéis por incorporar la lectura a vuestra rutina. Ni que sean cinco o diez minutos al día. La cuestión es no olvidar cómo se pasan las páginas y lo felices que nos hace sumergirnos en esas historias fantásticas de las que nos gusta tanto presumir en Goodreads.



1. Si el libro es un viaje...

Se dice mucho que leer es viajar sin moverte de casa. De modo que no se me ocurre mejor momento para perdernos entre las páginas de una buena historia que mientras nos desplazamos de camino al trabajo (o de vuelta del mismo).

A no ser que seas tú quien lo conduce, viajando en tren, en autobús o en cualquier otro transporte público dispones de cierta cantidad de tiempo que puedes emplear en mirar por la ventanilla, escuchar a tus compañeros de viaje o leer.

Cuidado con no pasarse de parada, eso sí ^^'

Salvo que viajes con un amigo que te de muy buena conversación, yo me inclino por esta última opción. Francamente, leer me hace más ameno un trayecto que de otra forma me resultaría monótono y me ayuda a evadirme durante veinte minutos.

Además, está demostrado que diez páginas antes de entrar a trabajar te ayudan a estar más despierto que dos tazas de café. Y más si lo que estás leyendo son historias de terror...



2. Cuando esperas, no desesperes

Otro lugar fantástico para leer son las consultas del médico, las salas de los dentistas, las peluquerías o los asientos de cualquier organismo público que te veas obligado a visitar para certificar algún documento. Y visto cómo está el mundo, hasta la cola del banco podría incluirse en esta categoría.

¿Lo ve, señor dentista? Ya le dije que era un gran libro

Cuando te ves obligado a esperar por un rato tienes dos opciones: o perder las horas mirando la pared/las revistas y folletos que tengas más a mano, o sumergiéndote en ese libro que tienes a medio empezar.

Evidentemente, salvo que leas en digital, no te aconsejo que vayas cargado con Juego de Tronos al dentista. Para estas ocasiones, tal vez te conviene un libro más ligero y portátil, como una edición de bolsillo.

Leyendo, el tiempo pasará más deprisa y la espera no se hará interminable. Además, es mucho más interesante que ir actualizando el Twitter a ver qué dice la gente o gastando vidas en el Candy Crush.



3. Antes de dormir...

El otro momento ideal para abandonarse en páginas de una buena historia es cuando ya has cenado, te has lavado los dientes y te has metido en la cama.

Puede que el cansancio te pueda, y en esos momentos invita más ver una serie que abrir un libro. Sin embargo, si vences la pereza inicial y te impones acabar un capítulo o leer diez páginas, verás como esto se acabará convirtiendo en una sana costumbre.

Y si perseveras, te acompañará toda la vida

Cuando tengo una lectura pendiente, sea para reseñar o para revisar, siempre la cojo antes de dormir. Es un momento tranquilo tras el ajetreo del día y puedo dedicarle al menos veinte minutos antes de que se me cierren los ojos.

Así, he acabado convirtiendo este acto en un hábito indispensable. Ahora no sé dormir sin haber leído ni que sea un relato corto, como los que podéis encontrar en la antología No hay brujas buenas.




Como veis, mantener el hábito de la lectura es una cuestión de voluntad y ganas. Basta decidir el momento que más se ajusta a nosotros y sustituir el smartphone por un libro. A fin de cuentas, sigue siendo igual de adictivo.

¿Vosotros qué opináis? ¿Os gustan estos momentos para leer o tenéis otra sugerencia?


¡Nos leemos! ^^

1 comentario:

  1. Siempre me he quejado de no tener tiempo de no poder leer, bien por trabajo o bien por la universidad, etc. Pero la verdad desde que empecé a utilizar esos momentos que mencionas, he conseguido leer más esperando cuando voy al hospital que si me programo la actividad.
    Y estoy supercontenta porque estoy terminando lecturas. Aunque no pueda ser todos los días, se pueden encontrar pequeños momentos para leer y crear el hábito.

    ¡Un saludo!

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