Porque el humano es un ser social, y como tal actúa.
Los personajes son entes individuales y únicos, con su propia concepción del mundo, sus sueños y sus fobias. Pero al igual que los seres humanos, nuestros personajes también forman parte de un colectivo.
Estoo puede ser un culto religioso, una determinada facción, una raza... La cuestión es que esta pertenencia a uno o varios grupos influyen en parte del comportamiento de nuestros personajes.
Para hablarnos de conductas grupales y de interacción entre colectivos, contamos hoy con la presencia de Guillermo Jiménez, la voz detrás del blog Lecturonauta.
Estoo puede ser un culto religioso, una determinada facción, una raza... La cuestión es que esta pertenencia a uno o varios grupos influyen en parte del comportamiento de nuestros personajes.
Para hablarnos de conductas grupales y de interacción entre colectivos, contamos hoy con la presencia de Guillermo Jiménez, la voz detrás del blog Lecturonauta.
En sus capaces manos os dejo ^^
- La Interacción entre los grupos -
Los seres humanos somos gregarios por naturaleza, nos gusta arrejuntarnos. Pero una vez que estamos bien agrupaditos, nos cuesta bastante ponernos de acuerdo unos grupos con otros. La interacción entre grupos siempre ha sido y siempre será algo difícil.
La historia de la humanidad es, en gran parte, la historia de lo mal que se nos da llevarnos bien entre los grupos. En el momento en que dos grupos tengan que competir para conseguir algo, se va a crear el favoritismo endogrupal (endogrupo = grupo al que pertenecemos) y el odio exogrupal (exogrupo = grupo al que no pertenecemos).
"¡Como no te largues te escupo, asqueroso Montesco!" Julieta en la versión original |
Es más, el número de elementos necesarios para conseguir favoritismo hacia el propio grupo y odio hacia los otros grupos es muy bajo. Todo lo que hace falta es poner a las personas en grupos.
En un experimento de Tafjel se comprobó que un sujeto al que habían asignado un grupo, ya mostraba favoritismo y rechazo solo teniendo que tomar decisiones anónimas que afectaban a los miembros de los dos grupos.
No hacía falta que viese a sus compañeros o a los del otro grupo. Solo decirle: “Estás en el grupo A. Tienes que decidir cómo vamos a repartir esto entre los grupos A y B. Tu decisión será anónima”. Y ya está.
Esa persona favorecerá más a su grupo por encima de sí mismo y del otro grupo. Ahora bien, vamos a lo que nos interesa: ¿Cómo se puede manifestar esto en una novela?
Favoritismo endogrupal
El endogrupo es el grupo al que pertenecemos. El exogrupo es cualquier grupo al que no pertenecemos. Parte de nuestra identidad se define a través de los grupos a los que pertenecemos, y nuestra identidad se conserva sana porque pensamos que lo que somos y lo que hacemos está bien.
Una vez comprendemos todo esto, es fácil ver por qué odiamos al exogrupo y favorecemos al endogrupo. Los miembros del endogrupo son como nosotros, y nosotros somos buenos. Son personas que comparten nuestros puntos de vista.
O eres dalek o... EXTERMINATE ^^ |
Dependiendo de si la cultura es colectivista (culturas donde es más importante el grupo que el individuo, como china) o individualista (el individuo es más importante, como en estados unidos), los miembros del endogrupo se perciben de forma diferente.
En la cultura colectivista, los miembros del endogrupo se ven como más parecidos a uno mismo y a la norma, más homogéneos. En la cultura individualista, se ven como más distintos de uno mismo, se acentúa que somos individuos distintos que nos unimos para formar un grupo.
En la colectivista se busca que el grupo sea una masa indiferenciada, es lo ideal. Una persona colectivista percibe a sus endogrupos como homogéneos, y piensa que los exogrupos son heterogéneos, lo que se considera como algo malo. Con los individualistas pasa al contrario, se sienten parte del grupo, una parte con identidad propia que no ha sido devorada por la masa. Por tanto, los exogrupos son homogéneos, una masa de personas sin diferenciar que han sido absorbidas por el grupo y han perdido su identidad.
El favoritismo endogrupal se puede manifestar de muchas formas: Beneficiar directa o indirectamente a miembros del endogrupo, preferir estar con compañeros que con desconocidos, conformismo con las ideas del grupo…
Hay una gran tendencia a defender a miembros del endogrupo y a creerles en una discusión. Cuando un miembro del endogrupo hace algo malo, se tiende a quitarle importancia diciendo que no es un miembro representativo del grupo, y que no todos los miembros del grupo son así. Se le marca como una excepción, que no tiene nada que ver con el grupo.
El mejor ejemplo de esto sería el género masculino, cuando salen a la luz casos de violación, la respuesta habitual suele ser “no todos los hombres son violadores” y cosas por el estilo. “Él es diferente, es un violento y un loco, los hombres de verdad no son así”.
Se suelen decir este tipo de cosas, pero nuestro proceso mental suele ser algo así: “yo no soy así y no puedo creer que el grupo al que pertenezco sea así, porque yo no soy así y los demás de mi grupo tienen que ser como yo”.
Es muy difícil para la psique y para la identidad ponerse a pensar que quizás sí que haya un problema con el grupo y no sean casos individuales.
Cuando alguien del endogrupo destaca en algo bueno o hace algo excelente, se suele atribuir eso al grupo en general. No es que Manolita sea muy lista, es que toda nuestra clase, el grupo H, es muy lista, más que los otros grupos.
Los que leen en papel son mejores lectores... O no ^^ |
Como hay una base común como miembros del grupo, es fácil formar vínculos con las personas del endogrupo. Es un poco cliché, pero eso que se ve en las películas o series, cuando dos personajes que se llevan mal descubren que son del mismo equipo de fútbol y se vuelven amigos al instante, es algo normal y esperable en la vida real.
Reconocemos y diferenciamos mejor a personas de nuestro grupo que a personas de otros grupos. Hay experimentos sobre esto: El reconocimiento facial de una persona empeora muchísimo cuando ve personas de otra raza. Es por esto que todos los asiáticos les parecen iguales a los que no son asiáticos, cuando ellos son capaces de distinguir a un coreano de un japonés de un chino solo por su aspecto. Para los asiáticos, los caucásicos parecen todos iguales y son difíciles de diferenciar.
Esto no pasa solo con las razas. Si una persona no militar ve a alguien militar, solo puede saber que es militar, mientras que un militar puede distinguir a un cabo de un general con solo un vistazo. Somos capaces de discriminar mejor a los miembros del endogrupo que a los miembros del exogrupo.
Rechazo exogrupal
Sin embargo, no debemos olvidar que nuestra identidad también se basa en lo que no somos. Normalmente, valoramos las cualidades que tenemos como importantes, y las que no tenemos como poco importantes.
Si cogiésemos una lista de cualidades y le dijésemos a una persona que las valorase de más importante a menos, y de más deseable a menos, las que esa persona posee serían las más altas en los rankings. Si ponemos esas mismas cualidades adjudicadas a dos grupos, las más valoradas y deseadas serán las del endogrupo.
Es más, aunque todas las cualidades sean positivas, verán las del exogrupo como indeseables. Un ejemplo podría ser la eterna rivalidad entre guerreros y magos que se da en algunas historias fantásticas.
Si el desprecio tuviese cara... |
Los guerreros piensan que la destreza física es lo mejor y desprecian a los magos por ser inteligentes, y los magos hacen lo contrario. Aun cuando la destreza física y la inteligencia son dos cualidades muy positivas y deseables, se apañan para hacer que suenen como algo malo. Como esa gente que desprecia a los que son educados y ven la cortesía como algo indeseable.
Un gran ejemplo de este odio y menosprecio al exogrupo es la eterna rivalidad entre los de letras y los de ciencias. Como los seres humanos somos idiotas, este sentimiento de “nosotros somos mejores que vosotros” puede llevar a una persona a ignorar la realidad, como una persona diciendo que las humanidades tendrían que desaparecer, que las carreras como magisterio son inútiles (¿Por qué para qué necesitamos enseñar a los niños a leer y escribir?).
Ya he dicho que la identidad se forma a partir de lo que no somos. Estas cualidades que nosotros no somos son las que otorgamos al exogrupo (o estas cualidades del exogrupo no las hacemos nuestras… ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?). Como son cosas que no poseemos nosotros, las valoramos como no importantes o indeseables.
Cuando alguien de un exogrupo hace algo malo, no tardamos en atribuir esa maldad al resto del grupo. Solo hace falta que digan que el terrorista era musulmán para que todos los musulmanes tengan que ir por la calle con cuidado porque todos piensan que también son peligrosos.
Supongo que a estas alturas no hace falta que lo diga, pero el odio al exogrupo es la base del racismo. El racismo no solo es cosa de razas, el odio y rechazo al exogrupo se puede producir con cualquier cosa.
Así pues, ¿qué sucede cuando dos grupos se encuentran y tienen que convivir?
Interacción entre grupos
Lo que nos muestra la investigación es que lo más habitual es la competición.
Un famoso experimento social que se enseña incluso en psicología de bachillerato (que es una adaptación del experimento de la teoría del conflicto realista de Sheriff, que lo hizo con niños) puso a unas 10-14 personas adultas en un campamento.
Al principio se llevaban bien, se divertían. Después, los investigadores los dividieron en dos grupos aleatoriamente, A y B. A la mañana siguiente, en las mesas del desayuno, ya se formaron los grupitos, aunque no a la perfección. Antes comían todos juntos.
Hicieron un par de pruebas divertidas en las que tenían que competir, y mostraron mucha competitividad, de manera bastante agresiva (“hay que aplastar al otro equipo”). El perdedor tenía que hacer lo que dijese el equipo ganador, y les obligaron a limpiar los zapatos de barro.
Había un chico y una chica que eran amigos a pesar de ser de equipos distintos, y se juntaban durante las pruebas para hablar. Los dos grupos los presionaron para que dejasen de hablar con el enemigo.
Así de fácil es crear prejuicios y discriminación de la nada.
Por lo general, la interacción entre grupos varía dependiendo de qué es lo que está en juego:
a) Yo estoy equivocado y tú tienes razón: De aquí salen las cruzadas religiosas. Porque mi dios ha dicho esto y como yo no puedo estar equivocado tú tienes que arder en la hoguera. A los seres humanos nos duele muchísimo estar equivocados hasta en temas triviales, así que cuanto más importante sea el tema, más violentos nos podemos poner.
b) Recursos limitados: Guerras. Si solo uno de los dos puede tener los recursos o no pueden tener ambos todo el que necesitan, intentarán controlar para que su grupo tenga más recursos y el otro tenga menos.
Nada que añadir u_u |
c) Ganar prestigio: El prestigio por el prestigio incita poco al odio. Cuando los equipos no se juegan nada más que el honor y la gloria, pueden dar lo máximo, pero no llegarán a niveles de agresividad lo bastante altos como para agredirse (normalmente).
d) Quedar por debajo: Ahora bien, si piensan que eso va a devaluarles como grupo, y que serán inferiores, sí que pueden llegar a las manos.
e) Supervivencia de ambos: Cuando la supervivencia de ambos grupos depende de su colaboración, ¿sabéis cual es la forma en que los dos grupos trabajen juntos y se lleven bien? Tratados, alianzas… es decir, forman entre los dos un grupo más grande que los incluye. Dejan a un lado sus diferencias ante un enemigo común, pero porque sus pequeños grupos dejan de importar ante un grupo más grande: nosotros vs el enemigo.
f) No hay nada en juego: Esta situación es rara, pero se puede dar, sobre todo con grupos pequeños. Lo habitual es que los grupos no se conozcan entre ellos y se ignoren totalmente. Hay una convivencia pacífica y poca interacción propiamente dicha. Normalmente suele suceder con grupos a punto de disolverse, cuando la identidad de grupo se desvanece.
Sin embargo, hay una forma de romper los prejuicios y la discriminación, que es lo que hizo Sheriff en su experimento para reconciliar a los dos grupos de niños. Es tan “sencillo” como ponerles a trabajar juntos.
La colaboración puede convertir en aliados hasta a los peores enemigos (normalmente porque demuestra que no son tan diferentes al fin y al cabo). Es un poco esperanzador saber que hasta el rechazo más fuerte tiene cura.
Y hasta aquí la entrada de hoy.
¿Os ha gustado? ¿Queréis más? Pues estáis de suerte, porque el contenido de hoy es solo una minúscula muestra de lo que os espera en el taller online de personajes que el señor Guillermo impartirá en octubre en Ateneo Literario.
Si estáis pensando en aprender cómo crear personajes entrañables y realistas, yo de vosotros no perdería la ocasión de apuntarme.
¡Nos leemos! ^^
Y hasta aquí la entrada de hoy.
¿Os ha gustado? ¿Queréis más? Pues estáis de suerte, porque el contenido de hoy es solo una minúscula muestra de lo que os espera en el taller online de personajes que el señor Guillermo impartirá en octubre en Ateneo Literario.
Si estáis pensando en aprender cómo crear personajes entrañables y realistas, yo de vosotros no perdería la ocasión de apuntarme.
¡Nos leemos! ^^
Me ha encantado esta entrada. Pensaba que la ibas a enfocar de otra manera, pero igual me parece muy útil. Me has dado curiosidad por el experimento de Sheriff, y sobre todo me has recordado que escribir es aprender a mirar cómo funcionamos socialmente. (De lo que siempre podemos sacar lección para el día a día).
ResponderEliminarUn saludo :)
Es que a Guillermo se le da muy bien hablar de conductaa humanas. Si te ha gustado el post, deberías dar un paseo por su blog, Lecturonauta ^^
EliminarGenial, muy interesante. Gracias.
ResponderEliminar