Siempre se ha dicho que quienes juegan a rol, desarrollan maravillosas herramientas emocionales tales como la empatía, la cooperación y la imaginación.
Pero esas no son las únicas ventajas que tiene lanzar los lados cada domingo en compañía de nuestros amados amigos: también podemos aprender a escribir mientras nos lo pasamos pipa.
Para hablaros de este tema, puesto que mi experiencia es bastante pobre, he traído aquí a un experto para que nos hable sobre cómo el escritor puede mejorar jugando a rol.
¡Un fuerte aplauso para David Tourón!
Como jugador:
Juego
a rol desde los 17 años, no me refiero a Final Fantasy o Zelda —a
esos juego desde hace más—, me refiero a los juegos de rol
clásicos. A los de hoja de papel, lápiz, dados y máster cabrón.
Un
juego de rol es una especie de teatro doméstico en el que el azar
decide la resolución de las acciones que llevan a cabo los
protagonistas. Uno de los participantes ejerce el papel de máster,
que es el que diseña la aventura, aplica las reglas e interpreta a
todos los secundarios; el resto da vida a los PJs —personajes
jugadores—, que son los que llevan sobre sus hombros el peso de
resolver la trama y avanzar a lo largo de la aventura preparada por
el máster.
Como
se puede intuir, son juegos en los que prima la imaginación porque,
a excepción de la ficha de personaje y el reglamento, todo lo que
ocurre está en la cabeza de los participantes. En mi opinión, el
rol es un gran ejercicio para estimular la creatividad, algo
indispensable para un escritor. Y no solo por las buenas historias
que puedan surgir de una partida de rol, sino por la improvisación
que el juego te exige.
Son
varias las características del rol que pueden enseñarnos cosas
acerca del proceso creativo de la escritura.
El
primero al que jugué fue Warhammer: el juego de rol. Es un sistema
sencillo con un formato de personalización bastante encorsetado, con
poca decisión por parte del jugador sobre los rasgos del personaje,
lo que lo hace ideal para iniciados.
Este de aquí |
Esa sencillez nos muestra que si
contamos con un mundo detallado y lleno de vida y cosas por hacer, la
simpleza de nuestros personajes pude quedar compensada. Aunque es
cierto que unos buenos héroes ayudan a narrar una historia, lograr
que el lugar en el que se ambienta sea un personaje en sí mismo
puede enriquecer mucho una novela. El escenario ha de estar vivo, no
ha de ser solo un suelo para que se paseen los protagonistas.
Pero
poco a poco Warhammer se fue quedando corto como experiencia rolera.
La mente pedía más libertad de decisión y empecé a jugar a
Vampiro y La leyenda de los cinco anillos.
Ambos cuentan con una
profundidad muy alta en el sistema de creación de personajes. Los
jugadores no se limitan a interpretar a simples aventureros, sus
personajes son héroes con un carácter complejo. En estos juegos no
solo puedes escoger las capacidades de tu personaje, sino también
una serie de virtudes y defectos que serán los que lo acaben
definiendo.
Este lo tengo yo en pendientes |
Me
gustaría hacer hincapié en ello. Cuando construyes un personaje
para tu novela uno acostumbra a hacerlo con amor y por tanto es muy
sencillo limitarse a remarcar sus virtudes. Pero mi experiencia en
los juegos de rol me ha hecho ver que realmente son sus defectos los
que ayudan a humanizarlo y no debemos olvidarnos de ellos. Es difícil
empatizar con la perfección pero es muy sencillo vernos reflejados
en los defectos de los demás.
Otro
aspecto que puede ayudarnos a la hora de crear a nuestros personajes
es el sistema de habilidades y talentos. No es habitual que alguien
sepa hacerlo todo y por eso es importante tener presente qué
habilidades necesita tu protagonista para salir adelante y cuáles
serán las que sus compañeros le aporten.
Define bien qué sabe
hacer cada uno y qué no, que el lector lo tenga presente y que no
parezca que aprenden a hacer las cosas de forma automática según
las necesiten, como en Matrix.
Cuesta creer que un pícaro callejero
del Lecho de Pulgas sea capaz de resolver ecuaciones a no ser que
sepas que de niño estudió en la Ciudadela de Antigua.
Como máster
Tras
varios años como jugador me decidí a ejercer de máster y fue
entonces cuando el rol me enseñó que aquello que parece estar fuera
de tu control puede generar buenos historias.
Crear una partida de
rol es crear un relato en el que no puedes decidir qué harán los
protagonistas. Has de crear una ambientación, ofrecer un objetivo a
los participantes y anticipar las distintas vías que pueden tomar
para alcanzar ese objetivo.
Muchas veces las reacciones de los
jugadores son inesperadas y eso hace que la anticipación con la que
hayas podido preparar la partida suela ser insuficiente. De este modo
se enriquece mucho más la experiencia rolera y como máster te lo
pasas pipa teniendo que improvisar situaciones que nunca hubieras
predicho que pasarían.
Esto
nos enseña que aunque planees el argumento de una novela desde la
primera página a la última, debes de darle el dominio de sus actos
a los personajes. Has de intentar convertirte en ellos cuando les
hagas interactuar con la trama que has planeado. Si logras conseguir
que su personalidad te imbuya al escribir sobre ellos y te sorprendas
a ti mismo de lo escrito, tendrás una gran historia.
El
contexto, los personajes y la trama son tres pilares fundamentales a
la hora de escribir un libro y jugando a rol puedes entrenar y
desarrollar estos aspectos. A veces, de ese entrenamiento, surgen
grandes historias que exigen ser escritas y publicadas. Sino que se lo digan a Gonzalo Zalaya y Víctor Blanco.
Jugad
a rol, escritores. Viajad a mundos de fantasía propios o ajenos y
disfrutad de lo que es vivir una aventura de la que no tenéis el
dominio total, en vuestra propia imaginación.
Pues ya habéis oído al experto. Todos a darle a los dados para poder darle mejor a las teclas y crear magníficas historias de fantasía (y de lo que os venga en gana).
¡Nos leemos! ^^
¡Hola! Estoy de acuerdo con ello. Es una buena forma de pulirse, aunque yo más que nada, comencé con el rol por foro, el hecho de estar haciendo una trama con alguien más te impulsa a seguir el ritmo y mejorar, más cuando tienes a alguien que tiene un nivel mayor al propio, vas aprendiendo y puliéndote.
ResponderEliminarPersonalmente, yo empecé a sacar provecho a algunas cosas —como las descripciones, que siempre fueron mi problema— cuando me empecé a topar con los mínimos de líneas. Eso de escribir 25 líneas —que recuerdo, fui mi primer reto en un rol—, me hizo sacarle más provecho a otras cosas que venía dejando de lado en la escritura. Sí, ya después uno puede reducir o extenderse más cuando sale de esos círculos, pero está bueno para ir puliendo varias cosas mientras se disfruta escribiendo.
¡Un abrazo!