Por qué añadir símbolos en tus historias

Porque hay algo mejor que escribir: crear.

Si hay algo en lo que casi todo el mundo coincide es en afirmar el gusto de los asiduos a la literatura de género por ciertos elementos: a los lectores les encantan los símbolos y los escritores adoran añadirlos a su trabajo.

Dibujos sencillos, intrincados, marcas personales... Monigotes simples o elaborados que hacen las delicias de quienes leen... Y también de quienes los crean.

Casi cualquier cosa puede convertirse en un símbolo siempre y cuando los lectores así lo quieran: banderas, sellos personales e incluso elementos recurrentes son propensos a convertirse en marca de una novela... O de su autor.

Pero, ¿por qué existe esta fascinación por el lenguaje simbólico dentro de las novelas de género? ¿Es una plaga o una bendición?

1. Romper la barrera

El primer punto a favor de los símbolos dentro de las novelas de género es su facilidad para traspasar el muro que separa el mundo real de la ficción.

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Resulta mucho más sencillo para un dibujo o escudo convertirse en un elemento de la vida cotidiana del lector que no una cita (por eminente que resulte).

Salvo que seas George RR Martin, claro. En ese caso, casi cualquier refrán que escribas tiene muchas papeletas para convertirse en un dicho recurrente que se usará hasta la saciedad. ¿Os suena Winter is comming?

2. Marca de reconocimiento

Otro de los valores añadidos de los símbolos que se incluyen en las obras de ficción es que permiten a los lectores reconocerse entre sí en cualquier ámbito. Pongamos un caso práctico.

Vamos por la calle y vemos a alguien con el siguiente dibujo en su camiseta:

(Fire) Fuego

Se trata de uno de los símbolos que aparecen en la ya no tan reconocida Ángeles y Demonios. Si nosotros somos lectores de dicha novela, reconoceremos al instante el símbolo e identificaremos a su portador como otro lector.

Casos como este tenemos a patadas: gente con camisetas de dragones rojos tricéfalos, otros que llevan tatuado un ojo ardiente, los que llevan ropa interior con siluetas de murciélagos...

¿Y para qué sirve identificar lectores de las novelas que nos gustan? Bueno, pues para crear cohesión y, quién sabe, tal vez amistades duraderas que se traduzcan en intercambios de opiniones. Y hablando de intercambios...

3. Marketing indirecto

En realidad, la principal función de un símbolo (al margen del

papel que juegue dentro de la historia) es convertirse en un elemento de marketing que nuestros fans portan orgullosos.

Los lectores contentos se atavían con los dibujos de nuestras obras, los comparten por las RRSS e incluso se las tatúan sobre la piel. 

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Cuando una persona ajena al significado de dichas marcas pregunta por ellas, de inmediato nuestro fan le contará las bondades de la novela de donde ha sacado "ese dibujo tan chulo" y el por qué debería leerla. Propaganda indirecta.

Este boca a a boca es de gran importancia para el mundo de la literatura, donde la opinión de conocidos y expertos en el género resulta de mayor valor para los potenciales lectores que lo que puedan decir de dichos libros los críticos "oficiales".

Sin embargo, ninguno de estos tres motivos responde al título de este artículo. En ningún momento se ha hablado de por qué deberían incluirse símbolos en nuestras novelas.

¿Sabéis por qué? Pues porque el único argumento válido para hacerlo es que la historia lo pida y tú como escritor estés dispuesto a dárselo. La voluntad del autor es el único motivo para tomar dicha decisión.

Lo único que puedo decir yo al respecto es que bajo ninguna circunstancia inundes tus historias con monigotes sin valor con la esperanza de convertirlos en bandera de tus fans. A fin de cuentas, los símbolos solo tiene valor cuando los lectores deciden dárselo.

¡Nos leemos! ^^