Los tipos de escritor y El Principito



¿Qué tendrá que ver un niño que deshollina volcanes con los tipos de escritor? Más de lo que parece...

Todo el mundo conoce al Principito, y quién más, quien menos, lo ha leído en algún momento de su vida. 

Se dice que Saint-Exupéry logró escribir una verdadera obra universal, un libro con tantos matices, con tantas interpretaciones... Que cada nueva lectura es diferente a la anterior.

Eso es lo que me dispongo a hacer hoy: interpretar las conductas inadecuadas que un escritor puede llegar a manifestar a lo largo de su carrera usando a los personajes del libro como guía. 


1. El rey


Se trata de escritores principiantes que, como el rey del principito, en cualquier persona ven un lector potencial/súbdito. 

Su único afán es conseguir más y más, miles de seguidores en las redes sociales, sin importarles en absoluto hasta qué punto estas personas pueden o no tener interés en su trabajo

Suelen tener también, a causa de este motivo, una odiosa tendencia al spam: comparten compulsivamente las entradas de su blog, la propaganda de su novela... etc. 

Además, como todos los monarcas, se creen no solo el centro del universo, sino que su palabra es ley (y esto es muy grave en un escritor), de modo que no aceptan de buen grado las críticas negativas.

Conclusión: Define tu "reino" y no te conviertas en un absolutista intolerante.



2. El borracho


Existe algo peor que un escritor arrogante y tiránico, y es aquel cuya actitud ante la vida es la queja constante y la auto-compasión.

Escritores que, en lugar de invertir su tiempo en engarzar palabras, lo gastan alegremente quejándose de cuán infausta es su existencia y de lo mal que se los trata en el mundo editorial (o el cualquier otro entorno).

Y lo grave de este tipo de actitudes es su capacidad de retroalimentación. Cada queja trae consigo el rechazo, pues a nadie le gustan los quejicosos, y a cada rechazo más grandes y mayores serán las quejas de este tipo de individuos.

Conclusión: Deja de beber para olvidar que te avergüenzas de hacerlo y actúa. Escribe.



3. El vanidoso


Muy parecidos al monarca de antes, pero con la odiosa manía de creerse dioses. No solo ven en cada individuo un lector potencial, sino que además creen que la obligación de todos los que le rodean es adorarles.

Sí, da igual que su texto sea infumable: tu deber, insignificante mortal, es elogiar esa obra magna de la literatura. Si no sabes apreciarla es problema tuyo, que careces de gusto.

El problema con este tipo de individuos no es solo su negativa ante las críticas, sino su capacidad para obviarlas o atacarlas violentamente. Eso, a su vez, provoca que su progreso se estanque, pues están tan ocupados mirándose el ombligo que son incapaces de innovar o mejorar.

Conclusión: El ego del escritor es inevitable, pero si no te apartas del espejo acabarás dedicándote odas a ti mismo (y es mucho más gratificante que te las escriban otros =D ).


4. El hombre de negocios


Son todos aquellos escritores que han perdido el gusto de escribir. No es que ya no les guste o les canse, sino que están tan ocupados escribiendo tuits y artículos para generar visitas  y ganar seguidores, que se han olvidado de sus historias, el motivo inicial de su campaña de marketing.

No voy a discutir que la publicidad es necesaria, ni que mantener un blog como escritor es positivo (aunque consuma tiempo), pero cuando uno se olvida de cuál era su objetivo, debería pararse y pensar. Que es justo lo que este tipo de escritor no hace.

Son personas serias, ven la escritura como un negocio (lo cual está muy bien), pero han centrado tanto esfuerzo en venderse que ya no tienen qué vender.

Otra variante de hombres de negocios serian aquellos que gastan su tiempo mandando relatos (muchas veces escritos sin ganas o con rapidez) de forma compulsiva a los concursos y certámenes con el único objetivo de ganar alguno para poder añadir el mérito al curriculum.

Conclusión: Cuenta estrellas, pero recuerda por qué lo haces. Sino, la cuenta pierde todo el sentido.


5. El farolero


Los escritores de la asfixia. Ajetreados de un lado para otro, sin poder sentarse ni cinco minutos a reposar. De estos también existen dos variantes:


En primer lugar aquellos escritores que viven tan obsesionados con su vida laboral que jamás encuentran ni cinco minutos para escribir, la cual cosa les produce una congoja tan grande que puede terminar en depresión.

En segundo lugar, aquellos que cuando se ponen a hacerlo, lo hacen a todo correr, angustiados por el tiempo que les está llevando sacar unas míseras cien palabras.

Son los escritores de la prisa, tan obsesionados con terminar rápido, tan obcecados en su labor, que ni siquiera disfrutan del placer de relajarse al escribir. 

Estos escritores han convertido el escribir en una obligación mecánica y desganada; no ya un trabajo (que es lo adecuado), sino en una imposición de la que desean liberarse cuánto antes. Y así, amigos míos, ni se escriben buenas obras, ni se disfruta del proceso creativo.

Conclusión: Deja la farola apagada un rato y siéntate. ¿Qué sentido tiene ser escritor si no disfrutas escribiendo?


6. El geógrafo


Dicho de aquellos escritores cuya facilidad máxima es evadir el trabajo. Consideran que, al dedicar su vida a las letras, ése es su único deber, despreciando otro tipo de tareas.

Y no me estoy refiriendo a que se nieguen a compaginar su dedicación a la escritura con otros trabajos (¡Quién pudiera vivir de escribir solamente...! ^^'), sino que son totalmente contrarios a realizar cualquier otra tarea que no sea darla a las teclas.

Así, rechazan las presentaciones en librerías, se desentienden de la promoción de sus novelas, obvian crearse y gestionar perfiles en las redes sociales... Les parece que estas acciones complementarias a la escritura les corresponden a otros, que no es su deber.

Con sinceridad os lo digo: estos geógrafos fracasan con excesiva frecuencia. Escribir no es solamente sentarse a teclear, conlleva dedicarle horas a muchas otras pequeñas tareas. Y no, que te haya apadrinado una editorial no te exime de responsabilizarte del bien de tu obra, de tu criatura (y si piensas lo contrario, abstente de tener hijos, ¿me oyes?).

Conclusión: Por muy buen geógrafo que seas, salir a explorar por ti mismo y realizar otras tareas al margen de garabatear papeles no es denigrante, sino la oportunidad de ser mejor en tu trabajo.



Y hasta aquí por hoy. No, no he hablado de rosas, ni de zorros, ni de baobabs, pero creo que os he retratado varias actitudes nefastas que sería conveniente que evitarais de ahora en adelante.

Será difícil, lo sé, pero no imposible. A fin de cuentas sois escritores: creáis mundos. Después de eso, ¿hay algo más imposible? ^^

¡Nos leemos!

6 comentarios:

  1. Y usted, ¿a qué tipo de escritores pertenece? Con tanta sagacidad para ver tantos defectos, seguro que no adolece de ninguno. Para mí, un escritor, por más precario y pobre que fuere, es digno de respeto, ya que todos sus intentos, aun ridículos y disparatados, no tienen otra intención que dar a conocer su trabajo, lo cual es absolutamente legítimo. Que si no, ¿para quién escribiría? ¿Para sí mismo?

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    1. Estimado lector anónimo, como persona adolezco de infinidad de defectos (al igual que todos), y es gracias a ellos que he podido redactar este artículo y muchos otros, no en vano es la experiencia la que me suele guiar en la redacción de mis entradas.

      Ahora bien, a parte de escribir leo, y como lector sé lo que no me gusta encontrarme, de modo que no veo ningún mal ni ataque hacia los escritores en compendiar aquí esa serie de conductas que pueden repeler a los lectores.

      En efecto, no hay nada malo en hacerse conocer y querer llegar a nuestro público objetivo, y para este fin existen multitud de conductas y actitudes que pueden ayudarnos enormemente a lograrlo (recomiendo leer el blog Marketing para escritores, especializado en el tema). Pero del mismo modo también existen conductas contraproducentes que ejercen el efecto contrario, causando una mala impresión en nuestros futuros lectores y alejándolos.

      Evitar que alguien cometa estos errores era mi objetivo, no otro, y a fin de hacer más ameno el contenido, establecí el paralelismo con los personajes de un libro que nunca me cansaré de leer.

      Espero que mi comentario le ayude a entender mi punto de vista, y disculpe si el tono del artículo le ha hecho sentirse incómodo.

      Att. Alister Mairon

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  2. Muy buen artículo, acabo de darme cuenta de que soy una farolera :PPP

    ¡Saludos!

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    1. Bueno, el primer paso para sentirse más cómodo con la escritura es detectar este tipo de fallos, así que celebro que te haya gustado el post ^^

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  3. Creo que tener un poco de todos pero no mucho de ninguno indica que mi actitud hacia la escritura y sus complementos es la correcta. ¡Ahora me siento un poco mejor! jaja
    Gracias por el artículo me ha parecido super original y entretenido :)

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    1. Celebro que te haya gustado y que leerlo te haya dado más confianza. Ánimo con la odisea de escribir ;)

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