Seas amateur o senior, nunca está de más aprender algún que otro truco para mejorar nuestra forma de escribir.
En el pasado hablamos sobre la técnica ¿y si...?, desarrollada por Amaia Crespo. Hoy vamos a dedicar esta entrada a hablar de distintos métodos de escritura destinados a hacernos más productivos y mejores tejedores de historias. ¿Listos? Allá vamos.
1. La frase verdadera
A este truco han recurrido genios de la talla de Hemingway para dar inicio a sus historias. Empezar a escribir es siempre difícil, y una buena manera de arrancar tu historia puede ser escribiendo una frase lo más sincera posible: simple, sin florituras.
Esta frase será tu punto de partida, la premisa de la que nacerá toda la historia que pugna por escapar de tu imaginación al papel. Tu frase debe poner en relieve qué es lo que deseas contarle al lector: no ya el trepidante argumento que tienes en mente o la belleza de ese callejón de París que has elegido como escenario. No. Escribe algo en lo que de verdad creas y desees transmitir al receptor de tu historia.
¿Suena moralista no? ¿Quién es el escritor para predicar como un profeta? Bueno, es que el objetivo de esta oración es darte pie a ti, no iniciar el redactado de una nueva Biblia. Una vez tengas esa premisa de inicio es cuando empieza lo divertido.
Invierte esta frase para obtener una auténtica atrocidad, algo más inverosímil que la inocencia de un político: una frase tan falsa como un duro sevillano. ¿Lo has hecho ya? Felicidades: ahí tienes la semilla del conflicto que modelará tu historia.
A partir de este punto ya puedes empezar a jugar con los personajes y la ambientación, contrapón tu frase verdadera con tu frase falsa, enfréntalas y crea a partir de ellas.
Si quieres leer más sobre esta técnica te recomiendo leer el maravilloso artículo al respecto hecho por Excentrya.
2. El copo de nieve
Ingeniado por Randy Ingermanson, es una de las maneras más útiles de perfilar tramas para que no queden cabos sueltos. Ahora bien, no se la recomiendo a los escritores que detesten la planificación al detalle de sus novelas.
Es un método parecido a la técnica ¿y si...?, ya que en ambos casos partimos de una premisa sencilla que servirá de semilla para el desarrollo de nuestra historia. Vamos a ver cómo se hace esto:
1. Resumir tu historia en una frase: suena a epopeya homérica, pero no es un imposible. Procura que ésta sea lo más corta y concisa posible, y a poder ser, que resulte atractiva a ojos de lectores potenciales.
2. Amplía tu frase: Convierte este zumo concentrado en un párrafo de no más de ocho líneas donde quede claramente expuesto el planteamiento, el nudo y el desenlace de la historia que tratas de tejer.
3. Conoce a los actores principales: Escribe una ficha de personaje de no más de una página sobre los actores principales de tu historia (no, el tendero del capítulo XI no lo queremos). Esta ficha debe aclararnos la identidad del personaje, sus motivaciones, sus objetivos y los obstáculos que deberá superar para lograrlos. También deberías destacar los cambios producidos en él a lo largo de sus vivencias durante la historia.
4. Amplía tu párrafo: Recuperando el texto del punto 2 es momento de ampliar cada elemento expuesto hasta que configure un párrafo por sí mismo. Debes plantear conflictos de nefastos resultados que motivarán la acción durante el transcurso de tu historia. No obstante, el último párrafo escrito en este punto responde al desenlace de tu novela, así que debería tener un final menos agrio para el protagonista (salvo si eres fan de Lovecraft y la impotencia del ser humano).
5. Añadamos foto: Hora de volver a nuestras fichas de personaje para ampliarlas. Debes detallar el aspecto físico y psicológico de tus criaturas, pero también su pasado. En este punto también es recomendable perfilar someramente a los actores secundarios de tu historia.
6. Ampliación de la ampliación: Volvamos a los párrafos anteriores y detallemos su contenido hasta obtener una página de cada uno de ellos. Terminada la redacción deberías poder contemplar el total de tu historia concentrada en cuatro páginas aproximadamente. Y no sólo eso, también deberíamos haber sido capaces de plantear al detalle cómo y por qué se va a llegar al desenlace previsto, sin dejar cabos sueltos por el camino. Con todo, la posibilidad de que tu imaginación se desate es altamente probable, y no sería raro que tuvieses que volver atrás y reestructurar para dar cabida a las innovaciones que hayan podido surgirte. No lo dudes: hazlo.
7. A comisaría: Toca volver a tus fichas de personaje para ampliarlas todavía más. Sí, es posible hacerlo. Es el momento de detallar delicadamente la evolución de nuestros personajes a lo largo de la historia. Para ello, expláyate tanto como desees. También es buen momento para redactar la biografía de nuestros personajes secundarios, si bien será menos detallada que la de los protagonistas.
8. Cortar y repartir: Recuperando la compilación del punto 6, llegó el momento de dividir todo lo que hemos escrito en escenas para crear una escaleta. Escribiremos sobre cada escena un par de líneas descriptivas, definiremos el lugar en el que ocurrirá dicha escena y los personajes que se verán involucrados. A continuación agruparemos las diferentes escenas para dar lugar a los capítulos que compondrán nuestra historia.
9. Ampliar las escenas: Ahora nos toca convertir el breve resumen de cada escena en un pequeño párrafo más detallado. Debemos identificar el conflicto que tendrá lugar en cada una de ellas para que, cuando estemos escribiendo, sepamos con exactitud qué es lo que va a ocurrir.
10. ¡A la carga!: Lo único que nos queda por hacer es ponernos a escribir nuestra historia. Gracias a este método contaremos con un esquema preciso y detallado que nos facilitará la tarea de redacción, pues siempre tendremos a mano nuestras notas por si, llegado el caso, tuviésemos dudas sobre cómo continuar.
Para leer más sobre este método recomiendo leer el artículo hecho por Excentrya al respecto.
Y con esto doy por concluida la entrada de hoy. Existen muchas otras técnicas de escritura que facilitan el trabajo de los tejedores de historias, de hecho, hay tantos métodos como escritores, así que me llenaría de gozo que en los comentarios compartierais vuestras estrategias y métodos a la hora de escribir, así nos ayudamos entre todos a mejorar. ¡Nos leemos! ^^
Es un método parecido a la técnica ¿y si...?, ya que en ambos casos partimos de una premisa sencilla que servirá de semilla para el desarrollo de nuestra historia. Vamos a ver cómo se hace esto:
1. Resumir tu historia en una frase: suena a epopeya homérica, pero no es un imposible. Procura que ésta sea lo más corta y concisa posible, y a poder ser, que resulte atractiva a ojos de lectores potenciales.
2. Amplía tu frase: Convierte este zumo concentrado en un párrafo de no más de ocho líneas donde quede claramente expuesto el planteamiento, el nudo y el desenlace de la historia que tratas de tejer.
3. Conoce a los actores principales: Escribe una ficha de personaje de no más de una página sobre los actores principales de tu historia (no, el tendero del capítulo XI no lo queremos). Esta ficha debe aclararnos la identidad del personaje, sus motivaciones, sus objetivos y los obstáculos que deberá superar para lograrlos. También deberías destacar los cambios producidos en él a lo largo de sus vivencias durante la historia.
4. Amplía tu párrafo: Recuperando el texto del punto 2 es momento de ampliar cada elemento expuesto hasta que configure un párrafo por sí mismo. Debes plantear conflictos de nefastos resultados que motivarán la acción durante el transcurso de tu historia. No obstante, el último párrafo escrito en este punto responde al desenlace de tu novela, así que debería tener un final menos agrio para el protagonista (salvo si eres fan de Lovecraft y la impotencia del ser humano).
5. Añadamos foto: Hora de volver a nuestras fichas de personaje para ampliarlas. Debes detallar el aspecto físico y psicológico de tus criaturas, pero también su pasado. En este punto también es recomendable perfilar someramente a los actores secundarios de tu historia.
6. Ampliación de la ampliación: Volvamos a los párrafos anteriores y detallemos su contenido hasta obtener una página de cada uno de ellos. Terminada la redacción deberías poder contemplar el total de tu historia concentrada en cuatro páginas aproximadamente. Y no sólo eso, también deberíamos haber sido capaces de plantear al detalle cómo y por qué se va a llegar al desenlace previsto, sin dejar cabos sueltos por el camino. Con todo, la posibilidad de que tu imaginación se desate es altamente probable, y no sería raro que tuvieses que volver atrás y reestructurar para dar cabida a las innovaciones que hayan podido surgirte. No lo dudes: hazlo.
7. A comisaría: Toca volver a tus fichas de personaje para ampliarlas todavía más. Sí, es posible hacerlo. Es el momento de detallar delicadamente la evolución de nuestros personajes a lo largo de la historia. Para ello, expláyate tanto como desees. También es buen momento para redactar la biografía de nuestros personajes secundarios, si bien será menos detallada que la de los protagonistas.
8. Cortar y repartir: Recuperando la compilación del punto 6, llegó el momento de dividir todo lo que hemos escrito en escenas para crear una escaleta. Escribiremos sobre cada escena un par de líneas descriptivas, definiremos el lugar en el que ocurrirá dicha escena y los personajes que se verán involucrados. A continuación agruparemos las diferentes escenas para dar lugar a los capítulos que compondrán nuestra historia.
9. Ampliar las escenas: Ahora nos toca convertir el breve resumen de cada escena en un pequeño párrafo más detallado. Debemos identificar el conflicto que tendrá lugar en cada una de ellas para que, cuando estemos escribiendo, sepamos con exactitud qué es lo que va a ocurrir.
10. ¡A la carga!: Lo único que nos queda por hacer es ponernos a escribir nuestra historia. Gracias a este método contaremos con un esquema preciso y detallado que nos facilitará la tarea de redacción, pues siempre tendremos a mano nuestras notas por si, llegado el caso, tuviésemos dudas sobre cómo continuar.
Para leer más sobre este método recomiendo leer el artículo hecho por Excentrya al respecto.
Y con esto doy por concluida la entrada de hoy. Existen muchas otras técnicas de escritura que facilitan el trabajo de los tejedores de historias, de hecho, hay tantos métodos como escritores, así que me llenaría de gozo que en los comentarios compartierais vuestras estrategias y métodos a la hora de escribir, así nos ayudamos entre todos a mejorar. ¡Nos leemos! ^^
Yo siempre he sido de estructuras muy ligeras (para los relatos no necesito mucho más, en realidad), ya que aún no me he puesto con ninguna novela (bueno, a los 15 años, pero fue una patata XD). Así que me ha gustado mucho esta manera de estructurar toda la historia, sobre todo porque así te aseguras de que en todas las escenas pasa algo y reduces al máximo el relleno, que muchas veces se nos va la mano con él.
ResponderEliminar¡Gracias por la entrada! :D
Me alegro de que te haya gustado, para mí descubrir estas técnicas fue una revelación. Estoy deseando ponerlas en práctica para una futura novela corta que tengo en mente. ¡Nos leemos!
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