Más allá de la dicotomía entre ciencia ficción y fantasía existe otra gran división dentro de la literatura de género. Y guarda relación con el lugar donde suceden las historias.
Se dice que escribir es el arte de crear y de transformar. A raíz de eso existen dos modos de desarrollar una novela: hacerlo en un mundo inventado o en nuestra realidad.
Cada una de estas opciones se ajusta a un modelo de lector distinto. Así que no sabes cuál es el tuyo te recomiendo seguir leyendo ^^
Los mundos inventados
El mundo creado de cero ofrece al escritor una libertad total en cuanto a diseño y planificación. No hay más limitaciones que las que él mismo se ponga.
Se trata de universos construidos por entero desde la imaginación del escritor. Los lectores llegamos a ellos desconociendo su funcionamiento. Dependemos del narrador y los personajes para comprenderlos.
El mundo de CdHyF, mapa de la serie de HBO Game of Thrones |
Así pues, el proceso de lectura es un viaje continuo y muy evasivo. Sobre todo está pensado para lectores que busquen desconectar. O para los que gocen perdiéndose en la exploración y el descubrimiento.
La ciencia ficción está mayoritariamente dominada por mundos inventados. Así encontramos realidades como el planeta Gueden de La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin o la vasta galaxia del universo de Star Wars.
En la fantasía también encontramos varios ejemplos de mundos creados desde cero. Por ejemplo, los continentes de Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin o Terramar, el mundo isleño concebido por Ursula K. Le Guin.
Los parajes fascinantes que muestran cualquier de estas historias (y las muchas que no han sido mencionadas) espolean al lector a seguir leyendo para saber más. No solo de los personajes, sino también sobre el mundo por el que estos se mueven.
Terramar, mundo creado por Ursula K. Le Guin |
Sin embargo no todo son ventajas: un mundo en constante expansión que se descubre de la mano de los personajes a menudo puede crear sensación de irrealidad.
En especial si parece que el universo se amolda a las necesidades del protagonista, algo que parte de los lectores señalan que ocurre en El Nombre del Viento.
Además, al tratarse de universos de nuevo cuño el autor puede verse tentado de saturarnos con datos. Lo que se conoce como infodumping.
La creación de un mundo inventado requiere de mucho trabajo de worldbuilding. Si el escritor no sabe seleccionar esta información, la novela puede terminar pareciendo una enciclopedia que acaba engullendo la historia.
Pros del mundo inventado:
- Es muy evasivo
- Está pensado para disfrutar con la exploración
- Permiten la innovación
Contras del mundo inventado:
- Requiere un gran trabajo de worldbuilding
- Puede resultar no creíble si se amolda al personaje
- A menudo pecan de infodumping
El mundo real
Por contra, ambientar una novela en nuestra realidad acota carece de la libertad imaginativa que un escritor tienen cuando construye un mundo de cero.
A diferencia de los mundos creados de cero, ambientar una historia en el mundo real significa restringirse. La novela y los personajes están acotados a un marco geográfico, a un momento histórico y a una realidad cultural preestablecida.
Michael Sheen y David Tennant en la adaptación de Buenos Presagios |
Esto ocurre en novelas como American Gods, de Neil Gaiman, donde las deidades antiguas se pasean por el continente americano. O en Buenos Presagios, novela escrita conjuntamiente por Gaiman y Terry Pratchett y que estrenará su adaptación televisiva en mayo.
La ventaja de este perfil de historias es que requieren menos contexto para que el lector comprenda el funcionamiento del entorno en qué se mueven los personajes.
Si bien esto también entraña un riesgo. En especial si el escritor decide ambientar su novela en un momento histórico. En ese punto una mala o escasa información puede dar al al traste con su obra. Sobre todo si el lector es una persona instruida que detecte las incongruencias.
Con todo, las historias ambientadas en el mundo real tienen el poder de romper la barrera ficción-realidad. Los lugares donde tiene lugar la acción son visitables para el lector. Esto ha dado lugar a muchas rutas turísticas basadas en novelas, sean estas oficiales o no.
Por ejemplo, los fans de Sorgina pueden ir de tour por Asturies y encontrarán todos los pueblos por los que Paloma, la protagonista, viaja en compañía de Aker.
La Puela (Pola de Allande), uno de los escenarios de Sorgina |
De hecho, el propio escritor puede hacer un viaje por los escenarios de su historia. Además de hacer turismo, le sirve para construir personajes sobre el terreno.
Es por este motivo que el terror prefiere moverse por el campo del mundo real. La capacidad de inocular miedo al lector aumenta exponencialmente cuando este ve que la historia transcurre en un lugar existente.
Ejemplo de ello lo tenemos en Sanguijuela, de Javier Alemán. En esta novela los vampiros pasean (y matan) impunemente por las calles de La Laguna. O en El último Aquelarre de Anaga, por Beatriz Aguilar, son las brujas las que toman esta hermosa localidad con sus ritos.
Eso como mínimo te arruina una noche tranquila si vives en Canarias o tenías planeado un viaje a las islas u_u
Ejemplo de ello lo tenemos en Sanguijuela, de Javier Alemán. En esta novela los vampiros pasean (y matan) impunemente por las calles de La Laguna. O en El último Aquelarre de Anaga, por Beatriz Aguilar, son las brujas las que toman esta hermosa localidad con sus ritos.
Eso como mínimo te arruina una noche tranquila si vives en Canarias o tenías planeado un viaje a las islas u_u
Pros del mundo real:
- Es un entorno conocido y/o reconocible para el lector
- Se rompe la barrera de la irrealidad
- Los escenarios pueden ser visitados y disfrutas
Contras del mundo real:
- Se pierde parte del componente evasivo
- Hay menos margen de maniobra para innovar
- La incongruencia histórica puede afear una historia
No todo es blanco o negro
Aunque estos grupos son los más habituales, eso no significa que no haya literatura más allá.
De hecho, existen opciones mixtas. Por ejemplo, El Pasado es un cazador paciente, de Laura S. Maquilón. En esta novela la acción sucede en un pueblo inventado en una Murcia futura que no se distancia en demasía de la actual.
Otro tipo de hibridación es la que tiene lugar en Neverwhere, de Neil Gaiman. Toda la acción sucede en un Londres subterráneo y mágico al que se puede acceder a través del Londres real de nuestro mundo.
El modelo de Neverwhere es muy similar al que implementé en su momento en Sub-Suelo, una novela que transcurre en un mundo subterráneo bajo nuestros pies, donde habitan los terribles elfos oscuros. Grimdark bajo vuestras suelas tirado de precio en Lektu ;)
Así pues, dependiendo de si lo que busca es evadirse o rastraer las pisadas de la magia en nuestro mundo, un lector puede decidir inclinarse por un tipo de novela u otro.
O dejarse seducir por todos. Al fin y al cabo la librosexualidad es una opción de vida respetable y tan válida como cualquier otra.
¡Nos leemos! ^^
Hay algo que conecta ambas posibilidades. Y es la extrapolación de conflictos, como en la saga de la Fundación, de Asimov. Que se basa en la caída del imperio romano. Hay una época basada en una supuesta religión tecnológica. Que es remplazada por el poder de los comerciantes, como en el Renacimiento.
ResponderEliminarGames of Thrones tiene algo de ambientación medieval. Y está el tema de las alianzas. Algunas mediante casamientos arreglados como el la propia Madre de Dragones.
Saludos.