Lo dieron por muerto, pero lo cierto es que el grimdark nunca ha llegado a agonizar. Al público le siguen gustando los mundos oscuros y los personajes grises. O al menos eso es lo que nos dicen las tendencias actuales.
¿Qué lleva a los lectores a seguir apostando por los mundos crudos de Joe Abercrombie o a fascinarse con los universos decadentes de series como Carnival Row?
Hace un tiempo pareciera que estas preferencias se habían revertido. Que las historias crudas estaban de capa caída y que el amante del género buscaba algo distinto. Algo más dulce y evasivo.
Remansos de paz donde perderse entre personajes entrañables, como puede encontrarse en El largo viaje a un pequeño planeta iracundo, de Becky Chambers. Sin embargo, estas novelas siguen pareciendo una rareza en las listas de los más vendidos.
Varias son las causas que podrían explicar el motivo por el que el grimdark se niega a abandonar los estantes. Pero como esto es un artículo y no un tomo monográfico, nos centraremos en las tres principales causas.
Siempre según mi criterio, claro. Que para algo esto es mi casa digital, para que pueda dar la chapa y exponer mi opinión respetando el SEO.
Así que si no os apetecer leerme divagar sobre el tema, mejor podéis daros una vuelta por la sección de historias. Allí tenéis varias novelas y relatos (y algunas hasta son gratis).
Los valientes que decidan quedarse, conmigo ;)
Nos identificamos con mundos oscuros
La principal causa por la que los lectores se aferran a las historias de fantasía oscura es porque sus dinámicas les resultan conocidas, similares a las de su realidad.
Esto habla muy mal de nuestro mundo, pero vista la facilidad e impunidad con que la extrema derecha anda por él (y las nefastas consecuencias de ello), no seré yo quien vaya a deslegitimar esta percepción.
No importa si el enfoque es la desesperanza o si se aboga por una lucha y triunfo del bien, como ocurre con las novelas alineadas con el hopepunk. El escenario tiende a emular las peores dinámicas de nuestra sociedad, sea actual o pasada.
El éxito de Canción de Hielo y Fuego se explica por el talento de su autor al retratar la perfidia del poder. Poniente es un lugar tan hostil como lo fue (y es) cualquier reino Europeo. O cualquier gobierno de élites, vaya.
Los pasos en falsos se pagan con la caída en desgracia. O con la pérdida de la vida en el peor de los casos. Un escenario nada recomendable para nadie.
Hadas en un mundo industrializado y racista. ¿Qué puede salir mal? |
Con estos escenarios terribles juegan también series como la aclamada Carnival Row. Nos traslada esta última a un mundo donde las hadas y los humanos conviven. Pero no en una comunión armónica.
Al contrario, la sociedad de esta nueva producción de Amazon Prime no tiene nada que envidiarle a los Estados Unidos del siglo XIX-XX, donde las personas racializadas eran tratadas como escoria.
Exactamente igual que las hadas de Carnival Row, que son vistas como deshechos sociales, ignoradas, vejadas e incluso recluidas en barrios marginales.
Viendo esto, no le es difícil al público atar cabos y establecer un vínculo con este mundo fantástico. Es sencillo trasladar la problemática a nuestra realidad. Una realidad que, por desgracia, aún sigue siendo monstruosa y cruel para muchos y muchas.
Nos gustan los personajes grises
Otro gran motivo del éxito de estas historias lo hallamos en sus personajes. En el género grimdark son habituales los repartos de personajes de moral dudosa.
No hay héroes con armadura, sino ladrones, asesinos y todo un surtido de inmorales. No importa que sean nobles o el más mísero de los granjeros. El grimdark no beatifica a nada ni a nadie. Y eso nos atrae.
Nos gusta más la diagonal derecha que la izquierda |
El lector/espectador ya no sabe comprometerse con los héroes tradicionales puros. No les resultan creíbles, por mucho que respeten el viaje de héroe. Este nuevo público se enamora de los personajes por sus defectos más que por su alineamiento.
Responde esta actitud en parte a una victoria del individuo sobre la sociedad/causa. Cosa que también explica por qué las historias de buenos contra malos ya no se estilan.
Ahora se busca la voz personal más que la historia grupal. Y en este nuevo tipo de narrativa, el personaje es una pieza clave para ganarse la credibilidad del público. En esta balanza, un personaje gris siempre sumará más puntos que un malo de cartón piedra o un paladín inmaculado.
¿Quiere decir eso que los buenos dulces y entrañables ya no se hacen un hueco en el corazón del público?
Reconozcamos que Deet es puro amor *¬* |
Desde luego que no. Mirad cuánto amor ha levantado el soft and cute Aziraphale de Good Omens. Y lo mismo parece suceder con la pequeña Deet, de Dark Crystal: la opinión general es que resulta una monada que debe ser protegida de todo mal.
Pero como ocurría con la novela de Chambers, estos personajes tan dulces son una excepción en la norma.
Buscamos respuestas
Los factores anteriores responden ambos al deseo de los amantes del fantástico por sentirse identificados. Sea con el mundo o con sus personajes, se busca una conexión.
¿El motivo? Pues la misma historia de siempre. La sociedad anda buscando en la ficción respuestas a la realidad en la que le ha tocado vivir. Y no es tan descabellado.
Desde la Antigüedad contamos nuestras mierdas como historias de fantasía |
A fin de cuentas, las primeras historias fueron fábulas, todas ellas pensadas para presentar los grandes conflictos y darles una respuesta. Una respuesta que ha ido cambiando a lo largo del tiempo, desde luego.
La sociedad actual está de capa caída y sin referentes. No sabe cuál es el camino. Por eso agradece y parece ávida de historias, porque a través de ellas es más fácil presentar los problemas que nos acechan y vislumbrar un camino.
Por eso se prefiere aún el tono grimdark, porque es el que más se acerca a la hipocresía sardónica y el hijoputismo que son propios a nuestro presente.
Por eso se prefiere aún el tono grimdark, porque es el que más se acerca a la hipocresía sardónica y el hijoputismo que son propios a nuestro presente.
Algunas historias nos advierten sobre el inmovilismo, como las muchas distopías del siglo XX. Otras nos inspiran en las luchas del presente, como ha ocurrido con El cuento de la criada, de Margaret Atwood.
Como veis, esa muerte anunciada del grimdark parece que no se ha producido. Ni en papel ni en pantalla. De hecho, casi parece que vive un segundo esplendor, si es que alguna vez perdió el primero.
Que su extinción suceda o no algún día es algo que no se puede saber con certeza. Lo que está claro es que, hasta que ese momento llegue (si ocurre), seguiremos utilizando estos mundos grises y estos personajes ambiguos para buscar respuestas.
¡Nos leemos! ^^
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