Últimamente ando en fase seriéfila. Con el calor, llega la procrastinación y ella me conduce a comprar palomitas y pegarme a la pantalla.
Así me he topado con dos personajes geniales que me han conducido a las sesudas reflexiones que hoy me dispongo a compartir con vosotros.
La primera de ellas es Emma Swan, la protagonista de Once Upon a Time. Esta mujer pragmática y racional tiene el poder de detectar cuándo alguien le está soltando una trola mayúscula.
El otro personaje es Lucifer, protagonista de la serie del mismo nombre. Y aunque no se parece en nada al Lucifer de The Sandman (en el que teóricamente se basa), el caballero también tiene un poder: descubrir los deseos auténticos de las personas que le rodean.
Así me he topado con dos personajes geniales que me han conducido a las sesudas reflexiones que hoy me dispongo a compartir con vosotros.
La primera de ellas es Emma Swan, la protagonista de Once Upon a Time. Esta mujer pragmática y racional tiene el poder de detectar cuándo alguien le está soltando una trola mayúscula.
Cuando sonríe es cute (pero lo hace tan poquito...) |
El otro personaje es Lucifer, protagonista de la serie del mismo nombre. Y aunque no se parece en nada al Lucifer de The Sandman (en el que teóricamente se basa), el caballero también tiene un poder: descubrir los deseos auténticos de las personas que le rodean.
¿Sabéis qué tienen en común ambos personajes? Que a su manera, los dos pueden ver la verdad y no les gusta que les vengan con historias.
Y eso es precisamente de lo que vamos a hablar hoy: de la verdad y de lo poco recomendables que son los cuentos chinos para un escritor.
Sinceridad y estrategia comercial
Para un escritor es importante dar a conocer su obra y venderla. Es por esa razón que entre les juntaletras gozan de gran popularidad blogs y webs que dan consejo sobre marketing digital.
Con todo, vender nunca tiene que convertirse en un objetivo en sí mismo. De poco va a servirte agotar la tirada de tu primera novela si los lectores quedan descontentos.
Debemos vender, sí. Pero también fidelizar. Porque si no logramos que nuestros lectores disfruten y amen lo que hacemos, no tendrán ningún interés cuando publiquemos una segunda o tercera novela.
Y para fidelizar debemos ser sinceros y buscar a nuestro público objetivo: más valen veinte lectores que amen nuestro trabajo que cien ventas descontentas que nos dejen malas críticas y maten nuestra reputación online.
¿Entonces por qué es tan habitual mentir?
1. Mayor alcance de ventas
Una de las principales causas de que un escritor manipule o modifique su mensaje a la hora de presentar su trabajo ante el público es el deseo de hacerlo apetecible para un mayor número de personas.
Es evidente que cualquier escritor desea dar a conocer su obra al mayor número de personas posibles. Pero si para ello debe renunciar a hablar con sinceridad de su trabajo, algo está fallando. Y mucho.
Cuando el objetivo es vender al mayor número de lectores posibles, sin preocuparnos de si son o no potenciales lectores de nuestra obra, los escritores tienden a ser escuetos o genéricos a la hora de hablar de ella.
Así, una buena y detallada sinopsis es sustituida por frases vacías destinadas a captar compradores más que a dar a conocer el producto en sí. Frases como estas:
A todos os suena haber visto estas frases promocionales. Y estaréis de acuerdo conmigo en que ni definen el producto, ni funcionan realmente como gancho comercial.
2. Temor
Otro de los motivos por los que un escritor puede ser comedido al hablar de su trabajo es el miedo a ofender a su público o a espantarlo si es demasiado explícito.
Hace ya un tiempo Iria G. Parente, autora de YA y compañera de letras de Selene M. Pascual, detalló por redes sociales lo que le sucedió durante una firma de la novela Sueños de Piedra.
Según dijo Iria, cuando hablaba con los jóvenes, su público objetivo, no había problema alguno en decir que la protagonista de su historia era una prostituta.
En cambio, cuando eran los padres de estos adolescentes quienes se interesaban por el producto, arrugaban más el ceño al saber que Lynne era una prostituta que si les decían que simplemente era una chica que huye.
La experiencia contada por Iria refleja claramente una realidad: el lector potencial de tu trabajo no se asustará por explícito que seas o polémico resulte el tema que tratas en tus escritos.
Por lo tanto, modificar la realidad de tu novela para no "asustar" a una parte del público resulta absurdo. Si de entrada esa parte ya siente rechazo, no vale la pena que maquilles el contenido de tu novela por ellos.
A fin de cuentas, al leerla se decepcionarán y esa venta se convertirá en malas críticas que podrías haberte ahorrado siendo sincero.
3. Subirse al carro
El último gran argumento por el que un escritor maquilla la promoción del contenido de su obra es para adecuarla a un tirón comercial o a ciertos perfiles que se encuentren en auge en ese momento.
Por ejemplo, un libro de ensayos sobre recolección de setas puede llegar a venderse como "vegano y ecológico" si ambas corrientes de pensamiento gozan de popularidad en el momento en que este libro salga al mercado.
Es un fenómeno bastante común, evolucionado de los grandes booms literarios. ¿Os acordáis del "si X escribe de vampiros y vende, toooodo será vampiros hasta dentro de cinco años"? Pues este es su primo en versión easy.
Para esta estrategia, el público objetivo no importa, pues el producto adecua su estrategia de ventas al colectivo que mayor beneficio pueda aportarle.
Como ocurre con los libros de auto-ayuda, en estos casos importa más el continente (la venta y su público) que el contenido (el libro).
Y como ocurre también con este género, cualquier obra que trate de maquillarse para ser aceptada por X colectivo acabará decepcionando o en un cajón.
Como veis, renegar de la sinceridad para vender más en raras ocasiones reporta beneficios reales y a largo plazo. Es mejor fidelizar poco a poco y crear una comunidad de lectores que no generar ventas artificiales a cualquier precio.
Y ahora, como las páginas de marketing digital que sigo recomiendan acabar con un call to action, os invito a echarle un vistazo a Sub-Suelo: una novelita corta llena de violencia y elfos cabrones que tenéis disponible en Lektu.
No sé si será una novela de la que todo el mundo habla. Pero entretenida es un rato. Echadle un ojo, veréis que no miento.
¡Nos leemos! ^^
Sinceridad y estrategia comercial
Para un escritor es importante dar a conocer su obra y venderla. Es por esa razón que entre les juntaletras gozan de gran popularidad blogs y webs que dan consejo sobre marketing digital.
Con todo, vender nunca tiene que convertirse en un objetivo en sí mismo. De poco va a servirte agotar la tirada de tu primera novela si los lectores quedan descontentos.
Debemos vender, sí. Pero también fidelizar. Porque si no logramos que nuestros lectores disfruten y amen lo que hacemos, no tendrán ningún interés cuando publiquemos una segunda o tercera novela.
Nos gusta lo que haces y queremos seguir tu trabajo ^^ |
Y para fidelizar debemos ser sinceros y buscar a nuestro público objetivo: más valen veinte lectores que amen nuestro trabajo que cien ventas descontentas que nos dejen malas críticas y maten nuestra reputación online.
¿Entonces por qué es tan habitual mentir?
1. Mayor alcance de ventas
Una de las principales causas de que un escritor manipule o modifique su mensaje a la hora de presentar su trabajo ante el público es el deseo de hacerlo apetecible para un mayor número de personas.
Es evidente que cualquier escritor desea dar a conocer su obra al mayor número de personas posibles. Pero si para ello debe renunciar a hablar con sinceridad de su trabajo, algo está fallando. Y mucho.
¡Lector, ven aquí, que tengo UN COSO para darte! |
Cuando el objetivo es vender al mayor número de lectores posibles, sin preocuparnos de si son o no potenciales lectores de nuestra obra, los escritores tienden a ser escuetos o genéricos a la hora de hablar de ella.
Así, una buena y detallada sinopsis es sustituida por frases vacías destinadas a captar compradores más que a dar a conocer el producto en sí. Frases como estas:
"La novela de la que todo el mundo habla"
"Una historia que te sorprenderá"
"Número uno en Amazon"
A todos os suena haber visto estas frases promocionales. Y estaréis de acuerdo conmigo en que ni definen el producto, ni funcionan realmente como gancho comercial.
2. Temor
Otro de los motivos por los que un escritor puede ser comedido al hablar de su trabajo es el miedo a ofender a su público o a espantarlo si es demasiado explícito.
Hace ya un tiempo Iria G. Parente, autora de YA y compañera de letras de Selene M. Pascual, detalló por redes sociales lo que le sucedió durante una firma de la novela Sueños de Piedra.
Según dijo Iria, cuando hablaba con los jóvenes, su público objetivo, no había problema alguno en decir que la protagonista de su historia era una prostituta.
Lynne (por Lehanan) |
En cambio, cuando eran los padres de estos adolescentes quienes se interesaban por el producto, arrugaban más el ceño al saber que Lynne era una prostituta que si les decían que simplemente era una chica que huye.
La experiencia contada por Iria refleja claramente una realidad: el lector potencial de tu trabajo no se asustará por explícito que seas o polémico resulte el tema que tratas en tus escritos.
Por lo tanto, modificar la realidad de tu novela para no "asustar" a una parte del público resulta absurdo. Si de entrada esa parte ya siente rechazo, no vale la pena que maquilles el contenido de tu novela por ellos.
A fin de cuentas, al leerla se decepcionarán y esa venta se convertirá en malas críticas que podrías haberte ahorrado siendo sincero.
3. Subirse al carro
El último gran argumento por el que un escritor maquilla la promoción del contenido de su obra es para adecuarla a un tirón comercial o a ciertos perfiles que se encuentren en auge en ese momento.
Por ejemplo, un libro de ensayos sobre recolección de setas puede llegar a venderse como "vegano y ecológico" si ambas corrientes de pensamiento gozan de popularidad en el momento en que este libro salga al mercado.
Es un fenómeno bastante común, evolucionado de los grandes booms literarios. ¿Os acordáis del "si X escribe de vampiros y vende, toooodo será vampiros hasta dentro de cinco años"? Pues este es su primo en versión easy.
Todos queremos cabalgar la ola (aunque nos trague) |
Para esta estrategia, el público objetivo no importa, pues el producto adecua su estrategia de ventas al colectivo que mayor beneficio pueda aportarle.
Como ocurre con los libros de auto-ayuda, en estos casos importa más el continente (la venta y su público) que el contenido (el libro).
Y como ocurre también con este género, cualquier obra que trate de maquillarse para ser aceptada por X colectivo acabará decepcionando o en un cajón.
Como veis, renegar de la sinceridad para vender más en raras ocasiones reporta beneficios reales y a largo plazo. Es mejor fidelizar poco a poco y crear una comunidad de lectores que no generar ventas artificiales a cualquier precio.
Y ahora, como las páginas de marketing digital que sigo recomiendan acabar con un call to action, os invito a echarle un vistazo a Sub-Suelo: una novelita corta llena de violencia y elfos cabrones que tenéis disponible en Lektu.
No sé si será una novela de la que todo el mundo habla. Pero entretenida es un rato. Echadle un ojo, veréis que no miento.
¡Nos leemos! ^^
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