La jodida manía de hablar bien


Porque un buen insulto vale más que mil circunloquios.

La sociedad actual adolece de un severo problema: la obsesión malsana con ser políticamente correcto y neutro a la hora de expresarse.

Como resultado de este fenómeno, tenemos infinidad de novelas asépticas donde la palabra más malsonante que aparece es "mierda". Y siento decíroslo con tan poco tacto, pero esa pulcritud oral me parece una puta porquería.

Pero ¿cuándo es adecuado ser un malhablado escribiendo? ¿Es la verborrea vulgar adecuada para todo tipo de novelas? ¿Dónde está el límite entre ser realista y ser un cerdo tecleando?

Si queréis saber la respuesta, no me seáis mierdasecas de culo flojo y seguid leyendo, cago en la mar salada.




La finura oral mata al realismo

Como la mayoría habréis tenido el gusto de comprobar, cuando un extranjero llega a un nuevo país, tras el saludo y el gracias, son los insultos lo primero que aprende y queda arraigado en su mente.

Nos guste más o menos, la raza humana es malhablada y violenta por naturaleza. Y lo que no decimos a puñetazos (por esa milonga que llaman civilización) lo esputamos verbalmente en forma de originales insultos.

Pero no debemos avergonzarnos de ello. Al contrario: valoremos el delicado y creativo arte de insultar a nuestros semejantes utilizando objetos cotidianos como las chanclas, las pilas o las farolas.

Algunos autores, en un intento por revalorizar los insultos como método de expresión, lo que hacen es desempolvar el diccionario de obscenidades de sus bisabuelos para dar a sus personajes el poder de ser malhablados desde el barroquismo.

De este modo, las historias se llenan de "rayos", "demonios", "caracoles" o "retruécanos". Que quedaban muy bien en los dibujos animados de hace décadas, pero hoy en día...


¡Caquita en todo! ¬¬

En cualquier caso, dado que el ser malhablado es inherente a la raza humana, resulta sospechoso que en las novelas de género los autores gusten tanto de evitar (o pulir) el uso de vocablos hirientes. Sobre todo si sabemos que esto da como resultado a personajes tan correctos que acaban por aburrir.

Y además les resta realismo, porque absoutamente nadie en el mundo ha podido vivir ajeno a las palabras soeces y los insultos. Nadie. Incluso la más delicada y casta de las doncellas se habrá visto expuesta a un comentario feo de los sirvientes en algún momento de su vida.



Pero la vulgaridad no es madurez

Aunque es recomendable que en las situaciones límite o cuando se ven embargados por la ira los personajes blasfemen como el más vulgar de los piratas, eso no significa que nuestra historia se vaya a convertir en hardcore.

Existe la extraña e inexplicable creencia de que una novela YA no debe incluir malas palabras (todos sabemos que los adolescentes son unas florecillas que nunca dicen cositas feas...). Es más: cualquier novela libre de barbaridades orales debe ser considerada de inmediato como YA o como soft fantasy, por ejemplo.


Dulces florecillas, ya...

Gorrinísima falacia. La falta de tacos no desmerece una historia, del mismo modo que el exceso de ellos no la convierte en una obra más madura. Al contrario: parecerá que todos tus personajes adolecen del síndrome de Tourette.

No, hijos míos. El exceso de palabrotas también es malo para la salud de vuestra novela. Hay un tiempo y un lugar para cada cosa, y usarlas fuera de un contexto puede envenenar y matar tu novela.



Pero el sexismo...

Sí, ya. Es dramática la ingente cantidad de impropios que acaban mentándole la madre al objeto de la agresión verbal. Pero ese no es motivo para renunciar al uso de palabras soeces en nuestras historias. Basta con usar alternativas:

- Hijo de un chacal/una hiena
- Inmundicia
- Botarate insignificante
- Mierda andante
- Lamelimos
- Reloj de sol mal encarado
- Sucio engendro del Averno
- Mona muerta
- Deshecho de la vida
- Mascapiedras
- Vómito de chinchilla
- Basura con presunción de humano
- Accidente biológico
- Pintamonas
- Rata infecta
- Sabandija
- Chupa cuchillas
- Patético adefesio
- Manos de mierda
- Deshonra de tu casa/familia/casta/clan
- Escoria de la vida


¿Qué os parece? ¿Os gustan estas interesantes formas de no volver aséptico el hablar de vuestros personajes? ¿O se os ocurren mejor insultos para aderezar los pasajes intensos de vuestras historias?


¡Nos leemos! ^^

6 comentarios:

  1. Qué pena que no hayas puesto insultos en catalán, son de lo más original xD

    Yo tengo unos cuantos también que uso cuando la ocasión lo requiere: andrajo mugriento, ponzoña apestosa, furúnculo mal curado, por ejemplo :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta el de furúnculo mal curado. De hecho me ha traído a la memoria un improperio que usa mucho mi abuela: sabañón veraniego.

      Eliminar
  2. Mascapiedras es maravilloso. Me ha gustado mucho tu entrada. A veces cuando lees una novela YA te preguntas esto mismo ¿Por que no insultan? ES NORMAL, ¿NO? Y es que quién más o quién menos suelta alguna por la boca que merece estropajo para todo un año. Por eso muchas historias no me creo a los personajes más jovenes. Lo hacen florecillas perfectas y bien habladas. Aunque también hay buenos ejemplos, como Las tres muertes de Fermín Salvochea. Un abrazo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ni idea, oiga. Con lo bello que es maldecir en arameo...

      Eliminar
  3. Hola Alister! 10/10 tu post, oye. Y la lista de insultos maravillosa. En mi grupo de amigas tuvimos una época de llamarnos cosas como "tripagato" o "hijo del baladre".
    Un abrazo! :)

    ResponderEliminar
  4. Maravilloso. Últimamente me guardo hilos de twitter con insultos porque de verdad, muchas veces quiero que insulten o maldigan pero sin que sea lo de siempre (y sobre todo, nada misogino) y de verdad, me cuesta horrores que se me ocurra algo.

    Mil gracias

    ResponderEliminar

Recuerda que al comentar en esta página estás aceptando nuestra política de privacidad. Puedes obtener más información al respecto en el siguiente enlace:

http://escribeconingenio.blogspot.com/p/politicas-de-privacidad.html