Cosas que pasaban en la Edad Moderna: Diglosia


¿Saben aquell que diu que iban dos hablando y a uno lo obligaron a cambiar de idioma al entrar en la Administración?

Pues más o menos eso es la diglosia. Un concepto interesante pero que pocas veces se explora en la literatura de género. Y mira que tiene chicha...

De hecho, tiene tanta miga que con él inauguramos esta nueva sección del blog, en la que pretendo amortizar mi máster en Historia Moderna hablando de temas poco conocidos de los que se podría sacar jugo en las novelas de fantasía y ciencia ficción.

¿Vamos al lío?



Aclarando conceptos

Antes de nada veamos en qué consiste el fenómeno llamado diglosia y por qué no debe confundirse con otras realidades lingüísticas.

La diglosia es la coexistencia en un mismo territorio de dos o más idiomas, siendo uno de ellos considerado la lengua de cultura u oficial.

Dicha coexistencia puede ser pacífica, como ocurrió con el latín durante la Edad Media. O tal y como se ve en la Tierra Media con las lenguas élficas, donde pese a que el Quenya es considerado el idioma culto eso no causa perjuicio al Sindarin.

Sin embargo, no siempre la realidad es tan tolerante. Y muy a menudo esta situación destierra a las otras lenguas fuera del espacio público y de la administración. Las relega al ámbito doméstico o privado, sometiéndolas así a un estadio de subordinación respecto al idioma dominante.



Cómo se gesta el conflicto

Dicho proceso puede darse de forma natural o por imposición, que es lo más común. Una nueva élite, en posesión de su idioma, fagocita la administración de pueblo conquistado e impone su propia estructura.

Y eso incluye la lengua. De modo que los pobres nativos se verán forzados a aprender el idioma de sus nuevos señores o, en el peor de los casos, a perder su lengua.

Estos indígenas están a horas de sufrir los males de la diglosia

Parece complicado, pero es extremadamente fácil acabar con la vida de una lengua. Son con el jarrón de porcelana de la cultura, fáciles de hacer pedazos. Más aún cuando esta pertenece a las clases populares. 

Basta con convencer a sus hablantes de que el legado lingüístico de sus ancestros es un hablar de paletos e ignorantes y retratarles como bestias si siguen empeñados en usarlo.

Esto no lo digo yo. Tales calificativos ya los utilizaba Dámaso de Frías en el siglo XVI para hablar de la lengua de cántabros y astures. He aquí una pequeña muestra de las bellas palabras que les dedicó:

[…] Pero la de “Asturias” y la “Montaña” [Cantabria] es la peor librada, tiene unos “sonidos” que son verdaderamente “gruñidos” con un “gritillo” y unos acentos finales que les “enfadan mucho”. Es lógico que la lengua de las gentes más pobres y deprimidas sea la que refleje los rasgos de su miseria, condición, viven como animales y por eso “gruñen”, “gritan” o “chillan” y “enfadan”.

Asentada la idea de que la lengua que hablas es de catetos pueblerinos, es cuestión de tiempo que su comunidad de hablantes reniegue de ella. 

En un par de generaciones, esa lengua estará muerta y se habrá acabado la diglosia para dejar paso al glorioso monolingüísmo. A lo sumo, los autores retratarán este hablar en sus escritos para caracterizar folclóricamente al pueblo llano (y normalmente con intenciones satíricas).



¿Y qué ocurre en la ficción?

Pues a pesar de lo mucho que a los autores de fantasía les gusta inventar lenguas, rara vez plantean situaciones de diglosia en sus historias.

Se ha visto retratado el hablar popular en novelas como la saga de Geralt de Rivia, donde el campesinado "malhabla" la lengua común. Pero no se profundiza en si existen realidades idiomáticas distintas en la sociedad.


Al contrario: parece que todos los personajes hablen una lengua estandarizada y común. No importa de qué lugar del mundo vengan, apenas si se retratan dejes o expresiones regionales propias. Tienes que ser muy exótico, como las zerrikanas, para que se note que no hablas la lengua común.

Lo más parecido a la diversidad lingüística en la fantasía lo encontramos  en sagas como Canción de Hielo y Fuego

En estas novelas hallamos a culturas con su propio lenguaje, como el pueblo dothraki. Y también casos de lenguas cultas en desuso, como sucede con el Alto Valyrio. Pero pocas veces se va más allá de mostrar que esta variedad existe. 

Ni siquiera en la trilogía inconclusa Crónica del Asesino de Reyes, donde encontramos pueblos que hablan más de un lenguaje (como los adem), se establece cómo es la convivencia entre estas distintas formas de comunicación.



Un caso práctico

Mientras planeaba Sorgina, decidí que quería introducir la diversidad lingüística entre sus páginas. Así pues, tal y como se ha remarcado en varias reseñas, en la novela aparecen varios personajes que no hablan castellano, sino bable.

Esta es la lengua propia de Asturies y, por tanto, el idioma en que se comunicaban sus habitantes durante el siglo XVII, momento en que tienen lugar los hechos de la novela.

Así pues, los asturianos nativos con los que se cruza la protagonista, Paloma, se dirigen a ella en bable. Todos ellos son gentes humildes, pastores, cazadores o granjeros.

En cambio, los personajes de mayor estatus, como los sacerdotes o los señores de los concejos, hablan solamente en castellano. Y no siempre porque sean forasteros...


¿Por qué sucede esto? Pues por la diglosia. Estas clases bienestantes subrayan las palabras de Dámaso de Frías antes citadas. Consideran la lengua de sus paisanos algo vulgar y pueblerino que debe evitarse.

Así, aunque el conflicto lingüístico no es eje vertebrador de la trama de Sorgina, queda presentado a través de sus personajes.



Como veis, el filón del conflicto lingüístico en la literatura de género es un terreno inexplorado. Y no será porque no sea una buena fuente de inspiración... Solo hay que tener ganas de meterse en ese patatal.


¡Nos leemos! ^^

1 comentario:

  1. Eh, brutal el artículo, y además opino lo mismo, total, completamente. He publicado una novela de fantasía, hace bastantes años, y una de las cagadas fue lo de las lenguas. Ya sabes, el típico "la lengua común" y a correr. Y es algo que me estoy esforzando mucho en solucionar para la novela en la que estoy trabajando ahora, ¡así que artículos así me vienen de fábula!
    Gracias por el blog, está muy bien.

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