Cómo escribir escenas de violencia



Sin conflicto no hay novela, y sin puñetazos nadie se la lee.


El ser humano es un animal muy primario, tanto, que lleva siglos fascinado por lo mismo: el sexo y la violencia. Como escritor, deberás aprender a escribir escenas que ilustren estos grandes temas.

Como el sexo ya está muy gastado, voy a centrarme en el tema de la violencia y la lucha. Salvo que seas un pendenciero curtido en mil reyertas, este tipo de escenas resultarán un reto. Por suerte, no hace falta haberte roto los dientes a puñetazos para escribir sobre esto ^^

Antes de empezar a redactar escenas de lucha debemos prepararnos concienzudamente. Empezaremos por el principio: 



1. Herramientas básicas



A. Anatomía


La maquinaria humana en marcha

¿Ves todos esos huesos y músculos? Pues vas a tener que aprendertelos de memoria y además saber situarlos. Lo primero para escribir escenas de violencia es conocer a las partes implicadas. Necesitas adquirir vocabulario para poder narrar lo que sucede con mayor exactitud. Veamos un ejemplo:


a) La maza cayó con fuerza sobre Tomás, haciendo pedazos su pierna. El chico trastabilló, mordiéndose el labio a causa del dolor. El músculo le ardía por el esfuerzo.


b) La maza cayó con fuerza sobre Tomás, haciendo pedazos su fémur. El chico trastabilló, mordiéndose el labio a causa del dolor. Los gemelos le ardían por el esfuerzo.


En el primer ejemplo la descripció es genérica y poco precisa, mientras que la segunda permite focalizar sin esfuerzo los lugares del cuerpo que están sufriendo a causa del combate, permitiendo al lector empatizar con el dolor del protagonista. La imprecisión hará que el lector se distancie del texto, y eso es algo que no te puedes permitir.


B. Cobertura

Con la anatomía no basta, pues el campo semántico de la violencia es muy extenso, y en el se incluye el vocabulario específico del complejo mundo de las armas y las armaduras. Como ya dije, es muy importante conocer los distintos tipos de armas con los que tus personajes pueden enfrentarse y además saber cómo se usan y para qué.

En el caso de las armas blancas resulta “sencillo”: se clavan por el extremo afilado. Pero las armas mecánicas como las ballestas son algo más complejo, pues necesitan cierto tiempo de recarga que deberás conocer. Y no hablemos ya de las armas de fuego,  porque si encima tu novela ha decidido ambientarse en un remoto pasado, vas a tener que aprender los mecanismos de carga y encendido (y también el tiempo de recarga).

Lo mismo que con las armas ocurre con las armaduras: cada pieza tiene una función muy clara, y tendrás que saber de qué material están hechas, cómo se abrochan, cuánto pesan y cómo afecta el llevarlas puestas a tu protagonista. 

Una cosa es escribir fantasía, y otra muy distinta ver como un hombre con 50 kg. de metal encima salta de un tejado a otro con la agilidad de una ninfa (un poco de sentido común, las tejas van a reventarse del impacto u_u).

Documentarse es la única forma de evitar que tus lectores se limpien el culo en tu novela por ser demasiado fantasioso. Cada arma que aparezca requerirá un mínimo conocimiento por tu parte, así que trata de amortizar  tus lecturas al respecto.

Conclusión: si no sabes cómo se envaina una cimitarra, procura informarte antes de dársela a tu protagonista o a sus enemigos.


C. Movimiento

Conoces el cuerpo y también los instrumentos con los que destrozarlo, ahora es cuando de verdad empieza la diversión. Las escenas de violencia rara vez son estáticas: los contendientes se mueven, golpean, esquivan, caen, ruedan… Hay un sinfin de posiciones que deberás aprender a describir y encadenar para que el conjunto resulte harmónico (y sangriento, sobretodo sangriento).

Del mismo modo que te formaste en el manejo de las armas deberías hacerlo en las posturas básicas. Por poner un ejemplo, el delicado arte de la lucha con hachas tiene una serie de movimientos adaptados a dicha arma, y no te queda más remedio que aprenderlos si quieres que tus escenas de violencia parezcan creíbles y sean algo más que los hachazos verticales contra la cabeza del rival.

"Te he dicho que se acabó la demostración" ¬¬

Para hacer más didáctico el aprendizaje puedes ver vídeos de entrenamientos, películas (con cuidado, que a veces son muy fantasiosas) o releer aquellos libros cuyas escenas de lucha aún recuerdas y te impresionan

Por último, puedes pedirle a tu amigo el que hace judo o esgrima que te enseñe un par de movimientos y los repita delante tuyo cien veces hasta que lo captes (desde aquí un aplauso por esos amigos tan pacientes ^^’).


Con todo esto ya tenemos el esqueleto para poder empezar a escribir escenas de lucha, y como sé lo mucho que cuesta, el segundo bloque de consejos va a centrarse en la tarea de convertir en palabras todo lo que has aprendido hasta ahora.


2. De la teoría a la práctica


A. El ritmo

Las escenas de violencia suelen ser rápidas, una secuencia de movimientos encadenados que tienen lugar el uno detrás del otro, con escuetas pausas para que tus personajes tomen aliento antes de lanzarse de nuevo el uno contra el otro. Tienes que saber transmitir ese frenesí accelerado a tus lectores. ¿Cómo? Adaptando el ritmo de la narración.

Cuando escribes escenas de acción no hay tiempo para descripciones detalladas. Los contrincantes se sopesan el uno al otro antes de tratar de arrancarse los ojos, de modo que los detalles deben quedar en segundo plano. Las escenas de violencia son el terreno de los verbos, y para remarcar la velocidad a la que suceden los acontecimientos la mayoría de autores opta por frases cortas y extremadamente precisas, sin florituras. Los detalles, escuetos, se introducen en el texto con la misma fugacidad que el resto de acciones. He aquí un ejemplo.

a) Tomás se lanzó contra el soldado agarrando con fuerza su espada bastarda con empuñadura de plata. El hombre del rey ya lo esperaba, sosteniendo a su vez un grueso manodoble que resplandecía a la luz del crepúsculo. Los aceros se encontraron y ambas hojas temblaron, haciendo saltar chispas de un rojo intenso. Tomás empujaba con toda la fuerza de sus escuálidos brazos, pero no era rival para ese hombre de cabellos castaños, que sudaba copiosamente.

b) Tomás se lanzó contra el soldado espada en mano. El hombre ya lo esperaba y el encuentro de ambas espadas hizo saltar chispas. Tomás empujaba sin éxito a su rival, que aguantaba sin esfuerzo. Gotas de sudor resbalaban de sus cabellos castaños. El soldado las apartó con un gesto rápido.

En el primer ejemplo, y aunque las acciones descritas son las mismas, el ritmo narrativo se ve interrumpido por infinidad de pequeños detalles del todo innecesarios. Si lo que quieres es transmitir a tus lectores esa sensación de velocidad y apremio, contagiarlos de la adrenalina que ambarga a tus personajes, evita las frases largas y las descripciones superfluas.


B. Mi amigo el diccionario

La precisión, como ya dije, es la mejor aliada del escritor a la hora de enfrentarse a una escena de acción. Pero los movimientos de la lucha pueden llegar a ser repetitivos al tratarse de pasos mecánicos, y eso puede hastiar al lector. Para evitar que eso suceda vas a tener que coleccionar sinónimos como si no hubiera un mañana.

En la escritura, aprender a no repetirse es esencial, pero en las escenas de lucha resulta imprescindible hacerlo. Por suerte, la lengua es rica y existen infinidad de maneras de decir lo mismo sin que a tu lector le siente como una sopa de ajo. Maltratemos una tercera vez a nuestro amigo Tomás para ilustrar esto:

a) Tomás cayó al suelo, respirando con dificultad. Trató de ponerse en pie, pero su rival le empujó, haciéndole caer de nuevo. Aún respirando fuerte intentó ponerse de pie una segunda vez. El soldado lo empujó de nuevo.

b) Tomás dio con sus huesos en tierra, respirando con dificultad. Intentó levantarse, pero su rival lo hizo caer de nuevo de un empujón. Jadeando, trató de ponerse en pie de nuevo. El soldado lo volvió a arrojarlo al suelo sin contemplaciones.

Sí, he puesto un ejemplo MUY exagerado, pero no miento si digo que me he encontrado escenas escritas con este tono, y es algo que me enerva y causa que hojeé esas escenas sin prestar demasiada atención.



Y con esto voy a dar por terminada esta mini-guía para escribir escenas de violencia. Son unos trucos sencillos, pero al menos para mí resultan útiles. ¿Y tú, qué trucos utilizas para escribir tus escenas de lucha?

¡Nos leemos! ^^

2 comentarios:

  1. Hola! Excelente :D!! Me encantó lo de ser ágil, siempre lo he creído, pero se ve mejor cuando lo ejemplificas así.

    Algo si para aportar, me confundí en la parte de los términos médicos y soy médico. El fémur está en el muslo y es el hueso que va de la cadera a la rodilla, mientras la tibia y el peroné hacen lo propio de la rodilla al tobillo, que es la región de la pierna. Los gemelos son músculo que están en la pierna, así que pienso que en vez de fémur, quizá quisiste decir Tibia, ese hueso que sobresale.

    Sobre el asunto de las armas, soy un iletrado. La verdad es que consulto cualquier página de internet para documentarme, pero no siempre son suficientes. Cuáles son tus fuentes?

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    1. Antes que nada gracias por comentar.

      Sobre los términos específicos he de decir que no hay errata en sí, cuando lo escribí quise referirme a que le dieron un golpe en la parte superior (fémur), y cuando me referí a los gemelos lo hice para remarcar la sensación de cansancio, pues cuando haces deporte sin estar acostumbrado suele ser la parte que más se tensa y duele; el golpe aquí no tiene nada que ver. Ahora bien, si dices que queda confuso lo cambiaré ;)

      Sobre mis fuentes uso sobretodo manuales para esgrima (parasito a la universidad mientras pueda), cuando tengo los movimientos claros busco videos donde los pongan en práctica y también mini-documentales sobre el funcionamiento de las armas (viva san Youtube), y ya por último le doy la brasa a mi amigo el que sabe esgrima. Como lo que más aparece en mis textos son espadas y armas blancas, con eso suele bastar. Espero que te haa servido de ayuda.

      ¡Nos leemos!

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