Asúmelo: no eres un genio


Puede que tu madre lleve años diciéndote que eres fabuloso y especial, pero ya va siendo hora de que abras los ojos. Eso es una patraña.

No eres maravilloso, ni único, ni fantástico. Eres solo otro juntaletras más. Y da gracias a que yo no soy Jaume ni Rafa, sino diría directamente que eres un escritor de mierda.

Pero no pasa nada, ¿eh? Todos lo somos en mayor o menor medida. Y la buena noticia es que tiene remedio ^^



Normalmente no hago reflexiones tan violentas, pero el trabajo como profesor a veces saca lo peor de mí. Como sucedió la semana pasada.

Mis queridos alumnos de Historia de la música vinieron silbando de alegría a clase. Al parecer, alguien tuvo la idea de mierda de ponerles Amadeus para introducir la figura de Mozart.

Y claro. Un vago redomado que encima se sale siempre con la suya les pareció un ejemplo fascinante. Un modelo a seguir. El éxito sin esfuerzo... ¡Qué utopía!

Y encima querrán nadar en oro...

Al igual que mis alumnos, muchos escritores deambulan por la existencia creyéndose genios bendecidos. El nuevo Mozart de la literatura. Y del mismo modo que mis alumnos, se equivocan.

Amigo, tú no eres como Mozart. Y lo más cerca que estás de ser un genio es vivir hacinado en una oficina cumpliendo los deseos de tu jefe para hacerle rico. Sin embargo, sí es posible que llegues a ser un buen escritor.

Y en tres sencillos pasos:


El trabajo duro dignifica

No se vale emular el tópico del escritor bohemio. Hay que dejarse la piel (y las horas de sueño) trabajando para cultivar algún que otro triunfo. El arte debe educarse y perfeccionarse.

Sería bueno leer algún que otro manual de escritura. O directamente leer mucho, de todos los géneros que te llamen la atención. Hay que coger vocabulario y hacerse con los ritmos narrativos.

Que ya son ganas de querer emular a míseros como este...

Y además hay que escribir. Crear un hábito firme que convierta el tecleo en un fluir de palabras limpio. Cuanto más escribas, menos esfuerzo te llevará el juntar palabras.

Cuando hayas logrado esto, ya puedes ponerte a corregir borradores con batín. O salir a la calle como un dramático romántico del XIX.



El orden dentro del caos

Cuesta un huevo, porque las buenas ideas pueden aparecer en cualquier parte, pero hay que intentar ser ordenado con nuestros proyectos.

Incluso Mozart, con su alineación de caótico neutral, lograba tener algo de orden en su vida. Por ejemplo, convertir la mesa de billar en su lugar de trabajo (sí, está documentado).

Tú también debes encontrar un espacio donde escribir o un modo de tener organizado tu trabajo. Puede que necesites escribir siempre en la misma mesa o que precises de tomar notas en una Moleskine.

Hazlo como quieras, pero no vayas desperdigando tu trabajo por todas partes. Sino, tardarás la mitad de tus sesiones de escritura en ordenarlo todo.



Tomar distancia

Obsesionarse con el trabajo es tan malo como dejarlo desatendido durante semanas. Los trabajos creativos consumen mucha energía mental, por eso es importante dejarlos reposar antes de lanzarse a pulirlos.

Existe la equivocada idea de que los genios lo hacen todo bien a la primera, que no necesitan corregir. Pues verás, te voy a contar un secreto: eso no es más que leyenda para alimentar sus henchidos egos.

El paraíso del escritor, supongo

Las novelas son como las frutas. Hay que dejarlas madurar antes de darle una buena poda al árbol y recoger un cesto lleno de apetitosas historias.

Si no dejas que tus ojos descansen, te será imposible pulir bien el texto. Entre otras cosas porque vas a leerlo en piloto automático y eso no te dejará ver los fallos. Y los textos mal trabajados te anclarán en la etiqueta de "escritor de mierda".

Con todo, antes de dar por cerrado un texto, sería bueno ponerlo en manos de un editor/corrector para que te ayude a sacarle brillo. Recuerda que es tu amigo en la tarea de escribir bien.



Siguiendo estos consejos, es posible que dejes de ser un escritor de mierda. Ahora bien, ¿te va a convertir eso en el nuevo Mozart?

Seguramente no. Pero puedes aspirar a ser un genio algo más disciplinado y trabajador, como Salieri. En serio, el amigo Antonio es un buen ejemplo a seguir para cualquiera. Y también compuso piezas muy hermosas.


¡Nos leemos! ^^

3 comentarios:

  1. Comparto tu reflexión. La generalizaría diciendo que el trabajo duro ayuda a progresar en cualquier disciplina. Yo diría que “no eres un genio” pero tampoco necesitas serlo. Solo estamos escribiendo, no hacemos vacunas ni tiramos cohetes a la Luna. Hay que bajar un poco el nivel de ego del gremio. ¡Saludos!

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