Porque la falta de prevención se acaba pagando...
Antes de empezar: los que veníais aqui buscando un artículo sobre prácticas sexuales, mejor será que leáis este otro post, dedicado al paisaje y el sexo de las mariposas. O este otro sobre la librosexualidad y otras parafilias lectoras.
A decir verdad, vistos los temas que trato en el blog, no me extraña que vinierais aquí buscando contenido XXX... En fin, lamento la decepción, pero el título no era más que un engaño para atraer vuestra atención. Mil perdones.
A decir verdad, vistos los temas que trato en el blog, no me extraña que vinierais aquí buscando contenido XXX... En fin, lamento la decepción, pero el título no era más que un engaño para atraer vuestra atención. Mil perdones.
Sin embargo, os recomiendo que le echéis un vistazo, porque pese a que no hablaremos de sexo sin protección, vamos a enumerar los peligros de escribir sin el equivalente a la gomita del amor.
¿O es que acaso no sabíais que escribir a pelo es un riesgo?
Sí, sabemos que en el mundo hay dos tipos de escritores, los de brújula y los de mapa (o los Peter Pan y los Garfio...), y que mientras unos son obsesivos planificadores, los otros deciden dejarlo todo en el aire.
Bien, eso es cierto. Pero incluso los escritores más intuitivos toman ciertas medidas a la hora de sentarse a escribir, ni que sea tomar cuatro notas sobre los personajes y el hilo de la historia.
Ya, ya sé que parece mucho más excitante lanzarse a la aventura sin pensarlo demasiado, sin plantearse los riesgos: entregarse desnudo al placer de la escritura.
Y sí, todos nos hemos sentido tentados de hacerlo en alguna ocasión. E incluso los hay que han pecado y lo han hecho (y a veces más de una vez). A los hechos me remito:
Sin embargo, debe uno ser consciente de que escribir sin ningún tipo de planificación previa es tan peligroso como fornicar sin protección.
Y se paga caro, además. Ved sino la de peligros que entraña una práctica tan suicida:
La primera molestia con la que se puede encontrar un escritor que ha tentado la suerte escribiendo a pelo es con que su historia está plagada de inconsistencias.
Y no me refiero al mágico cambio de color en el pelo y los ojos de los personajes, eso ocurre hasta planificando. Me refiero a verdaderas cagadas magistrales:
-Personajes que aparecen o desaparecen sin explicación.
-Cambios de profesión, rango o linaje.
-Cambios de escenario bruscos y contradictorios.
-Adopción de nuevas identidades.
Y no hablemos ya del perjuicio que esto causa en la trama, cuando las explicaciones son contradictorias, los objetos clave aparecen y desaparecen mágicamente... Y un laaargo etcétera de consecuencias similares.
Como podéis adivinar, pagaréis con días de revisión semanas incluso) por apenas unas horas de placer.
Y eso si lo revisáis bien y tomáis medidas para evitar que la criatura venga al mundo llenita de errores, sino vais a vivir toda vuestra vida cargando con esa lacra que supone una historia mal desarrollada.
El problema de escribir a fogonazos es que uno puede terminar creando una historia a pedazos desiguales y contrahechos, algo tan feo como un aborto de mandril.
Cuando dejas que sean los ramalazos de inspiración más encauzados los que guíen tu actividad, no es extraño que te veas arrastrado por este torrente sin control y que acabes naufragando.
Está muy bien eso de escribir en caliente, pero siempre teniendo claro el objetivo y dentro de unos límites de seguridad mínimamente sólidos.
No hacerlo así provocará que cada fragmento escrito desentone en el conjunto, pues habrá sido creado embargado por emociones distintas y dará relevancia a aspectos muy dispares, de modo que te verás obligado a aplicarle una corrección (o a pagar por una) para convertirlo en algo homogéneo y agradable de leer.
También llamado Síndrome del Cambio de Idea o, como se conoce vulgarmente, "Marcha Atrás en la Trama". Consiste, como puede adivinarse por su nombre, en dar un brusco cambio en la dirección de la historia sin desarticularla desde el principio.
Es decir: a mitad de escribir se te ocurre una nueva forma de plantear tu historia y, sin molestarte en modificar lo que has escrito, sigues a partir de ese punto en base a la nueva idea.
Esto da como resultado no solo incongruencias y contradicciones, sino también acciones sin sentido y actitudes que tu lector juzgará absurdas hasta niveles inimaginables. Eso si es capaz de leer tu novela entera sin quedar catatónico perdido.
Resumiendo: la cagarás de forma estrepitosa y te verás obligado a reescribir toda tu historia por culpa de haberte lanzado a ella sin una idea bien perfilada.
Tras todas estas advertencias, espero que seáis conscientes de lo que supone la escritura a pelo y que a partir de este momento, si decidís practicarla, sea a sabiendas de lo que comportará en un futuro.
¡Nos leemos! ^^
Sí, sabemos que en el mundo hay dos tipos de escritores, los de brújula y los de mapa (o los Peter Pan y los Garfio...), y que mientras unos son obsesivos planificadores, los otros deciden dejarlo todo en el aire.
Bien, eso es cierto. Pero incluso los escritores más intuitivos toman ciertas medidas a la hora de sentarse a escribir, ni que sea tomar cuatro notas sobre los personajes y el hilo de la historia.
Ya, ya sé que parece mucho más excitante lanzarse a la aventura sin pensarlo demasiado, sin plantearse los riesgos: entregarse desnudo al placer de la escritura.
Y sí, todos nos hemos sentido tentados de hacerlo en alguna ocasión. E incluso los hay que han pecado y lo han hecho (y a veces más de una vez). A los hechos me remito:
Confesiones de Jaume Vicent en Excentrya |
Sin embargo, debe uno ser consciente de que escribir sin ningún tipo de planificación previa es tan peligroso como fornicar sin protección.
Y se paga caro, además. Ved sino la de peligros que entraña una práctica tan suicida:
1. Incoherencia no deseada
La primera molestia con la que se puede encontrar un escritor que ha tentado la suerte escribiendo a pelo es con que su historia está plagada de inconsistencias.
Y no me refiero al mágico cambio de color en el pelo y los ojos de los personajes, eso ocurre hasta planificando. Me refiero a verdaderas cagadas magistrales:
-Personajes que aparecen o desaparecen sin explicación.
-Cambios de profesión, rango o linaje.
-Cambios de escenario bruscos y contradictorios.
-Adopción de nuevas identidades.
Y no hablemos ya del perjuicio que esto causa en la trama, cuando las explicaciones son contradictorias, los objetos clave aparecen y desaparecen mágicamente... Y un laaargo etcétera de consecuencias similares.
Como podéis adivinar, pagaréis con días de revisión semanas incluso) por apenas unas horas de placer.
"¡Y el muy tonto no tenía ni un esquema! ¡Jajajajaja!" |
Y eso si lo revisáis bien y tomáis medidas para evitar que la criatura venga al mundo llenita de errores, sino vais a vivir toda vuestra vida cargando con esa lacra que supone una historia mal desarrollada.
2. El monstruo de Frankenstein
El problema de escribir a fogonazos es que uno puede terminar creando una historia a pedazos desiguales y contrahechos, algo tan feo como un aborto de mandril.
Cuando dejas que sean los ramalazos de inspiración más encauzados los que guíen tu actividad, no es extraño que te veas arrastrado por este torrente sin control y que acabes naufragando.
"¿Pero qué le ha pasado?" "Pues que se dejó llevar por la escritura" |
Está muy bien eso de escribir en caliente, pero siempre teniendo claro el objetivo y dentro de unos límites de seguridad mínimamente sólidos.
No hacerlo así provocará que cada fragmento escrito desentone en el conjunto, pues habrá sido creado embargado por emociones distintas y dará relevancia a aspectos muy dispares, de modo que te verás obligado a aplicarle una corrección (o a pagar por una) para convertirlo en algo homogéneo y agradable de leer.
3. Tramas interruptus
También llamado Síndrome del Cambio de Idea o, como se conoce vulgarmente, "Marcha Atrás en la Trama". Consiste, como puede adivinarse por su nombre, en dar un brusco cambio en la dirección de la historia sin desarticularla desde el principio.
Es decir: a mitad de escribir se te ocurre una nueva forma de plantear tu historia y, sin molestarte en modificar lo que has escrito, sigues a partir de ese punto en base a la nueva idea.
Esto da como resultado no solo incongruencias y contradicciones, sino también acciones sin sentido y actitudes que tu lector juzgará absurdas hasta niveles inimaginables. Eso si es capaz de leer tu novela entera sin quedar catatónico perdido.
Resumiendo: la cagarás de forma estrepitosa y te verás obligado a reescribir toda tu historia por culpa de haberte lanzado a ella sin una idea bien perfilada.
Tras todas estas advertencias, espero que seáis conscientes de lo que supone la escritura a pelo y que a partir de este momento, si decidís practicarla, sea a sabiendas de lo que comportará en un futuro.
¡Nos leemos! ^^
Bueno, bueno, apuñalando por la espalda... ya veo ya... En fin, me encanta que me uses de mal ejemplo. Yo he escrito mucho a pelo; de hecho todos mis relatos los escribo a pelo, sin esquemas y sin nada, lo he hecho desde siempre y lo sigo haciendo. Y sí, tiene sus peligros y de ellos el más importante es que te falle la inspiración: eso sí que es jodido.
ResponderEliminarLas inconsistencias y los errores, se arreglan en las revisiones, ni siquiera creo que sean un problema para un escritor: la escritura tiene que fluir, es en la revisión cuando hay que solucionar las cosas. Sin embargo, el que te falle la inspiración y te encuentres con que no sabes cómo cojones vas a seguir... Eso sí que es un problema.
Yo, siento llevarte la contraria, animo a todos los escritores a dejarse llevar y hacerlo a pelo, por muchos motivos, principalmente porque no te corta el rollo y sientes más (já). No, en serio, yo no soy nada partidario de esquemas, ni escaletas, de hecho hace poco que las uso y suelo tenerlas de adorno, no me gustan los corsés y no soy capaz de seguir ninguna escaleta. Hay que aprender a quitarse ataduras y ser menos cuadriculado: hay que escribir más a pelo.
A pesar de todo esto, gran artículo, como siempre :P Y, si estás empezando en esto, lo mejor es tener esa cuadrícula, un mapa que te lleve desde el punto A al B sin perderte.
Un abrazo
Se me rompe el corazón al ver que discrepamos (insertar lagrimita).
EliminarBromas a parte: estoy de acuerdo en las bondades de la escritura a pelo, siempre y cuando uno esté dispuesto luego a invertir un extra de tiempo en ajustar las incoherencias que de esta práctica derivan.
El artículo de hoy no busca convencer a nadie de que escriba de una forma u otra, solo advertir de los peligros que entraña lanzarse a la aventura, no vaya uno a creer que todo el monte es orégano...
Así ue muy posiblemente disfruten todos de un post hermano titulado... Humm... Los inconvenientes de escribir con armadura.
Así que podrán elegir libremente de qué forma prefieren someterse al presidio que para todos tiene reservado ese amo cruel que es la escritura ^^
Hola, Alister.
ResponderEliminarComo un ejemplo de a lo que puede llevar esta práctica, se me ocurre la saga La torre oscura, de Stephen King. La saga estuvo en desarrollo durante unos veinte años, pero el primer libro, La hierba del diablo (título original) ocupó unos doce. Libro, que King aseguró haber escrito sin tener idea de cómo continuaría la saga, mencionando personajes bajo un aura de misticismo que después tuvieron finales de lo más penosos. El resultado, el volumen tuvo que ser reeditado al terminar la saga, corrigiendo muchas de las fallas, y con nuevo título: El pistolero.
Saludos.
Creo que cada uno nos movemos entre esos dos extremos. En mi caso suelo hacerme un esquema, sobre todo cuando no empiezo por el final, en el caso de los relatos. Una pequeña guía para saber a dónde voy. Esa guía te permite dominar la historia y manejar el suspense.
ResponderEliminarEn novela, poco puedo decir dado que estoy escribiendo la primera, pero de momento compagino. Por un lado he ideado unas tramas, una idea general, pero a la par escribo escenas para comprobar cómo se mueven los personajes, si tienen el recorrido "real" que he pensado esquematicamente. Y es verdad que se me ocurren más cosas cuando escribo, no a pelo, pero si partiendo de una situación. Digamos que señalo un punto de origen y otro de destino, elijo el coche y los ocupantes, pero después de ponerlo en marcha les dejo que tracen el recorrido que deseen para llegar al destino. Saludos!
Me encanta la metáfora del coche, muy descriptiva. ¡Ánimo con esa novela!
EliminarMe gusta tu artículo, pero tengo que estar en desacuerdo. Yo escribo mejor a pelo. Como dice Jaume, no me gustan los corsés y prefiero ir descubriendo la historia conforme va avanzando. Pero tienes razón en que tiene sus inconvenientes, claro. Pero bueno, para eso están las correcciones ¿no?
ResponderEliminar¡Saludos!
Todos los sistemas tienen fallos: lo ideal es encontrar aquel que te compense mejor entre daños y beneficios =)
EliminarBuenos días
ResponderEliminarJa, ja, ja, yo, para embrollar aún más la situación, voy a decir que mi método es mixto. Normalmente, no planifico con rigor ninguna historia (alguna vez lo he hecho, y es divertido), pero nunca empiezo a escribir sin que la trama esté entera en mi cabeza. Cuando empiezo a escribir algo, ya sé que va a empezar, pongamos, en la ciudad X y acabará en la ciudad Y, y de ahí no salgo aunque, la mayoría de las veces no lo ponga por escrito.
Lo que sí hago siempre, si se trata de viajar de una ciudad a otra es crear un mapa con los kilómetros entre cada sitio y, si la historia va a transcurrir mucho tiempo en una ciudad, hacerme un mapa de la misma. Buena parte de las incoherencias que más cantan salen de ahí.
Eso sí, aunque el camino esté prefijado, otra cosa son los detalles. A menudo, solo cuando estoy escribiendo encuentro momentos adecuados para meter a un terciario, o una aventurilla, o una persecución que no estaban programadas.
Saludos.
Juan.
Hasta en los viajes contratados por agencia suelen surgir imprevistos, así que no te preocupes: es parte de la gracia del viaje ;)
EliminarEs verdad que la escritura a pelo tiene peligros y ventajas, porque la espontaneidad permite meterse en berenjenales que uno no tocaría por cohibirse ante la presión de lo que tiene planificado de forma más rígida, pero estoy de acuerdo en que conviene tomar nota de ciertas cosas. Para "El sueño en verso", yo tengo notas de ideas, el texto original, material de consulta registrado en el archivo de "Agradecimientos", listado con detalles de cada personaje, una cronología orientativa, incluso una lista de monedas ficcionales y de nombres de los tomos, sin olvidar el material lingüístico de las conlangs y archivos de Word con distintas estrofas que inventos. En los paratextos ficcionales, me tomo algo más de libertad, pero hace falta pensar las cosas y sentirlas muy claras y tenerlas bastante claras para escribir algo que no se vaya de las manos; al menos, responder adecuadamente a las preguntas adecuadas. Aun así, todos hemos metido la pata con algún relato. Recuerdo especialmente el relato "La guardilla".
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