Cultos y religiones en los mundos de fantasía


El ser humano es teísta, mono o poli, pero teísta. Y aún creando un mundo de ateos vas a necesitar una religión de la que abjuren. Y de eso hablaremos hoy.

Como ya comentamos anteriormente, el mayor reto del escritor de fantasía es crear mundos de la nada, y la religión es uno de los aspectos a desarrollar para crear mundos de fantasía que sean creíbles. No es un elemento imprescindible, pero sí bastante útil a la hora de construir civilizaciones y culturas, no en vano, el ateísmo es la falta de credibilidad ante los dogmas de fe de nuestros ancestros. Y en los mundos creados por nosotros, las cosas no van a divergir demasiado. 

Vamos a ver cómo se crea una religión (o varias). Pero antes una breve aclaración: crear un culto NO ES INVENTARSE UN DIOS Y YA, si vas a hacer algo así, esta entrada además de pesada, te resultará inútil. Las religiones son algo más que divinidades; son costumbres, expresiones, acciones, rituales, fiestas, instituciones... Las religiones son cultura, y como tal debes plantearlas para que resulten sólidas y atractivas al lector.

Construir villanos creíbles


Hola, soy un genio del mal y lo quiero destruir todo porque me da la gana... Y tras esta frase tu novela dio de comer a la trituradora.

Hoy vamos a hablar de un tipo de personajes por los cuales siento debilidad: los villanos. Pero antes de empezar vamos a aclarar algo bastante obvio, y es que no es lo mismo un villano que un antagonista. Para ello tomemos la RAE:

Villano: adj. Ruin, indigno o indecoroso.

Antagonista: m. y f. Personaje que se opone al protagonista en el conflicto esencial de una obra de ficción. 

Resumiendo: el antagonista es aquel personaje que, siendo benigno o malvado, se opone al protagonista de la novela, mientras que el villano es aquel personaje de naturaleza malvada, sea éste protagonista, secundario o antagonista de la historia y sobre este tipo de personajes hablaremos hoy (los antagonistas para otra entrada).

Empecemos por el principio; un villano es un personaje más de los muchos que se necesitan para crear una historia, de modo que requiere, al igual que el resto del elenco, la confección de una completa ficha de personaje.

¿Y si es un personaje como cualquier otro, por qué le dedicas una entrada individual, Alister?

Buena pregunta. El motivo por el que he decidido darle este trato es bastante sencillo. Como cualquier lector habrá podido comprobar, una buena historia es rica en parte gracias a sus villanos. El villano es una fuente de conflicto, y la creación de uno mediocre puede dar al traste con todo tu trabajo. No sólo te desprestigias a ti como escritor, sino que echas por la borda todo el trabajo hecho con el héroe y sus amigos: ¿cómo van a lucirse si su principal rival no da la talla? 

Vamos a repasar pues los errores más comunes que los escritores cometemos al crear a los villanos de nuestras historias.

3 maneras de destrozar una trama

Trama + personajes + ambientación = historia. Hoy aprenderemos qué es lo que ocurre cuando una trama se rompe.

Es inevitable, los escritores sentimos un deseo malsano de crecer, mejorar y perfilar. Sufrimos de exceso de perfeccionismo, y por eso siempre andamos buscando el modo de enriquecer nuestras historias. Y eso es positivo... hasta cierto punto. Como dice el refrán: lo poco gusta y lo mucho cansa.

No es malo que intentemos por todos los medios dar realismo a nuestra historia, enriquecerla y embellecerla hasta que su mera visión cause síndrome de Stendhal. Pero crear un contexto adecuado, realista y detallado es cosa de la ambientación, no de la trama, y sobrecargarla de detalles sólo la convierte en una aberración semejante a la película cuya visión motivó la redacción de esta entrada.

Como ya hablamos anteriormente sobre cómo crear un mundo realista y bien construido hoy vamos a aprender en tres sencillos pasos cómo cargarnos una buena trama tratando de mejorarla.(¿qué?, los psicólogos dicen que la psicología inversa es útil...).

Relato Octubre: Aún no...

Relato del taller de escritura de Literautas del mes de octubre, corregido y mejorado gracias a los valiosos comentarios de mis correctores. Podéis leer el resto de relatos del ejercicio, incluido el mío (nº66), aquí.