Quién diga que jamás se ha encontrado con algo de esto es un mentiroso, que lo sepáis.
Como lectora ávida del género fantástico, a menudo me encuentro con elementos que me rechinan dentro de la novela. Sí, ya sé que escribir fantasía es una odisea, y que para disfrutar es necesaria una actitud abierta.
Como lectora ávida del género fantástico, a menudo me encuentro con elementos que me rechinan dentro de la novela. Sí, ya sé que escribir fantasía es una odisea, y que para disfrutar es necesaria una actitud abierta.
Pero una cosa es ser abierto, y otra tener que tragar sin cuestionarse cómo el escritor se pasa por el forro cualquier consideración en pro de la epicidad.
Hoy os traigo una lista de cosas que solemos encontrar en las novelas de fantasía, y que no deberían estar allí. Ya hablamos de personajes tópicos, así que en esta ocasión nos centraremos en elementos y escenas que suponen una ofensa a la realidad.
1. Armaduras de lujo... en plena Edad Media
El combate de turno: aguerrido protagonista con armadura bañada en oro vs coloso de 2 metros ataviado con una coraza negra como su alma y un casco cubierto de plumas blancas.
¡No!
Lo siento, pero si ambientas tu novela en pleno feudalismo (sistema deficitario de base agraria y escasa o nula mecanización) no pueden existir prodigios de la forja.
¿El motivo? Muy simple: sin reinversión no hay tecnificación. Si el campo no se tecnifica no hay excedente. Sin excedente agrario no hay desocupación. Sin desocupación no existe mano de obra artesanal profesional y a tiempo completo. Sin ese artesanado no hay quien evolucione e innove (y mucho menos con una nobleza rendista). Y sin innovación se repite el modelo que funciona.
Fácil de entender. Si tu sociedad vive pendiente de no morir de hambre/peste no va a tener tiempo de jugar a hacer filigranas en las corazas.
De hecho, no van ni a molestarse en gastar tales cantidades de metal: cota de malla y sobrevesta. Es funcional y ahorra materiales.
Este es el sensual uniforme de un caballero medieval |
Soluciones a este problema hay varias, he aquí unas pocas para que no tengas que renunciar a tus flamantes armaduras esmaltadas:
- Armaduras de importación (vienen de zonas tecnificadas).
- Cambiar el sistema económica y crear un artesanado.
- Las armaduras las fabrican magos/enanos/sucios elfos.
2. Muerte por caballo
Típica escena de lucha: los caballeros del rey cargan contra las tropas enemigas y los cascos de los caballos chapotean en la sangre de los caídos.
¡Error!
Aunque no es de conocimiento extendido, los equinos son una raza tirando a fifi sensible que evita la sangre como el que más. Por lo tanto, en un contexto de lucha antes se encabritan que embisten.
Son tan delicados para el agua (si está turbia no beben) como para mancharse las patas, de modo que no van a pisar a un soldado caído y ensangrentado por mucho que te empeñes.
Lo siento, es un animal herbívoro bastante cobarde, su instinto de conservación lo insta a huir de la cercanía de los cadáveres (porque eso atrae depredadores). No quieren pisar animales heridos para que el hedor de la sangre no se les pegue y nos convierta en objetivos potenciales.
Sí, ya sé que en las películas queda muy épico. Pero en las películas también pintan los combates muy surrealistas y la realidad no es exactamente así, como nos está enseñando Ana Katzen.
Impresiona mucho, pero no suele pasar |
Pero oye, no hace falta practicarse el harakiri por haber incluido una carga equina con pisotones en tu novela. Lo hecho, hecho está. Y ahora toca justificarlo.
Puede haber miles de explicaciones, y yo solo te dejaré una breve lista de excusas recurrentes para cuando te topes como un lector incómodo (como yo):
- Son caballos entrenados
- Es una raza mágica/híbrida
- Son antropófagos (esta opción te da +10 de grimdark)
3. El Mundo de los Pitufos
Escenario habitual: sociedad igualitaria, rey bondadoso, políticas pacifistas y de integración... El mundo de yupi.
¡A la hoguera con tu novela!
Mira, no tengo nada en contra de la creación de civilizaciones mejores que la nuestra, pero sí contra la idealización de sociedades.
No sé si eres habitual del blog, pero si lo frecuentas debes estar hasta las narices de que te repita que sin conflicto no hay novela. Una sociedad en la que nadie es corrupto ni racista, ni belicista... Bueno, simplemente no es creíble.
Inquietante sociedad ideal realizando danzas diabólicas |
Lo siento por ti, pero la naturaleza humana tiende al conflicto, así que un mundo maravilloso y justo va a aburrir a tu lector. Y no solo eso, también se va a cargar el juego de la literatura fantástica: leer con predisposición a creer.
Personalmente soy incapaz de creerme una sociedad tan perfecta y sin máculas, y si ya empiezo a desencantarme por ahí, difícilmente disfrute de la lectura.
Puedo aceptar sociedades igualitarias, o sociedades con un rey bienintencionado. Hasta sociedades sin corrupción. ¿Pero TODO? Ya me disculpareis, pero desde mi óptica eso es demasiado hermoso, más propio de cuentos infantiles (edulcorados por Disney) que de novelas.
Ya sé que cuando escribimos muchas veces buscamos enmendar aquello que odiamos de nuestra propia realidad, pero la idealización no es el camino.
Aún así, si persistes en la creación de sociedades perfectas, permíteme ofrecerte un par de consejos para hacerlas más creíbles (y aún así parecerá una distopía adolescente invertida):
- Es tan idílica que elimina a los disidentes con crueldad.
- La igualdad solo se da en un pequeño colectivo marginal.
- La igualdad es una ilusión creada por máquinas (Matrix).
4. ¡En fila de uno, por favor!
En situación: aguerrido protagonista vs diez gorilas armados... que deciden enfrentarlo de uno en uno.
Yo no sé en qué parte de la instrucción militar quedaron esos soldados, pero lo de ir en fila pasa de moda después de preescolar. Para formar puede quedar muy chulo, pero para una pelea es simplemente ridículo.
No, no queda épico, sino vergonzoso. ¿Es acaso tu novela una película de serie B (pero de las malas, malas)? ¿No, verdad? ¡Pues no me metas escenas de mierda!
Éstos pinginos tienen un motivo para ir en fila. Tus guardias no. |
Hay muchas maneras de hacer épica una pelea, aún si quieres que tu protagonista salga ileso, pero poner por guardias a un grupo de campesinos sin instrucción militar no es una opción.
Para salvar los muebles tras crear una escena así existen muy pocas soluciones, pero como mi obligación es dártelas, aquí te las dejo:
- El lugar de batalla es estrecho, solo permite el 1vs1.
- Tus guardias son mercenarios individualistas.
- Realmente no son guardias, sino campesinos cobardes.
5. Sana, sana, culito de rana
Esto ocurre cuando tu protagonista, herido de muerte, es capaz de guardar dentro sus intestinos y lanzarse a la guerra en apenas diez páginas.
El milagro de la medicina instantánea ha llegado a tus mundos de fantasía (o tu personaje tiene sangre de aloe vera y cicatriza al instante). Las geniales pomadas mágicas no son solo cosa de Los Juegos del Hambre...
Con cariño lo digo: yo una novela así no me la leo. Me gusta la fantasía, sí, pero no tanto como para creer en la curación milagrosa.
"Oh, es que lo ayudaron los (inserte aquí grupo de sabios y poderosos seres de otra raza)".
Ese argumento estaba bien... cuando salieron los primeros libros de fantasía épica. Ahora nadie quiere leer sobre recuperaciones maravillosas por obra y gracia de magos y elfos (o peor aún: porque es El Elegido).
Ya sé que es un coñazo tener indispuesto a tu protagonista durante dos meses, pero también tiene sus cosas buenas: imagina la ansiedad del lector al ver que, mientras el héroe lucha por su vida, los villanos se hacen con el poder, secuestran a la hija del rey, invocan al kráken y convierten el culto a su Dios Gusano en la religión mayoritaria.
Sí, lo vas a tener pegado a la novela con cara de frustración, rezando porque el protagonista recobre fuerzas y solvente la situación. Y si encima cuando decide ponerse en marcha cae preso en combate porque aún está débil, los lectores más sádicos van a llegar al éxtasis absoluto.
"La debilidad del héroe es mi momento de lucirme como personaje" |
Con todo, si perseveras en aligerar el trámite de la sanación a tus personajes, he aquí un par de excusas convincentes para ello:
- Que la cura instantánea tenga un precio elevado*.
- Que la recuperación deje secuelas permanentes.
- Que se requiera X elemento muy escaso (y si lo pones solo en posesión del villano, mejor).
*Cualquier cosa: años de vida, la sangre de un amigo...
Y con esto concluyo por hoy. Existen infinidad de pequeñas cosas que no deberían ocurrir en las novelas de fantasía, pero eso se contará en otras entradas (porque sino, ésta se hace eterna
Si mis soluciones para ellas no os convencen, os invito a proponer mejores opciones en los comentarios, así nos ayudamos todos.
¡Nos leemos! ^^