Propósitos de Año Nuevo para escritores


¿Sin propósitos para el año que viene? Aquí te dejo unos cuantos fáciles de cumplir (y que te harán mejor escritor).

Como esta es la última entrada del año, seremos breves y trataremos un tema que a todos nos trae de cabeza: los propósitos para el año nuevo.

La primera norma para comprometerte a ser mejor escritor el año próximo es la siguiente: no pidas imposibles. No te marques retos que sabes que no vas a cumplir. El que mucho abarca, poco aprieta.

Bueno, a continuación la lista de los tres grandes propósitos que todo escritor debería comprometerse a llevar a cabo (por su bien, eh. Aquí no amenazamos a nadie con cuchillos).


1. Establece un límite de palabras diario


Si aún no tienes marcado un mínimo de palabras a escribir cada día/semana deberías establecer uno. 

Al principio, es mejor un límite pequeñito, 200 palabras por ejemplo, e ir aumentando poco a poco. Se trata de coger un hábito, no de hacer un doce Nanowrimos al año.

2. No procrastinar


La procrastinación debe ser desterrada de tu vida de escritor desde las 00h. del día 1 de enero. De hecho, ya debería estar bien lejos de ti, pero sé que es casi imposible mantenerla a raya todo el tiempo. 

Para lograrlo, intenta apagar el wi-fi mientras escribes, o irte a una atmósfera que promueva un ambiente de concentración (el parque, una biblioteca). 

Como en el punto anterior, una vez cojas la rutina cada vez te será más fácil evitar las distracciones y concentrarte en tu tarea de hacedor de historias. Todo es cuestión de tenacidad.

3. Tómatelo en serio


Por último, el propósito ineludible para todo escritor es tomarse en serio lo que hace. Tanto da que seas estudiante, que trabajes, que estés en paro... Eso no importa.

Tú eres escritor y te lo tienes que creer. Si no te tomas en serio lo que haces, ¿por qué debería creer tu lector en ello? No escuches a quien se ría de ti, no importa si tu familia o amigos se toman a broma lo que haces: serás escritor en el momento en el que decidas llamarte como tal.


Y con esto termino la última entrada del año, deseando que lo paséis muy bien, que leáis mucho y que cumpláis todo lo que os propongáis para este año que entra.

¡Feliz Año, lectores! 


Colores y significado: aprende a pintar tus historias


La diferencia entre un escudo blanco y uno negro puede desencadenar una guerra. Literalmente.

El mundo está lleno de colores, y nuestros mundos de fantasía también deben estarlo. El color es un elemento de suma importancia, sobretodo en las descripciones, ya que no solo permite al lector hacerse una imagen clara de lo que el escritor le está mostrando, sino que a nivel subconsciente está revelando información de sumo interés, desconocida a veces por el propio escritor.

Sí, nos guste o no, el ser humano asocia valores al color: emociones, sentimientos e incluso condiciones morales. Evidentemente, éstos significados pueden variar en base a la cultura de los distintos lugares del mundo, pero salvo algunos casos, la vinculación color-valor permanece inalterada. Y es una buena manera de dar profundidad a nuestras historias, sobretodo para los fans del simbolismo =)

La geografía en los mundos de fantasía


Hay algo peor que liarse con la trama, y es perderte en el mundo que tú mismo has creado. Hoy aprenderemos a evitarlo.

Tanto da qué tipo de escritor seas, si de mapa o de brújula, llega un momento en la vida de todo hacedor de historias de fantasía en el cual su imaginación se desborda, y lo que empezó con una miserable aldea, acaba convertido en un continente (o varios) del tamaño de la primigenia Pangea. 

A partir de este punto ubicarse empieza a ser difícil, y si a ti te cuesta, que eres el escritor, imagínate a tus lectores... ¿Urge solucionarlo, no?

He aquí unos consejos para evitar perder el norte:


1. Planificación


Lo primero de todo es definir y delimitar el espacio en el cual va a transcurrir nuestra historia. Es muy importante tener esto mínimamente claro desde el principio para situarnos correctamente en el mundo que estamos creando. Un escritor mal ubicado conduce a sus lectores al caos, y nadie contrata otro viaje con una agencia que le ha causado estrés y mal servicio.


2. Descubrir las Américas


Aún planificando es posible que nuestro universo decida expandirse, la irrupción de un personaje extranjero que no tenías previsto puede generar a su vez el surgimiento de un nuevo reino/país/isla... Lo que sea. No es intrínsecamente malo siempre y cuando sepamos encajar este nuevo entorno en el conjunto de la historia.

Ahora bien, marcarse un Cristóbal Colón no es tan sencillo; este nuevo territorio requerirá un esfuerzo extra de construcción: necesitará su sistema político, económico, religión, cultura... etc. Y ya vimos que la construcción de mundos de fantasía supone un verdadero reto si se quiere hacer bien. 

Tampoco hace falta obsesionarse con este punto, pues lo más posible es que si este lugar no es escenario o partícipe de la acción de tu historia, el volumen de información que el lector tendrá de él será limitado (aunque eso no te exima a ti de tener que conocerlo al dedillo, que para algo lo has creado...).

Una última puntualización: aunque no es malo que tu mundo crezca, esta expansión sin límite no debe convertirse en costumbre. Recuerda que delimitaste el espacio, así que trata de respetar esas pautas todo lo que sea posible y no añadir territorios que no sean útiles para la historia.

Y con útiles me refiero no sólo a aquellos en los cuales se desarrollará la acción, sino también a todos aquellos que, de un modo u otro, sean importantes para la historia, bien porque son cuna de alguno de los personajes, bien porque sean sede y morada de una institución o poder superior.

Ej. Los reinos del este de la Tierra Media. Aunque no son transitados por los personajes principales de El Señor de los Anillos, estos territorios existen, pues son el lugar de origen de una parte destacada de las tropas de Sauron.


3. Pinta y colorea


Una vez delimitado de forma definitiva el mundo donde vamos a trabajar es el momento de perfilar la geografía del mismo. Un trabajo largo que puede resultar tedioso, pero que resulta ineludible, pues el paisaje y el entorno en el que se mueven tus personajes condiciona el desarrollo de la historia de una manera o de otra.

Para ahorrar trabajo en vano y que luego tengas que cambiarlo todo, es importante que definas las necesidades geográficas de los distintos escenarios de la historia antes de empezar a escribir. Debes planear los obstáculos y las distancias con que van a tener que lidiar tus personajes: lo quieras o no, no va a ser lo mismo que, para llegar a la ciudad, tengan que cruzar una cordillera o 30 Km. de pradera.

Además, la geografía condiciona el modo de vida de los que moran los distintos territorios: define sus sectores productivos, su incidencia comercial, el tipo de ropa que llevan, el modelo de poblamiento, los dioses y sus creencias...etc. Veamos un par de ejemplo:

Estepas del norte: poblamiento disperso/nómada, comercio local, ropa de abrigo, agricultura deficiente, dioses de la fertilidad/deidades guerreras.

Costas orientales: poblamiento agrupado, comercio fuerte, ropas lujosas, gran desarrollo de la industria naval, dioses del comercio/deidades del mar.

Para planificar con más acierto estos aspectos, no son pocos los escritores que se deciden a informarse acerca de las particularidades climáticas de los entornos geográficos de nuestro mundo, así como del modo de vida de sus habitantes, a fin de dar mayor realismo o verosimilitud a los distintos pueblos y territorios surgidos de su imaginación.


EXTRA: De tu cabeza al papel


Estas pautas nos ayudan a crear mundos coherentes con los cuales poder trabajar sin desorientarnos. Con todo, hay escritores con tendencia a la desorientación que disfrutan haciendo mapas de cada rincón de su mundo, y no es nada vergonzoso hacerlo. De hecho, es una excelente forma de situarse y de plasmar todo lo que hemos desarrollado previamente en un papel. 

Trabajar con un dibujo cartográfico de nuestro mundo puede ayudarnos a situar mejor a nuestros personajes y a comprender con claridad sus desplazamientos. 

A mi los mapas me resultan muy útiles para situarme mientras escribo

Un mapa es la culminación de nuestro trabajo: cuando podamos dibujar al detalle cada escenario de nuestra historia, ponerle nombre y saber quiénes y cómo lo habitan, podremos considerar que hemos terminado con nuestra tarea de desarrollo geográfico.  Y os aseguro que, llegados a ese punto, estaréis orgullosos de las horas invertidas.

Sé que muchos escritores prefieren no dedicarse de forma exhaustiva a la geografía de sus mundos, y no por eso son malos escritores, faltaría más. Pero en mi opinión el paisaje es un personaje más de la historia, y como a tal debemos tratarle: perfilándolo con mimo y detalle. 


Y con esto concluyo por hoy. Espero que os haya resultado de utilidad este artículo, que no os haya resultado pesado, y que perdonéis mi obsesión por el entorno en las historias. Ahora os toca a vosotros: ¿sois forofos de la cartografía o preferís centraros en otros aspectos? ^^

¡Nos leemos!






Reseña: Momias y embalsamados

¿Si te digo que voy a hablarte de momias sin mencionar Egipto me creerías? 

Grrr... ¿Cómo no morirse por sus huesos?
BÁSICO

Título: Momias y embalsamados.
Editorial: Hermenaute.
Autores: Víctor Blanco, Daniel P. Espinosa, Jesús Gordillo, Luis Guallar, Jorge P. López, Guillermo Tato, Lluís Rueda.

EDICIÓN

Formato: Rústica.
Nº de páginas: 190.
Año de edición: 2015.
Precio de compra: 13,99€.
(Puedes adquirirlo aquí)

PUNTUACIÓN: 4/5 




Con esta antología de relatos se estrena la Editorial Hermenaute, una editorial independiente creación de Lluís Rueda, quien además es escritor, crítico de cine... Una máquina, vamos. 

Momias y embalsamados, con este sugerente título, estrena la colección Caronte, que como su propio nombre indica, tiene intención de acoger en su seno obras de terror/thriller desde una perspectiva poco convencional, a juzgar por su primera novela. Pero ¿qué es lo que hace tan especial a esta antología? Vamos a verlo.

Al margen de la bellísima portada, obra de Alberto Rodríguez Modolell, que puede hacer que te plantees la necrofília de otra manera, este pequeño alberga en su interior no menos de siete historias sobre momias en un intento por recuperar ese gustillo por un elemento tan presente en nuestra mitología, por ese ser de ultratumba cotidiano. Permitidme que cite un fragmento del prólogo, escrito por Lluís Rueda:

"Ver a un vampiro o un hombre lobo no es probable. En cambio, si uno se da un paseo por el Brithis Museum o el Museo Egipcio de Turín, tarde o temprano dará con una momia real en todo su esplendor".

Lo rompedor de la antología, compuesta íntegramente por autores españoles, es que ninguno de estos relatos se basa en las ya manidas maldiciones egipcias. No, amigos míos, Tutankamon pasó a mejor vida (nunca mejor dicho), así que antes de abrir el libro os recomiendo libraros de toda idea preconcebida que tuvierais sobre las momias y prepararos para un viaje por el primitivo terror que despiertan esas criaturas tan comunes y cercanas. 

Es imposible que no os enamoréis de al menos uno de los relatos, porque la manga ancha de la que han disfrutados los autores ha permitido la coexistencia en esas casi doscientas páginas de un distópico futuro cyberpunk con el terror costumbrista, por poner un ejemplo. 

¿Os pica la curisidad? Pues vamos a perturbar la paz de estos siete relatos.

1. El señor de la Nada, de Víctor Blanco


Van un andaluz y dos castellanos por el desierto. No, no es un chiste malo, es el inicio de un sufrido viaje por el desierto de Atacama que te deja con la boca seca. En este relato Víctor Blanco nos arrastra a seguir a Sebastián y al resto de exploradores castellanos y a compartir su angustia en ese infierno desolado. Y es que la conquista de las Índias no fue nunca un camino de rosas...

2. Cuerpo de niña, de Daniel P. Espinosa


El relato más perturbador de la antología según mi criterio, no apto para mentes sensibles. Daniel P. Espinosa decide jugar con la moral de sus lectores y sumergirlos en la vorágine de asco, desesperación y perversidad que es la mente de un viejo doctor torturado con un modo de sobrevivir que sobrepasa cualquier límite en un ambiente cyberpunk difícil de describir.

3. En el nombre del musgo, de Jesús Gordillo


Con este relato costumbrista Jesús Gordillo nos presenta a un irreverente bandolero dispuesto a todo que, por azares del destino, da con sus huesos en una taberna castellana donde nada es lo que parece. Las descripciones son preciosas, el ritmo constante, pero lo que te atrapa es su protagonista: Sebastián los tiene tan bien puestos que es capaz de arrear con lo que le echen. Incluso con un engendro sin brazos.

4. Papel Maché, de Luis Guallar


¿Hay algo más inquietante que la casa de la risa de un viejo y mal cuidado parque de atracciones? Que se lo pregunten al bueno de Sammy, el holgazán, drogadicto y colgado que Luis Guallar ha designado para protagonizar esta historia, donde lo realmente inquietante es la perversión humana. Relato de corte tradicional, escrito y descrito con tal mimo que lo convierte en el relato más angustiante de la antología. ¿Te atreves a compartir la impotencia de brillar en la oscuridad hasta que pase el tren?

5. Carcasa, de Jorge P. López

Relato de interpretación libre en el que Jorge P. López nos presenta a un joven amnésico que se enfrenta a un misterioso e inquietante doctor en un interrogatorio que jamás termina. Si lo que buscas es claridad, olvídate de esta perversa pesadilla onírica donde el protagonista trata de descifrar qué pasó aquella noche en el hotel.

6. Descenso a Duat, por Guillermo Tato


No hay nada más irritante que un obseso, pero cuando éste obseso es periodista y además está desesperado por entrevistarse con un asesino misterioso la cosa cambia. En este relato Guillermo Tato nos invita a seguir las pesquisas de Carlos en un mundo subterráneo fuera de toda lógica que le van a permitir redactar su soñado artículo... O tal vez no.

7. Expedición Newton-Jenney, de Lluís Rueda


Además de encargarse de la edición, Lluís Rueda cierra esta antología con un relato de su pluma basado en la expedición en busca de oro llevada a cabo en las Black Hills en 1875. Una historia dentro de una historia, y un comerciante con una pieza única en su viejo carromato.¿Quién dijo que en el Oeste no había momias?


Después de este repaso, ¿aún no estáis convencidos de que este es el regalo de Navidad que estabais buscando? Venga hombre: momias, terror, gore y perversión, ¿qué más queréis? 

Va, no os hagáis de rogar y corred a cualquiera de las librerías donde tienen esta joya embalsamada. ¡Nos leemos!


Fausto y Mefisto o el escritor y sus personajes

«Déjame poseerte, prometo no herirte demasiado, pero deja que tome tu cuerpo para sentir... para estar vivo».

¿Tentador, verdad? 

Más o menos esto es lo que diría un personaje a su creador momentos antes de iniciar el proceso creativo. Y ante esta situación el escritor puede, o bien responder con un NO tajante, cadenas y latigazos, o bien con un leve asentimiento, dejándole entrar... A pesar de los riesgo.


Los personajes son parte de nosotros, nacidos de nuestra mente y concebidos por nuestra imaginación (o puede que no, puede que sean voces y ecos de otro mundo que nos ha elegido para contar su historia), lo lógico es pensar que tenemos absoluto control sobre ellos, pero la realidad, confirmada por muchos autores, es que los personajes gozan de vida propia, y al igual que el Anillo Único, se deslizan por veredas y caminos imprevistos para lograr salirse con la suya, nos guste o no.

Ante semejante desafío a su autoridad, muchos escritores deciden encadenar a sus personajes: no les dejan hablar ni expresarse más allá de las estructuras preconcebidas que éste tiene para el relato. Y el resultado, salvo que seas un grandísimo narrador, suele ser nefasto

¿Por qué? Bueno, para empezar porque les quitas la voz. Y no, no me refiero a la voz narrativa, sino a la VOZ con mayúsculas, al alma del personaje, su todo. Esa creación tuya, pasa de ser un ente a ser una marioneta, y esa es la sensación que van a tener tus lectores: la de estar viendo un teatro de hermosos y perfectos títeres, disfrutable hasta que te percatas que todas las voces suenan igual, porque todas son la voz del titiritero. ¿Eres escritor o titiritero?

Si eres escritor, vas a tener que arriesgarte por el otro sendero: prestarle tu cuerpo.

Ya lo sé, lo otro es más fácil y se ajusta al esquema de tu historia con más exactitud... bla bla bla. Pero también es menos arriesgado, dificultoso e interesante (sí, estoy apelando a tu ego de escritor... y te gusta). Tú quieres crear historias para enmarcar, obras magnas de la literatura que trasciendan... Bueno, Fausto, pues toca pactar con el demonio.

Tratar con personajes se parece mucho al mito fáustico: tú tienes el deseo de escribir y tu personaje la capacidad de darte una gran historia. El trato es inevitable. Pero como en todos los pactos con un demonio, hay que ir con cuidado y no salirse del círculo, so pena de condenarte por toda la eternidad.


Un escritor cediendo ante su personaje (o Fausto y Mefisto)
Me explicaré.

Es tentador dejarse llevar por tus personajes, permitir que sean ellos quienes obren a su voluntad y gusto. ¿Quién va a saber mejor que ellos cómo moverse en su universo? Conocen su entorno al detalle, pueden ser la clave para lograr esa historia viva que tanto anhelas. 

Y sí, la sensación de meterte en la piel de un personaje puede ser orgásmica: ves el mundo con sus ojos, sientes lo que él siente, notas sus pensamientos, sus deseos... Sois un todo, y la escritura fluye en un torrente guiada por la pasión este nuevo huésped.

Y para cuando te quieres dar cuenta has dejado de ser tú, escritor y dios de tu mundo, quien mueve los hilos. Te has convertido en el títere de tu creación, y eso es tan o más nefasto todavía que amordazar a tus personajes.

¿Entonces qué? ¿Lo ato o lo dejo que me mangonee?

Ni lo uno, ni lo otro. Lo mejor es optar por un término medio, por una posesión a tiempo parcial. Así, dejas que tu personaje se exprese libremente pero sin estar sujeto a sus caprichos.

Es muy sencillo de conseguir: desata a tu personaje durante el proceso previo a la escritura y toma notas. Muchas. Todas las que quieras. Para hacerlo más fácil, tómalas en primera persona. Y después das un paseo para refrescarte, y sólo cuando estés tranquilo (y seguro de que no hay rastro de tus personajes) te pones a escribir con las notas delante, porque a la hora de redactar tienes que ser tú quien controle el proceso, nos tus creaciones.

Advierto: puede que oigas susurros molestos y quejas (cuando no malas palabras) de tus personajes. Es normal. Si eres un buen escritor vas a putearles (si no sabes cómo, te dejo este fantástico artículo de @Excentrya para que aprendas un par de trucos), y eso no les gusta, pero tu trabajo es crear conflictos, así que ignóralos. 

De esta manera lograrás mantener la voz de tus personajes sin que ellos estrangulen la tuya. Es un buen trato, ¿no?

Y hasta aquí este manual para tratar con demonios personajes. Espero que os haya sido de utilidad. Podéis compartir vuestra experiencia en los comentarios para enriquecer este artículo (y para hacerme un poquito más feliz, que sé que me leéis y no decís nada, sois muy tímidos ^^'). ¡Nos leemos!