Los monstruos no son nada en comparación al terror que siente un escritor al ofrecer su obra al mundo.
Escribir es un acto de entrega que deja completamente expuesto al escritor. Lo queramos o no, al escribir nos desnudamos (más incluso de lo que podríamos imaginar). Y eso nos aterroriza.
 |
Ni siquiera Cthulhu nos causa tanto pavor... |
No es solo el hecho de mostrar nuestra visión del mundo a los lectores, sino el terror a ser juzgados por nuestras palabras.
Es por ese motivo que los escritores, sobretodo aquellos que estan empezando, luchan por ser tan políticamente correctos que rozan el aburrimiento.
El final de estas historias es evidente: el villano es completamente aplastado por el moralmente correcto protagonista, dando a entender que el autor, no solo desprecia la actitud de su malhechor, sino que cree que debe ser severamente castigada.
Un coñazo de historia, vaya.
Si estáis leyendo esto espero y supongo que lo último que queréis es escribir historias aburridas. Es un buen comienzo. Pero para conseguirlo, queridos lectores, tenéis que desterrar vuestros temores al pozo más profundo que encontréis (y tapiarlo luego).
Vamos a ello, pero antes de nada, una máxima:
TÚ NO ERES TUS PERSONAJES NI SUS ACCIONES
Apuntad esto mil veces en un papel, subrayadlo, tatuaoslo en el antebrazo. Lo que más os guste, pero mentalizaos de este detalle, porque sino, no vale la pena que leáis más.
¿Quedó claro? Entonces al grano ^^