Lugares que inspiran: el mar


El Gran Azul. Tema por excelencia de poemas y canciones desde que el hombre aprendió a escribir, cuna de las musas y fuente inagotable de ideas para el artista que se deje acunar por la voz de las olas.

O eso dice todo el mundo.

Bien, queridos lectores: hoy he venido aquí a contaros cómo es una jornada frente al mar para un escritor en busca de inspiración.

Parte de lo que vais a leer a continuación se basa en mi experiencia personal. El resto es fruto de mi imaginación... o tal vez no (podéis especular al respecto en los comentarios).

¡Allá vamos! ^^

08.00h: Tras un interminable viaje por carretera llegas a la playa cargado de ilusión (y de un montón de bártulos: sombrilla, toalla, gafas de sol, agua... y la libreta de anotar ideas, eso que no falte).

08.02h: Te percatas de que todos los aparcamientos son Zona Azul.

8.03h: Das vueltas como un idiota buscando dónde dejar el coche sin tener que dejarte la pasta.

8.30h: Te rindes ante lo evidente. Maldices al gobierno municipal y su afán de dinero. Pagas para pasar la mañana a 0,20€ la hora, coges tus enseres y te marchas hacia la arena.

08.31h: El olor a sal te levanta el ánimo mientras avanzas por el paseo marítimo. La paya está desierta, y el mar en calma. Sin duda alguna huele a inspiración.

08.36h: Divisas el lugar perfecto para plantar la sombrilla; un espacio en primera línea de mar, por si el calor se hace insoportable, a la sombra de una roca.

08.38h: Llegas al lugar deseado, apartas un par de piedras y te instalas cómodamente.

Pareja de escritores cómodamente instalados

09.00h: Mientras estabas extasiado contemplando el ir y venir de las olas han empezado a llegar los primeros bañistas. Son mayoritariamente ancianos, muchos de ellos de nacionalidad alemana, que ocupan las tumbonas de las playa en silencia. Nada de qué preocuparse.

09.05h: Tras reflexionar sobre la repercusión del turismo en la economía de los pueblecitos de costa (por fin) sacas la libreta y te dispones a dejar que fluya la inspiración.

09.06h: No se te ocurre nada.

09.26h: No se te ocurre nada.

09.27h: No se te ocurre nada. Te distraes mirando cómo el agua choca contra la roca.

09.30h: Llega un matrimonio con tres querubines de entre 0 y 6 años. Los niños tienen un comportamiento sereno y educado.

09.31h: Suspiras de alivio, volviendo a centrarte en la libreta. Tu has ido frente al mar a escuchar el susurro de las musas.

09.33h: Los niños se ponen a jugar a pelota en la orilla. El ir y venir de la reglamentaria pelotita de Nivea te distrae.

TODOS hemos tenido una

09.45h: Decides darte un chapuzón para ver si las musas se animan y te ayudan a sacar en claro ni que sea el título.

10.20h: Sales del agua con las manos completamente arrugadas y te tumbas en la toalla. Miras a tu alrededor. Apenas queda ya un milímetro de arena libre. Te felicitas por haber madrugado.

10.25h: El ejercicio te ha dado hambre. Sacas el bocadillo (vegetal, que hay que cuidarse) que preparaste esta mañana y te dispones a comer. Ya escribirás luego.

10.26h: Los niños de al lado han mandado a la mierda el comportamiento educado y corretean levantando arena a tu alrededor. 

10.27h: La toalla está llena de arena.

10.28h: Tu bocadillo está lleno de arena.

10.29h: Les diriges una mirada de Popeye cabreado. No tiene ningún efecto. 

Algo así...

10.30h: Con el ceño fruncido, te acabas el bocadillo y recuperas la libreta. A tomar por el culo el mundo: tú vas a escribir sí o sí.

10.59h: Llevas media hora de garabatear fluido. Se te han ocurrido un par de buenas ideas y has empezado a perfilar una escaleta.

11.00h: Como si de una manada de ñues se tratara, al tocar las once los cuñados avanzan en masa hacia la playa. Vienen en grupos de 6 a 60, cargados con sillas, aparatosas colchonetas (y con la música a todo trapo). Se plantan en cualquier rincón, hasta sobre las toallas ajenas. Sientes el miedo.

Ahí vienen u_u

11.03h: Un cuñado joven hace señas al resto de su grupo. Han visto la roca junto a la que te has instalado. Como cabras montesas, pasan por encima tuyo y trepan por la rasposa superficie.

11.04h: Tu libreta acaba llena de tierra.

11.06h: Tus nuevos vecinos se plantan en el irregular terreno, suben el volumen de la radio y sacan las cartas y las cervezas. Pronto empiezan a comentar a voz de grito su opinión sobre temas de los que (evidentemente) no tienen ni puta idea.

11.10h: Tu paciencia se agota. Con este barullo no se puede escribir. Miras la libreta. Al menos no has tirado el día.

11.11h: Recoges la sombrilla con cuidado. La manada de niños-cuñado pasa como una marabunda sobre tu pobre toalla y pisotea tu libreta.

11.12h: Contemplas la magnitud del desastre. La hoja se ha arrugado un poco, pero aún se puede leer. Te dispones a recogerla.

11.13h: Viendo que ya te ibas, una asquerosa gaviota te obsequia con un "regalito" de despedida que cae justo encima de la libreta.

11.14h: Tu corazón se hace trozos mientras ves cómo tu trabajo se va a la mierda (o como la mierda se expande por tu trabajo, vaya). Descorazonado, arrancas las hoja, recoges la toalla y te largas.

11.15h: Antes de que te des cuenta, los cuñados ya han ocupado el espacio en el que estabas.

11.24h: Llegas a tu vehículo con el ánimo por los suelos. La chapa quema, y otra gaviota ha dejado su marca en el parabrisas. Sientes ganas de llorar.

11.26h: Mientras arrancas el motor juras que no volverás a la playa a escribir nunca más.


Una semana después...


08.00h: Tras un interminable viaje por carretera llegas a la playa cargado de ilusión (y de un montón de bártulos: sombrilla, toalla, gafas de sol, agua... y la libreta de anotar ideas, eso que no falte).


Y esto, queridos amigos, es lo que ocurre (más o menos) cuando intentas ir a la caza de las musas junto a las olas. Tal vez el mar solo sea una fuente de inspiración como concepto ^^'


¡Nos leemos!

4 comentarios:

  1. A menos que te vayas a Cabo Polonio, parece que el ejercicio no funciona jajajaja

    El mar es hermoso; la gente... pues no :P

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    Respuestas
    1. La gente es el motivo por el que en la playa ni leo ni escribo ^^'

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  2. ¿Cómo puede haber plumíferos que le hagan esto a un escritor? He sentido vergüenza de mi clase. Lo de la cagada me ha destruido el corazón (no es broma). Craa

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