La muerte al escribir


Porque se banaliza y desaprovecha la naturaleza...

La muerte en las novelas, especialmente en la fantasía épica, parece haberse convertido en las últimas décadas no solo en un recurso narrativo rápido, sino en un aliciente, un condimento jugoso para lectores y vendedores por igual.

Al parecer, si en una historia no mueren de media tres personajes en los primeros capítulos, este se considera insulso y aburrido, igual que ocurre en las bodas...


Sin embargo, esta actitud ha contribuido no solo a desvirtuar la muerte como elemento vital y a banalizarla, sino que también le ha restado valor al duelo y a la vida de nuestros personajes, como si lo más interesante de ellos fuese únicamente cómo y cuándo van a palmarla.

Con el fin de prevenir un mal uso del regalo que es la muerte en vuestras novelas, he aquí una lista de maneras de presentarla para sacarle todo el partido sin convertirla en un mero condimento de marketing.


1. El fin del camino

La mejor aparición que la muerte puede tener en nuestras historias es servir para culminar el viaje de alguien, sea este un personaje principal o el más humilde de los secundarios de nuestro elenco.

Cuando un personaje ha cumplido con su cometido y vivido una larga vida (o no), darle una muerte tranquila puede ser el final más adecuado, sobretodo porque evitará el deseo de escribir secuelas innecesarias.

Tomar esta decisión respecto a un personaje debe meditarse con mucho detenimiento, y solo debe ser llevada a cabo cuando estamos totalmente seguros de que este personaje ha cumplido con su objetivo y no va a volver a ser necesario, ni en este libro, ni el obras posteriores.

Dana y Kai (Crónicas de la Torre)

De hecho, la muerte de un personaje puede ser tranquilamente un final idóneo para nuestra historia: culminado su viaje, ¿qué mejor que traspasar al Otro Mundo con la conciencia en paz?



2. El descanso prometido

Muy parecida al punto anterior, pero con un matiz de temporalidad. Cuando un personaje guía, el mentor del protagonista, acaba con su función en la historia, es habitual que este fallezca, permitiendo al aprendiz emprender su propio camino.

La muerte de este personaje simboliza no solo el fin de una vida que ya ha cumplido con su misión, sino también el principio de otra nueva, en este caso, de quienes se quedan tras su fallecimiento.

La muerte de Yoda es un buen ejemplo de esto

Habitualmente, estas escenas están cargadas de simbolismo y de tristeza, de modo que, tanto si la muerte sobreviene por causas naturales, como si es provocada por una lesión incurable o veneno, siempre es tratada con mimo y dedicándole varias páginas en caso de ser posible.

Es importante que, como escritores, sepamos tratar adecuadamente tanto la muerte del personaje como el duelo del resto del elenco, porque de no hacerlo así, no solo habremos echado a perder una de las mejores escenas de la historia, sino que le habremos restado verosimilitud por no conferirle suficiente naturalidad.



3. El único final posible

Por último, cuando para el personaje no existe más futuro ni alternativa, la muerte se convierte en la única vía posible para escapar de la situación en la que se encuentra.

No importa que hablemos aquí de villanos o de protagonistas, ante una circunstancia que no puede ser solventada de ninguna otra forma sin sacrificar la esencia del personaje o usar un deux et machina, la decisión de poner fin a su vida se convierte en el único final posible.

Habitualmente, cuando un personaje acaba de este modo, lo hace bien por imposibilidad de ser salvado, bien porque su muerte resulta imprescindible para el devenir futuro de la historia, que no podrá ser hasta que el personaje muera.

Esta muerte precipitó la trama de todos los hijos Stark, por ejemplo

En algunos casos, la muerte de dicho personaje es aprovechada como motor de acción para otros personajes, pero como ya dije hará un tiempo, este aspecto se debe tratar con mucho cuidado si no queremos acabar con una mujer en la nevera (ver aquí).



Resumiendo mucho: matar no debe ser un acto azaroso vendido a peso para hacer un producto morboso de nuestra historia, sino un detalle meditado y repensado que haga mejor nuestra novela y a nuestros personajes.

La muertes a quilo no sirven para nada y solo convierten nuestros escritos en insulsos cementerios, así que antes de matar, medita*.

*Este consejo es apto y aplicable también para estudiantes y interinos del Gremio de Asesinos de Ankh-Morpork.


¡Nos leemos! ^^

5 comentarios:

  1. Tienes razón >.< A mí tampoco me gusta el uso que se le empieza a dar a la muerte. Más que nada porque ha perdido fuerza, se ha vuelto previsible y... bueno, como tú has dicho, de relleno.
    Tengo un compañero que ha llevado esto un paso más allá: no es que mate a sus personajes a diestro y siniestro, es que desde el principio crea una serie de personajes cuyo único fin es morir (*facepalm*)
    BUena entrada, un abrazo ^^

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    1. Qué ansias de matar tiene tu amigo ^^'
      Celebro que el post haya sido de tu gusto, la verdad es que esta costumbre de banalizar la muerte la vuelve, como dices, previsible y carente de valor.

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  2. Hola, qué tal, me encanta matar personajes.

    Tu artículo me ha hecho pensar en cosas que ya creía olvidadas o zanjadas, y nada más lejos de la realidad. En la actualidad me encuentro redactando el borrador de algo que llevo bastante tiempo preparando. Las muertes de Fulanito, Menganita y sus primos llevan programadas desde siempre, fueron casi casi lo primero que hice porque, como bien mencionas en uno de los puntos, son necesarias para que el resto fluya como debe en este caso en concreto. No obstante, en más de una ocasión me han entrado dudas tales como ''de verdad debo hacerlo?'', o ''será satisfactorio como lo es para mi o será una gran decepción?'', ''se sentirá desde fuera lo que yo sentí al trazar esta línea?''.
    Por eso me ha gustado especialmente lo de hacer especial hincapié en la verosimilidad al rededor de la muerte de un personaje X, sea o no de primordial interés. Creo que incluso la muerte del rufián más rufián del oscuro bosque de rufianes merece un poco de ceremonia sobre el silencio que deja tras él, aunque sea un silencio de júbilo y alegría.

    Me encanta tu blog =) no dejes de escribir.

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  3. Hola, pero lo que dices por otra parte me recuerdan a otros consejos que leí que desaconsejaban caer en esto o no abusar. Se han repetido tanto que han convertido casi en clichés(excepto en "el único final posible" ya que la acción-reacción es un imperativo). Y si el maestro tuviera su propio arco y su desenlace es regresar a su vida, buscar otro discípulo a quien instruir, irse de viaje con alguien que había conocido y nunca mencionó. Pobre maestro!! O el héroe que encima que realiza "la azaña" va y te lo cargas. O sin morir como dijo Frodo: No existe regreso posible. Ya no encajan.
    Son recursos que dan valor simbólico añadido que da profundidad. Pero claro si se dan todos los casos no resultaría chirriante? Se da también en el cine de forma habitual. Qué crees?

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    1. Buenas, gracias por tu comentario.

      A ver, todo lo expuesto en esta lista son casos que puedes aplicar en tus historias o no hacerlo en absoluto. El objetivo del artículo es únicamente reivindicar la muerte como algo que no debe banalizarse y dar unas alternativas para tratarla con mimo.

      ¿Chirriaría que en la novela apareciesen todos los casos? Bueno, pues depende de cómo se trate. Sí que es cierto que están muy vistos, pero debemos tener en cuenta que ya está todo inventado. De modo que es responsabilidad del escritor hacer que ese tópico se vea original.

      En cualquier caso, las novelas no son (según mi opinión) un resultado de cálculos matemáticos, así que no te agobies. Deja que sean tus personajes quienes te marquen cómo proceder ^^

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