¿Final abierto o historia mal cerrada?


Dar cierre a una historia es algo harto complicado. Sobre todo cuando hablamos de obras largas, en las que hemos trabajado durante meses. Hay que buscar la frase perfecta, la guinda de nuestra obra que permita poner ese punto final.

A menudo el final redondo no existe. Y esto lleva al autor a plantear un final abierto para su historia. Pero cuando esto no se ejecuta adecuadamente nos encontramos ante una historia mal cerrada.

Para evitar que algo así ocurra en tu novela, lo más importante es tener claros los conceptos:



1. ¿Qué es un final?

El final de una historia es el punto en el que la trama queda cerradaLos desafíos que se planteaban al inicio de la historia deben quedar resueltos, para bien o para mal.

Por ejemplo, el final de El Quijote se produce cuando el personaje termina sus andanzas y regresa a su hogar en La Mancha.


Tan pocas letras y tan difícil de escribir...

Por el camino pueden quedar algunas incógnitas, como el destino de algún personaje secundario o un secreto que no llega a desvelarse del todo. Un volumen alto de subtramas por resolver nos llevará a un final abierto.

Lo que no podemos hacer es dejar la trama a medias. Es importante que el eje argumental que vertebra la historia culmine para ser considerado un final. Si no, nuestra novela estará incompleta.



2. ¿Qué es un final abierto?

Llamamos final abierto al cierre de una historia que deja varias tramas por resolver aún después de culminar el hilo central de la obra.

En la web de Caja de Letras tenéis muy bien explicado en qué consiste este recurso narrativo. Pero para resumirlo un poco: en los finales abiertos, los personajes suelen dar por concluido el periplo que se iniciara al principio de la historia, pero no todas las tramas y misterios se resuelven.


La trama se cierra, pero no la historia de Lucky Luke

En algunos casos hasta se insinúa en las últimas páginas que los personajes están a punto de dar inicio a una nueva aventura. Pero esta no queda recogida en la historia.

Por ese motivo muchos ven en las historias de final abierto una puerta abierta a una continuación. Esto es debido a que muchas sagas largas, como Canción de Hielo y Fuego, utilizan este recurso para cerrar sus tomos en un gran cliffhanger que deje ávidos a los lectores.

Ahora bien; una novela autoconclusiva puede tener un final abierto sin que por ello sea necesario que exista una segunda parte.

A fin de cuentas, el encanto del final abierto es que se presta a varias interpretaciones. Dependerá del lector y de lo que haya entendido de la historia darle un sentido u otro.



¿Qué es una historia mal cerrada?

Hablamos de historia mal cerrada para referirnos a una obra cuyo final se ha ejecutado de forma inadecuada.

Esto es: la trama central, pese a tratarse de una novela autoconclusiva, no ha quedado cerrada. Por lo tanto, la historia está incompleta y carente de final.

Otro caso en el que nos podemos encontrar con una historia mal cerrada es cuando un final abierto no se realiza con la suficiente claridad. Dejar demasiados misterios sin respuesta crea sensación de confusión. Eso no es recomendable para dar cierre a ninguna historia.

Para evitar cerrar de forma inadecuada una historia, os recoomiendo echar un ojo a este post de Sinjania sobre cómo escribir un buen final.



Como veis, dar punto y final a una historia no es tarea fácil. Se precisa mucho esfuerzo y conocer bien tu trama y tus personajes. Suena abrumador, pero con un poco de práctica le acabarás cogiendo el tranquillo.

Así pues, mi consejo es ser perseverante y probar distintas formas de cerrar una historia para evitar cargarnos la trama y dejar descontentos a los lectores.

¡Nos leemos! ^^

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