Dinámicas de personaje que enamoran


¿Sabéis que 9 de cada 10 lectores quedan enganchados a una historia si los personajes y la relación establecida entre ellos les gusta?

A veces me da por divagar. Es lo que pasa cuando uno se dedica a escribir, que pasa muchas horas solo y se pone a darle comerse la olla por cualquier cosa.

El otro día, por ejemplo, reflexionaba sobre el motivo por el que el jurado de Fandom of Our Own había decidido seleccionar mi relato, Verde Limón, para formar parte de su antología. Una antología de fics/no-fics (ellos lo explican mejor en su Twitter).

A ver, no es que dude de mi trabajo. De hecho el síndrome del impostor lo sufro tirando a poco (y Satán quiera que esto siga así). Pero en general, cuando alguna obra mía resulta premiada o seleccionada, me gusta indagar sobre qué es lo que le hace atractiva.

En el caso de Verde Limón, tras darle al tarro mucho rato, llegué a la conclusión de que las dinámicas de personaje son la fuente principal de interés para los potenciales lectores.

Y es que no puede negarse. Las relaciones entre personajes son uno de los aspectos más atractivos de una historia. Por ese motivo he decido que mi regalo de Reyes con retraso, será hablaros de algunas de estas relaciones que tanto nos fascinan cuando nos cruzamos con ellas.


Del odio al amor

Esto es clásico como el helado de vainilla. Pero por alguna razón que a mi comprensión escapa, el público sigue aplaudiendo con orejas y dientes cuando se lo encuentra en una novela. De hecho, dentro del fandom, esto es uno de los ejes principales de un gran número de historias.

Analizándolo fríamente, tiene bastante sentido que sea así. Pocas cosas son tan divertidas como ver la evolución entre dos personajes que empiezan manifestando un odio manifiesto el uno por el otro y que terminan cooperando. Y siendo muy cercanos el uno con el otro.

Sobran las palabras, ¿no?

Tan atractivo resulta, que nos lo cuelan en casi todas las series de televisión de gran audiencia. Y en un número importante de novelas de género.

Esta relación a veces manifiesta una naturaleza amorosa, como ocurre con Brienne de Tarth y Jaime Lannister en Canción de Hielo y Fuego. Pero no es obligatorio que esto sea siempre así.

Los personajes pueden, simplemente, forjar una amistad sincera cuando las circunstancias los obligan a cooperar y entenderse. O puede que incluso esta dinámica sirva para recuperar relaciones fraternales/familiares rotas por un terrible malentendido.

Y en ningún caso es requisito imprescindible que estos nuevos aliados se conviertan en mejores amigos. Muchas veces, con que no intenten matarse (demasiado) ya se establece una relación interesante entre ellos. De hecho, tampoco es necesario que esta dinámica se irreversible

Por ejemplo, el joven Jim Hawkins y John Silver, de La Isla del Tesoro, mantienen una relación ambigua y oscilante entre el afecto y la animadversión. Forjada en un inicio como una amistad, ambos personajes se ven obligados a enfrentarse el uno con el otro a lo largo de la novela. Sin embargo, en ningún momento parecen odiarse tanto como para desearse la muerte.



Dualidad maestro-aprendiz

El combo formado por un personaje maduro y su pupilo también goza de un gran atractivo entre los lectores. Esto es en parte, porque el mentor es uno de los grandes arquetipos de la fantasía, presente en infinidad de historias.

De hecho, casi cualquier historia de fantasía clásica que respete el Viaje del Héroe, contará con un sabio maestro que ayude al protagonista a enfrentarse a sus dudas y convertirse en el héroe que está destinado a ser.

Pero lo que resulta atractivo en estas dinámicas es ver cómo evoluciona la relación entre los personajes. Porque seamos sinceros, no todos los maestros son majos, como Yoda. 

La mayoría son bastante huraños y solitarios. O directamente exigentes a más no poder. Esto causa que a menudo choquen con el carácter impetuoso de sus pupilos, que no siempre están por la labor de obedecer.

Dentro de estas dinámicas encontramos dos variantes posibles, según como acabe cuajando la relación entre el maestro y su aprendiz.

Por un lado tenemos al dúo que acaba aprendiendo el uno del otro y que acaban cooperando como un solo ser, superando sus diferencias.

A veces hay que cooperar o morir

Una muestra de ello es la dinámica que se forja entre Sansa y Baelish cuando esta adopta la identidad de Alayne Piedra. La joven aprende de su mentor involuntario a manipular y utilizar los recursos a su alcance, de modo que acaban trabajando juntos.

La otra variante es la ruptura de la relación entre maestro y aprendiz. Esta se puede dar por la oposición del uno a los objetivos del otro. O por la superación del pupilo respecto a su mentor.

En este último caso, muy común en los arcos de villanos, el aprendiz suele acabar ejecutando a su maestro. Bien para reafirmarse en su senda del mal si el mentor era un agente de la Luz, bien para romper con su sendero oscuro si el maestro actuaba como influencia maligna.

La ruptura es siempre dolorosa en estas dinámicas

El personaje de Darth Vader, por ejemplo, tiene ambos arcos. El primero, cuando ejecuta a su maestro, Obi-Wan. El segundo, cuando reniega de Palpatine y acaba con su vida.

Sin embargo, no todas las rupturas tienen por qué ser definitivas. A veces, maestro y alumno toman caminos distintos y acaban reencontrándose y cooperando por un objetivo común, reestableciendo así su relación inicial.

Un caso de esto lo encontramos en la serie Once upon a time, donde los personajes de Gold y Regina (mentor y pupila) pasan por un periodos alternos de inquina y cooperación.



Lo importante es la manada

Porque no todas la dinámicas de personajes deben ser bidireccionales. A veces, el atractivo reside en la relación que se establece entre un grupo de personajes.

Así sucede con la trilogía de La Compañía Negra de Glen Cook, donde todo el interés se basa en la evolución de las dinámicas que se establecen entre los miembros de la compañía mercenaria protagonista.

Y es que ver los cuidados y los lazos que se trazan dentro de un grupo humano resulta de gran interés para los lectores. Sea este un grupo de piratas, una compañía mercenaria o una cuadrilla de pistoleros, como pasa en el elogiado Red Dead Redemption II.

Los grupos suelen actuar como una unidad respecto a su entorno. Pero eso no significa que la relación entre sus miembros sea toda idéntica. Al contrario: cada uno de los posibles dúos, tríos o cuartetos funcionará según sus propias reglas.

Relaciones de grupo como argumento

De ahí el interés, pues el único modo de conocer todos los matices de un personaje es ver cómo se relaciona con cada uno de sus compañeros. Este es uno de los temas que se exploran en Spiderlight y que hace tan interesante a esta novela.


Como veis, las dinámicas de personaje son en las historias lo que las especias a un cocido: el ingrediente que define si es una sosería o una delicia.

Ahora, si me lo permitís, me vuelvo a mis historias. Porque mientras tecleaba esto se me ha ocurrido una historia que lo flipas, con amor-odio y una banda de desalmados. Y ya sabéis, la inspiración hay que aprovecharla.


¡Nos leemos! ^^

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